7/4/13

El efecto mariposa

La teoría del caos o “efecto
mariposa”, es uno de los paradigmas científicos más influyentes del siglo XX, junto con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica.
Su autor fue Edward Lorenz,
fallecido en 2008, en la edición de
marzo de 1963 del Journal of
Atmospheric Sciences publicó su
trabajo “Flujo determinista no
periódico”. Pasó inadvertido, hasta
que logró divulgarlo con una
pregunta famosa: ¿Puede el aleteo
de una mariposa en Brasil provocar
un tornado en Texas?
Mientras que es difícil encontrar
vincular la teoría de la relatividad y
de la mecánica cuántica con la vida
cotidiana, la teoría del caos es más
cercana a nosotros.
“De las tres teorías revolucionarias
del siglo 20, la revolución del caos
se aplica al universo que vemos y
tocamos a escala humana”, cuenta
James Gleick en su libro Caos.
El clima es un sistema caótico. Esa
es la razón por la que los
meteorólogos nunca dan pie con
bola con los pronósticos.
De hecho, Lorenz era meteorólogo y
descubrió la dinámica del caos por
casualidad, mientras trataba de
generar un modelo para predecir el
tiempo. Para ello utilizaba una
computadora primitiva.
El accidente ocurrió cuando Lorenz
decidió volver a ejecutar el modelo.
Tecleó los números directamente de
una impresión anterior y dejó a la
computadora calculando. Cuando
regresó, el resultado era
completamente diferente. Había
caos.
La computadora no estaba rota. Lo
que ocurrió es que los números
impresos tenían sólo tres decimales
y no seis como los números
utilizados en el primer cálculo.
Lorenz, como cualquier científico
clásico, nunca sospechó que esa
diferencia ínfima (una parte por mil)
sería tan contundente.
A partir de ese momento, la
revolución de caos se extendió a
todas las ciencias. El estudio del
desplazamiento del plancton por los
mares, el movimiento de los astros,
el funcionamiento del corazón, el
retraso de los aviones, la
sincronización de las neuronas, la
dinámica de las poblaciones o
cualquier sistema donde haya un
fluido (gas o líquido). En todos reina
el caos.
No obstante, aunque parezcan lo
mismo, caos no es azar. Un sistema
caótico tiene sensibilidad a las
condiciones iniciales, pero si se
conocieran todas estas variables
iniciales se podrían predecir las
consecuencias.
Pero ocurre que los sistemas
caóticos son muy complejos, por lo
que es imposible conocer todas las
condiciones iniciales. En el clima,
por ejemplo, deberíamos conocer la
temperatura, velocidad y otras
variables de cada molécula de la
atmósfera, unos 100 septillones, un
uno seguido de 44 ceros.
Como otra gran revolución
científica, la teoría del caos mostró
su doble cara. Por un lado, puso en
evidencia la complejidad de lo que
nos rodea, pero a la vez nos señaló
un nuevo camino por recorrer en la
aventura científica.
Imagen: Representación gráfica de
la teoría del caos forma una
mariposa.