11/9/13

EROS Y PSIQUE

Según la historia, inmortalizada por
Apuleyo en su Metamorfosis (El asno
de oro), Psique era la menor y más
hermosa de tres hermanas, hijas de
un rey de Anatolia. Afrodita, celosa
de su belleza, envió a su hijo Eros
(Cupido) para que le lanzara una
flecha de oro oxidado, que la haría
enamorarse del hombre más
horrible y ruin que encontrase. Sin
embargo, Eros se enamoró de ella y
lanzó la flecha al mar; cuando
Psique se durmió, se la llevó
volando hasta su palacio.
Para evitar la ira de su madre, una
vez que tiene a Psique en su
palacio, Eros se presenta siempre de
noche, en la oscuridad, y prohíbe a
Psique cualquier indagación sobre
su identidad. Cada noche, en la
oscuridad, se amaban. Una noche,
Psique le contó a su amado que
echaba de menos a sus hermanas y
quería verlas. Eros aceptó, pero
también le advirtió que sus
hermanas querrían acabar con su
dicha. A la mañana siguiente, Psique
estuvo con sus hermanas, que le
preguntaron, envidiosas, quién era
su maravilloso marido. Psique,
incapaz de explicarles cómo era su
marido, puesto que no le había
visto, titubeó y les contó que era un
joven que estaba de caza, pero
acabó confesando la verdad: que
realmente no sabía quién era. Así,
las hermanas de Psique la
convencieron para que en mitad de
la noche encendiera una lámpara y
observara a su amado, asegurándole
que sólo un monstruo querría
ocultar su verdadera apariencia.
Psique les hace caso y enciende una
lámpara para ver a su marido. Una
gota de aceite hirviendo (de la que
Apuleyo hace un tópico medieval:
stilla olei ardentis) cae sobre la cara
de Eros dormido, que despierta y
abandona, decepcionado, a su
amante.
Cuando Psique se da cuenta de lo
que ha hecho, ruega a Afrodita que
le devuelva el amor de Eros, pero la
diosa, rencorosa, le ordena realizar
cuatro tareas, casi imposibles para
un mortal, antes de recuperar a su
amante divino. Como cuarto
trabajo, Afrodita afirmó que el
estrés de cuidar a su hijo,
deprimido y enfermo como
resultado de la infidelidad de
Psique, había provocado que
perdiese parte de su belleza. Psique
tenía que ir al Hades y pedir a
Perséfone, la reina del inframundo,
un poco de su belleza que Psique
guardaría en una caja negra que
Afrodita le dio. Psique fue a una
torre, decidiendo que el camino más
corto al inframundo sería la muerte.
Una voz la detuvo en el último
momento y le indicó una ruta que le
permitiría entrar y regresar aún con
vida, además de decirle cómo pasar
al perro Cerbero, Caronte y los
otros peligros de dicha ruta. Psique
apaciguó a Cerbero con un pastel de
cebada y pagó a Caronte un óbolo
para que le llevase al Hades. En el
camino, vio manos que salían del
agua. Una voz le dijo que les tirase
un pastel de cebada, pero ella
rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo
que estaría encantada de hacerle el
favor a Afrodita. Una vez más pagó
a Caronte y le dio el otro pastel a
Cerbero para volver.
Psique abandonó el inframundo y
decidió abrir la caja y tomar un
poco de la belleza para sí misma,
pensando que si hacía esto, Eros le
amaría con toda seguridad. Dentro
estaba un «sueño estigio» que la
sorprendió. Eros, que la había
perdonado, voló hasta su cuerpo y
limpió el sueño de sus ojos,
suplicando entonces a Zeus y
Afrodita su permiso para casarse
con Psique. Éstos accedieron y Zeus
hizo inmortal a Psique. Afrodita
bailó en la boda de Eros y Psique, y
el hijo que éstos tuvieron se llamó
Placer o (en la mitología romana)
Voluptas.
Imagen: Antonio Canova.- Eros y
Psique