3/4/12

Partida de Ajedrez

Sofonisba Anguissola (1532-1625)
Nos remontamos al Renacimiento
italiano, un período de grandes
cambios culturales e ideológicos que
afectó principalmente a las clases altas,
abarcando desde fines del siglo XIV
hasta alrededor de 1600, si bien en
Italia a partir de la década de 1530 ya
comienza a hablarse del estilo
denominado manierismo.
Probablemente casi nadie ignore el
descubrimiento más importante en el
arte de la época, que fue la nueva
técnica de perspectiva, o a sus
representantes más famosos, Leonardo
da Vinci, Rafael, y Miguel Angel, pero
pocos saben que por primera vez la
mujer llegó a ser apreciada por su
labor artística, si bien sufría de muchas
restricciones.
Una de las primeras en ser tenidas en
cuenta fue Sofonisba Anguissola (ca.
1532-1625), la mayor de las hijas de
Amilcare Anguissola, miembro de la
baja nobleza de Cremona que tuvo
siete descendientes, seis de ellos
mujeres, todas educadas en el
humanismo, hecho que les dio la
posibilidad de perfeccionarse en
muchas áreas del conocimiento, de
practicar música, pintura y de
incursionar inclusive alguna de ellas en
la literatura. Su hermana Lucía, la
tercera de las hijas, recibió
probablemente el entrenamiento de
Sofonisba. Sus retratos son parecidos
en técnica y estilo y fue la que
demostró más talento de sus
hermanas, pero no pudo competir con
ella a causa de su temprana muerte
cerca de los veinte años. Se conocen
pocas de sus pinturas, sólo dos de
ellas fueron firmadas. Un retrato de
Pedro María, doctor de Cremona, llegó
a ser apreciado por Vasari al visitar a la
familia luego del fallecimiento de Lucía.
Sofonisba tuvo como primer maestro
en los rudimentos básicos de la
pintura a Bernardino Campi. Como las
jóvenes aprendices tenían prohibido
practicar con modelos, la experiencia
de Sofonisba se restringía al retrato de
los miembros de su familia -logrando
escenas cotidianas de una delicada
intimidad- y al de sí misma, llegando a
encontrarse autorretratos suyos desde
los quince hasta casi los noventa años.
A los 21 años, luego de pasar unos tres
años como aprendiz de Bernardino
Gatti, viajó a Roma, donde recibió el
consejo de Miguel Ángel y su fama
como artista fue aumentando, tanto
que uno de sus autorretratos fue
adquirido por el Papa Julio III.Giorgio
Vasari llegó a citarla en su libro “Vidas
de los más sobresalientes arquitectos,
escultores y pintores”.
Viajó también a otras ciudades como
Mantua o Milán, donde contactó con el
Duque de Alba, de quien pintó un
retrato actualmente desaparecido, y
que pudo generar su primer contacto
con la corte de España. En ese tiempo
se preparaba la boda de Felipe II con
Isabel de Valois, quien tenía mucho
interés por el arte, y Sofonisba fue
elegida como dama de honor de la
reina desde 1559, época en la que
desarrolló activamente su labor como
retratista de la familia real y otros
personajes de la corte. Retrató a Juana,
(la hermana de Felipe II) y a su hijo,
Don Carlos, a Isabel de Valois y a Ana
de Austria, la cuarta esposa de Felipe
II. Muchos de estos retratos fueron
atribuidos a otros pintores. La gran
estimación por Sofonisba hizo que ella
permaneciera en la corte aún después
del fallecimiento de Isabel.
Sofonisba se casó en 1571 con Don
Fabricio de la Moncada, (matrimonio
auspiciado por Felipe II)y partió a
Sicilia; durante este enlace, que duró
cinco años, no se sabe mucho de ella.
Luego contrajo matrimonio con Orazio
Lomellini, hombre más joven que ella y
de inferior rango social, por lo que no
fue apreciado en el entorno familiar de
Sofonisba. Sin embargo durante este
matrimonio, instalada en Génova,
pudo seguir trabajando en retratos y
cuadros religiosos y recibiendo visitas
de personas destacadas, como la
infanta Isabel Clara Eugenia. En 1615
se trasladó a Sicilia, donde recibió la
visita de Van Dyck, quien le hizo dos
retratos y manifestó una gran
admiración por ella. Su último retrato
es del año 1620. Falleció en Palermo,
dos años más tarde.
Imagen: Partida de Ajedrez, de
Sofonisba Anguissola (1555) – Museo
Narodowe, Polonia
Fuente: Mujeres Pintoras Blogspot