8/3/13

TANGO

Sentimiento que se baila, que se
cuela por los cordones de los cien
barrios porteños. Filosofía
existencial del arrabal.
El escritor Jorge Luis Borges lo
definió como "...la realización
argentina más divulgada, la que con
insolencia ha prodigado el nombre
argentino sobre el haz de la tierra.
Es evidente que debemos averiguar
sus orígenes y prescribirle una
genealogía donde no falten ni la
endiosadora leyenda ni la verdad
segura."
Dicen que la palabra tango es
anterior al baile y que por el año
1803 figuraba en el diccionario de
la Real Academia Española como una
variante del tángano, un hueso o
piedra que se utilizaba para el juego
de ese nombre.
Pero ya en 1889 la institución
normativa de la lengua incluía una
segunda acepción del tango como
"fiesta y baile de negros y de gente
de pueblo en América". Sin
embargo, debieron pasar casi 100
años para que el diccionario
definiera al tango como "baile
argentino de pareja enlazada, forma
musical binaria y compás de dos por
cuatro, difundido internacionalme
nte".
Otros estudiosos de la música
ciudadana argumentan que el
vocablo es propio de las lenguas
africanas que llegaron con los
esclavos al Río de la Plata y cuyo
significado sería "lugar cerrado".
Es muy probable que tango sea una
voz de origen portugués introducida
en el nuevo continente a través del
dialecto criollo afro-portugués. Al
comparar tango y tambo, Blas
Matamoro afirma que ambas son
onomatopeyas del tam-tam o
candombe utilizado en los bailes
negros. Más aún, en dialecto bozal
la expresión era "tocá tango" o
"tocá tambó" (toca el tambor) para
iniciar el baile. El lugar de reunión
de los esclavos, tanto en África
como en América, era llamado
tango.
Y así nombró Buenos Aires a las
casas de los suburbios donde, a
comienzos del siglo XIX, los negros
se encontraban para bailar y olvidar
temporalmente su condición.
De fecha imprecisa y origen aún
más incierto, hay teorías que
remiten a sus raíces negras y otras
que aseguran su origen
inmigratorio. Lo cierto es que a
mediados del 1800, los conocidos
conventillos de la pujante ciudad de
Buenos Aires se llenaban de
paisanos del interior, "gringos"
recién bajados del barco y varios
porteños de pocos recursos que,
quizás para diferenciarse o para
generar arraigo, marcaron con
impulso propio las nuevas
expresiones populares.
Mezcla de códigos cerrados y con
lenguaje particular, el tango
germinaba en las casas de baile,
orillaba el Riachuelo, los boliches de
carreros y cuarteadores, los
conventillos del barrio sur. Por esos
años, muchos de los inmigrantes
venían solos y las pocas mujeres
que venían se encontraban en las
academias o en las casas de citas.
La Buenos Aires de los '80 poco a
poco se descubría en las academias
y en los teatros. En las comedias,
zarzuelas y otras obras, los actores
empezaron a cantar y bailar tango.
Las academias, también llamadas
peringundines, funcionaban sólo
bajo autorización en los suburbios o
barrios alejados del centro y, si
bien en principio eran sólo para
hombres, después incorporaron
mujeres contratadas para bailar.
Esencialmente porteño, muchos
escritores consideran que el tango
de finales del '80 combinaba varios
estilos de música. En él estaría
involucrada la coreografía de la
milonga, el ritmo del candombe y la
línea melódica, emotiva y
sentimental de la habanera. Pero
también recibió influencia del tango
andaluz, del chotis y del cuplé, a los
que se agregan las payadas
puebleras y las milongas criollas.
Se cree que el primer compositor de
tango fue Juan Pérez, autor del
tango Dame la Lata. Sin embargo, es
muy probable que hayan existido
otros autores y canciones
anteriores. Además de la obra de
Pérez, las primeras composiciones
fueron El Tero y Andate a la
Recoleta.
Si bien sus orígenes todavía
polemizan las mesas de café de los
tangueros, no se discute el prestigio
y reconocimiento que adquirió
internacionalmente.
Como toda auténtica expresión
artística, el tango desentraña
nuestra inextricable condición
humana, revelando el espíritu
porteño. Quizás debido a esta
verdad, vive en los barrios de
Buenos Aires y en las academias de
Japón, en las calles de París y en los
centros culturales neoyorquinos.
Extraído de
www.welcomeargentina.com