Se trata de un viejo álamo que se ubica
al borde de la carretera a unos pocos
metros de la gasolinera, cerca de
Middlegate, Nevada. Cuenta la historia
que hasta allí llegó una pareja de
recién casados enfadados por haber
perdido todo su dinero en los juegos
de azar.
La mujer, cansada de discutir con su
esposo, amenazó con devolverse a pie
hasta su casa. Su esposo, conociendo
a su mujer y sabiendo que cuando a
ésta se le metía algo en la cabeza no
había quien la detuviera, cogió los
zapatos de ella y los lanzó a la rama
más alta del árbol, gritándole que si
quería volver andando lo tendría que
hacer descalza.
Horas más tarde, cada uno seguía sin
dar su brazo a torcer, hasta que una
anciana del lugar que presencio el
hecho, intervino y convencio al marido
de que si no hacía algo, toda su vida
sería una continua pelea, “Vuelve y dile
a tu mujer que todo ha sido culpa
tuya“. El hombre se dejó convencer y la
pareja hizo las paces. En señal de
solidaridad el esposo lanzó también
sus zapatos al árbol.
Un año después volvieron al sitio con
su hijo y tambien lanzaron los zapatos
del pequeño. Muchos desde entonces
han imitado a los primeros lanzadores,
hasta el punto de que ahora, hay más
zapatos que hojas colgando de las
ramas de este curioso árbol.
Recuerdo que cuando era pequeña lei un cuento sobre una niña que sembro una bota, y de alli crecio un arbol cuyo fruto eran zapatos! Y las personas iban cada años por zapatos para sus hijos. Aunque la idea original era usar los zapatos para hacer pasteles. Se que no suena muy coherente pero en ese momento me encantaba, ahora despues de encontrar al arbol de los zapatos, me he sentido realmente feliz. Uno nunca espera que la fantasia resulte ser tan.. Real.