1/8/14

EL TANGO EN ALEMANIA: DE LOS FELICES AÑOS 20 A LOS NAZIS Y EL TANGO DE LA MUERTE

El tango llegó a Europa, vía París, a principios del siglo XX, triunfó y se expandió por gran parte del continente. Una de las capitales que con mayor entusiasmo acogió esta nueva y sensual música fue Berlín, que en la época de entreguerras rivalizaba con París en ser la capital de la cultura del mundo occidental. El tango hizo furor en Berlín en los tiempos de la República de Weimar y continuó su popularidad tras la llegada de los nazis al poder en 1933, para diversión suya y escarnio de sus víctimas. Eso sí, “alemanizando” música y letras.
Ese mismo año, 1933, el NSDAP –el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que lideraba Hitler–, llegaba al poder aupado fervorosamente por millones de alemanes, nada menos que diecisiete millones les votaron (un 43,9 por cien). El tango no se resintió. Es más, a los nazis les encantaba, y como todo lo que les gustaba lo utilizaron para sus perversos fines. El paradigma de tal circunstancia es el tango “Plegaria”, el “tango de la muerte”. Su compositor, Eduardo Bianco, no era alemán, sino argentino, pero nazi. “Plegaria” era un tango ya conocido desde que en 1931 Bianco lo dedicase al rey Alfonso XIII. No es de extrañar. Dedicó también tangos a Benito Mussolini y frecuentó a Adolf Hitler y a otros líderes del régimen nazi. De hecho, Bianco lo tocó frente a Hitler y Goebbels en 1939. Y “Plegaria” inició así su funesta trayectoria. Era el tema preferido por los mandamases de los campos de exterminio para que las orquestas de prisioneros –judíos la mayoría– interpretaran cuando llegaban los trenes repletos de judíos. Lo último que estos esperaban era ser recibidos con música. Nada malo nos puede suceder, pensaban. Y confiados avanzaban hacia la cámara de gas creyendo que iban a las duchas para ser desinfectados. Como alguien se detuviera ya sabía que jamás volvería a tocar, ni a respirar siquiera. La letra de “Plegaria” les importaba poco a los nazis. Y eso que parecía pensada para lo que sucedería en los campos del horror, de la muerte, del exterminio de millones de personas cuyo único “delito” era ser diferente: judíos, comunistas, homosexuales, gitanos… No importaba la edad, por supuesto.

“Plegaria que llega a mi alma /
al son de lentas campanadas, /
plegaria que es consuelo y calma para las almas desamparadas. /
El órgano de la capilla embarga a todos de emoción /
mientras que un alma de rodillas ¡pide consuelo, pide perdón!
/ ¡Ay de mí!… ¡Ay señor!… / ¡Cuánta amargura y dolor!”.

Lo que les fascinaba era el aire solemne de su música.

“Zwei dunkle Augen, zwei Eier im Glas” (Dos ojos oscuros, dos huevos en un vaso) es un tema que compuso Friedrich Hollaender a ritmo de tango para la revista “Es liegt in der Luft, estrenada en el teatro de Max Reinhardt de Berlín el 15 de mayo de 1928”

“Plegaria” por la Orquesta de Eduardo Bianco y la voz de Juan Raggi en una grabación efectuada en París en 1927.

Fragmento de “Tango", una historia con judíos”, documental dirigido por Gabriel Pomeraniec con libro y guión de José Judkovski, en el que interviene la cantante Zoila junto a otros grandes músicos argentinos y extranjeros.