Albert Fish y especialmente el
psiquiatra que lo investigó y entrevisto,
Fredric Wertham.
Este tipo, experto de la defensa, se
convirtió un superestrella americana
(aunque nació en Austria en 1895),
tanto por sus libros como por sus
opiniones. Era un decidido partidario
de la influencia social y ambiental
sobre el comportamiento criminal y su
defensa de Fish en el juicio aumentaría
giró en torno a esto: a que Fish hizo lo
que hizo (fue un psicópata,
masoquista, abusador de niños y
caníbal que asesinó al menos a quince
niños) y se convirtió en lo que se
convirtió por ser una víctima de su
entorno, de su infancia y de las
influencias externas, incluidas sus
aficiones literarias. Era un pensamiento
típico del psicoanálisis freudiano, que
niega que la personalidad este
programada genéticamente, siendo el
motor principal de formación de la
personalidad la influencia ambiental
durante la niñez y la adolescencia.
En el caso de Albert Fish, junto con una
detallada biografía sobre el personaje,
Wertham señalaba la influencia
maligna que también habían tenido
sobre su personalidad sus gustos
literarios, “coleccionaba literatura
sádica y recortes”. En efecto, cuando
fue detenido, Fish tenía en su
habitación varios recortes de prensa
sobre el caso de Fritz Haarman, el ogro
de Hannover, y un volumen de Edgard
Allan Poe, con el relato “El pozo y el
péndulo” señalado. La tesis sostenida
por el psiquiatra, ridícula, ignoraba
que Fish perdiera a su padre a los
cinco años o que ingresase en un
orfanato donde sufrió abusos, o que
hubiese un historial de enfermos
mentales en la familia Fish.
A pesar del testimonio de Wertham,
Fish fue declarado cuerdo,
responsable de sus actos y fue
ejecutado. Posteriormente Wertham
relató el caso de Fish y su participación
en otros juicios de asesinato en su
libro de 1949 “The Show of
Violence” (El Espectáculo de la
violencia).
Pues bien, un año antes, en 1948
Frederic Wertham fue invitado a
moderar un simposio sobre la
Psicopatología en los comics. Su
conclusión fue que, tras un estudio de
dos años, los comics carecían de
sentido moral, glorificaban la violencia
y eran sexualmente anormales y
agresivos. Literalmente dice: “La lectura
de comics ha sido un factor de
influencia distinguible en el caso de
todo niño delincuente o perturbado
que hayamos estudiado”.
Y empezó la caza de brujas…
Durante meses el peligro que
representaban los comics para la
juventud fue explotado al máximo por
la prensa general y especializada,
citándose constantemente las
opiniones de Wertham, cuando no era
el mismo el autor de los artículos. Por
supuesto no todo el mundo estaba de
acuerdo con esto. En 1954 publicaría
un nuevo best seller, “Seduction of the
innocent” (La seducción de la
inocencia), cuyo título ya lo dice todo.
En este libro explicaba sus
conclusiones sobre la influencia
diabólica de los comics, describía las
representaciones explícitas y
encubiertas de violencia, sexo,
consumo de drogas y otra temática
adulta dentro de los "comics de
crímenes" (término que Wertham
usaba para describir no sólo los
populares títulos de gangsters y
asesinatos de la época, sino también a
los de superhéroes y los de terror) y
afirmó, sobre todo basándose en
casos anecdóticos mal documentados,
que la lectura de dicho material
provocaba conductas similares en los
niños.
Muchas de las supuestas pruebas que
argumentó sobre la inmoralidad
dañina de los comics fueron tomadas
a risa por cualquier persona seria y
con dos dedos de luces: cosas que
habia desnudos femeninos ocultos en
los dibujos de los músculos o en la
corteza de los árboles, o que Batman y
Robin eran amantes homosexuales, o,
aun mas surrealista, que Wonder
Woman , por su fuerza y su
independencia, estaba claro que era
lesbiana.
Según palabras de Wertham: “Los
comics en el peor de los casos son
demoníacos, en el mejor simple
basura”.
Wertham arremetió especialmente
contra los comics que editaba E. C.
Comics, fundada por el famoso William
Gaines… Susurrarle a un aficionado al
comic las siglas E. C. supone despertar
una explosión de entusiasmo: títulos
como “Tales from the crypt”, “Weird
fantasy” o “Shock suspenstories” están
entre lo mejor del arte del comic de los
50. Wertham los hizo blanco perfecto
de sus teorías (incluyo numerosos
ejemplos de estas colecciones),
provocando que miles de lectores se
indignasen con Gaines.
Además logró que el senado yanqui
hiciese una comisión para investigar
este tema, dentro del Subcomité sobre
Delincuencia Juvenil, presidido por el
cruzado anti-crimen Estes Kefauver.
Dio varias conferencias en la comisión
esta, en la que, entre otros, fue
llamado William Gaines. Aunque el
informe final del comité no acusó a las
historietas de la comisión de crímenes,
recomendó que la industria de los
comics rebajase el tono de sus
contenidos voluntariamente.
¿Y qué hicieron los editores de comics?
Pues en vez de rebelarse y defender la
libertad de expresión, se
autocensuraron, creando el conocido
“Comics Code Authority”, con el
pretendían autorregularse para evitar
problemas legales. El Código no sólo
prohibía las imágenes violentas, sino
palabras concretas y conceptos (por
ejemplo “terror” o “crimen”) en sus
titulos, así como “las ilustraciones
espeluznantes, desagradables y
horribles”, los Vampiros, Hombres
Lobos y zombies no podían ser
dibujados. Pero tampoco imágenes
sexuales explicitas o que muestren
“perversión sexual”, “anormalidades
sexuales” y “relaciones sexuales
ilícitas”. Además las historias de amor
tenían que enfatizar "la santidad del
matrimonio" y las escenas de pasión
debían tener cuidado en no estimular
"emociones bajas y básicas".
Anuncios de licores, tabaco, cuchillos,
fuegos artificiales, pin-ups desnudas y
“productos de cuarto de baño de
cuestionable naturaleza” fueron
totalmente prohibidos.
Esto destruyó muchos de los títulos de
la EC y similares, lo que dejó a la
industria reducida a un aséptico
pequeño grupo de comics de
superhéroes como líderes del
mercado. Muchos historiadores del
cómic ven en la adopción del Comics
Code un medio de las editoriales que
hasta entonces habían dominado el
mercado para destruir a la EC Comics,
que en ese momento despuntaba
poderosamente en ventas.
El propio William Gaines creía que las
cláusulas que prohibían las palabras
“crimen”, “horror” y “terror” en los
títulos fueron elegidas expresamente
contra sus series mejor vendidas:
“Crime SuspenStories”, “The Vault of
Horror” y “The Crypt of Terror”.
Al año siguiente de la entrada en vigor
del Comics Code solo la Revista MAD,
de todo el catalogo de EC Cómics,
siguió publicándose.
Para ilustrar este tema, que mejor
imagen que la que tenemos arriba. Un
grupo de madres norteamericanas
junto a sus niños arrojan los tebeos a
una pila para quemarlos. USA. 1953…
Mas info y fuentes por aquí: https://
www.facebook.com/photo.php?
fbid=137794946237390&set=a.136598313023720.24644.109752169041668&type=3&permPage=1 ,
aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/
Fredric_Wertham , aquí: http://
es.wikipedia.org/wiki/C
%C3%B3digo_del_c%C3%B3mic .