24/9/13

RAYUELA

“Toco tu boca, con un dedo todo el
borde de tu boca, voy dibujándola
como si saliera de mi mano, como si
por primera vez tu boca se
entreabriera, y me basta cerrar los
ojos para deshacerlo todo y
recomenzar, hago nacer cada vez la
boca que deseo, la boca que mi mano
elige y te dibuja en la cara, una boca
elegida entre todas, con soberana
libertad elegida por mí para dibujarla
con mi mano en tu cara, y que por un
azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo de la que mi
mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada
vez más de cerca y entonces jugamos
al cíclope, nos miramos cada vez más
cerca y los ojos se agrandan, se
acercan entre sí, se superponen y los
cíclopes se miran, respirando
confundidos, las bocas se encuentran
y luchan tibiamente, mordiéndose
con los labios, apoyando apenas la
lengua en los dientes, jugando en
sus recintos, donde un aire pesado va
y viene con un perfume viejo y un
silencio. Entonces mis manos buscan
hundirse en tu pelo, acariciar
lentamente la profundidad de tu pelo
mientras nos besamos como si
tuviéramos la boca llena de flores o
de peces, de movimientos vivos, de
fragancia oscura. Y si nos mordemos
el dolor es dulce, y si nos ahogamos
en un breve y terrible absorber
simultáneo del aliento, esa
instantánea muerte es bella. Y hay
una sola saliva y un solo sabor a fruta
madura, y yo te siento temblar contra
mí como una luna en el agua.”
La imagen es obra de la gran
fotógrafa Sara Facio.