23/9/12

EL AMOR EN LA EDAD MEDIA

La Edad Media se ha debatido entre la
razón y la superstición; y el amor no
ha sido ajeno a esta batalla. En las
siguientes líneas recorreremos una
biblioteca imaginaria, pero cuyos libros
son ciertamente reales. Tan verdaderos
como las fascinantes locuras que allí se
reflejan.
Umberto Eco, un penetrante erudito
de aquel oscuro período, nos describe
el afiebrado recorrido de un joven
novicio benedictino, quien ha caído en
las garras del amor. De noche
penetrará en una biblioteca de
secretos maravillosos, donde el amor y
la pena parecen reflejarse con
sarcástica precisión en cada
pergamino que cae en sus manos.
Veamos:
...Y al mismo tiempo me iba
convenciendo de que, a pesar de
encontrarme enfermo, la enfermedad
que padecía era, por decirlo así,
normal, puesto que tantos otros la
habían sufrido, y parecía que los
autores citados hubieran estado
pensando en mí cuando la describían.
...Así leí emocionado las páginas
donde Ibn Hazm define el amor como
una enfermedad rebelde, que sólo con
el amor se cura, una enfermedad de la
que el paciente no quiere curar. Basilio
de Ancira afirma que el mal del amor
demuestra (síntoma inconfundible) un
júbilo excesivo y al mismo tiempo
desea apartarse y prefiere la soledad, a
lo que se suma un intenso desasosiego
y una confusión que impide articular
palabra...
...Me estremecí al leer que, cuando se
le impide contemplar el objeto amado,
el amante sincero cae en un estado de
abatimiento que a menudo lo obliga a
guardar cama, y que a veces el mal
ataca el cerebro, y entonces el amante
enloquece y delira. Leí con aprensión
que, si el mal se agrava, puede resultar
fatal...
...Santa Hildegarda atribuye a la
melancolía el dulce sentimiento de la
pérdida del amor. En el Liber
Continens, se identifica a la melancolía
amorosa con la licantropía, en la que
el enamorado se comporta como un
lobo. Primero se altera es aspecto de
los amantes, la vista se debilita, los
ojos se hunden y quedan sin lágrimas,
la lengua se va secando y se cubre de
pústulas, el cuerpo se marchita y
padecen de una sed insaciable. Pasan
el día tendidos en el lecho, boca abajo,
con el rostro y los tobillos cubiertos de
marcas, y por último, terminan sus
días vagando por los cementerios, de
noche, como lobos...
...El gran Avicena define el amor como
un pensamiento fijo de carácter
melancólico, que nace del hábito de
pensar una y otra vez en las facciones,
los gestos o las costumbres de las
personas del sexo opuesto. Se vuelve
una enfermedad cuando al no ser
satisfecho se vuelve un pensamiento
obsesivo, que provoca risas y llantos
intempestivos...
...Arnaldo de Villanova, con crueldad,
recomienda que la única cura contra el
mal de amor es perder la confianza,
olvidar...