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DENDROCRONOLOGIA

La dendrocronología, del griego
δένδρον (árbol) e χρονος (tiempo) y
λογότυπα (estudio) es la ciencia que se
ocupa de la datación de los anillos de
crecimiento de las plantas arbóreas y
arbustivas leñosas.
Gracias a ella, es posible fechar en
forma aproximada la edad de la
madera y, de forma aún más
imprecisa, la evolución del clima en el
pasado.
Como en todos los avances científicos,
la dendrocronología fue avanzando
paso a paso de la mano de distintos
investigadores desde épocas remotas.
Teofrasto (322 a. C.), en su libro
"Historia de las Plantas", fue el primero
en mencionar la existencia de los
anillos de árboles y el hecho de que se
formen anualmente, aunque esto
último no fue aceptado por los
botánicos modernos hasta principios
del siglo XIX .
En el siglo XV, Leonardo da Vinci
reconoció la relación entre los anillos y
las precipitaciones atmosféricas en el
periodo vegetativo: “Los anillos en los
troncos de árboles cortados muestran
los años y, según su espesor, años
más o menos secos…”
El uso de los anillos de crecimiento
para datar fenómenos climáticos
comenzó en Francia en 1737, con
Duhamel y Bufol y en 1745 en Suecia
Linnneus, quienes contando los anillos
hacia el pasado dataron una fuerte
helada ocurrida en 1708-09, usando
un sólo ejemplar.
Más tarde, en 1783, Burgsdorf (padre
del co-datado según Studhalter)
examinó varios ejemplares y llegó a la
misma conclusión,
En 1827 Twining redescubrió este
fenómeno. Él se dio cuenta de que
cada árbol llevaba, durante todo el
periodo de su crecimiento, un récord
de las estaciones y que todos los
árboles de un mismo lugar “contaban
la misma historia”.
A partir de allí varios botánicos
comenzaron a estudiar los anillos de
árboles como potencial herramienta
para conocer la historia de los
bosques.
En la segunda mitad del siglo XIX
Hartig impulsó enormemente la
investigación de la dendrocronología
en Europa gracias a una clara
concepción del desarrollo de los
anillos a través de un detallado estudio
sobre los efectos de las heladas y de
los daños por actividad de insectos.
Sin embargo, la dendrocronología
como ciencia, debe ser atribuida al
astrónomo americano A.E. Douglass. A
la edad de 27 años, Douglass estaba
trabajando en el Observatorio Lowell
en Flagstaff, Arizona. Él pensaba que la
actividad de las manchas solares
podían influenciar el clima en la tierra
y estaba buscando relación entre la
actividad cíclica de las manchas solares
y el comportamiento de las
precipitaciones.
En 1914 logró construir una cronología
compuesta de 500 años de Pinus
ponderosa y en 1937 fundó el
“Laboratory of Tree-Ring Research” en
la Universidad de Arizona.
En Europa fue el biólogo alemán
Bruno Huber quien comenzó a
desarrollar esta disciplina durante la
primera mitad del siglo XX, pero
pasaron más de 30 años de la
fundación del primer laboratorio para
que se establecieran institutos
semejantes en el resto del mundo.
Debido a la escasez y discontinuidad
de la base de datos meteorológicos, su
búsqueda lo llevó a buscar periodos
en las secuencias de anchos de anillos
que tuviesen relaciones con la
actividad solar en la formación de las
manchas solares; descubrió entonces
en 1901 una posible relación entre los
factores climáticos y el crecimiento
radial de árboles. Observó que se
podía incluso determinar el año
calendario exacto a aquellas muestras
de edad desconocida, correlacionándo
las con una cronología ancho de
anillos previamente fechada.
El avance en el conocimiento de la
técnica y la existencia de algunas
especies muy longevas han permitido
elaborar extensas cronologías a partir
de los anillos de crecimiento. El pino
“Bristlecone” (Pinus longaeva y P.
aristata) es la especie más longeva del
mundo, crece en California, Estados
Unidos. Presenta crecimiento lento y
gran producción de resina, lo que le
confiere gran resistencia a hongos y
por lo tanto buena conservación.
Usando esta especie se han logrado
elaborar cronologías de más de 8.000
años.
fuente: wikipedia