De todos los personajes que habitaron
la Inglaterra Tudor uno de los más
trágicos es sin duda lady Jane Grey. En
una época tan convulsa a la pobre
Jane le tocó verse en medio de luchas
de poder y terminó sin cabeza a los 16
años.
Lady Jane nació en octubre de 1537,
era hija de Henry Grey, marqués de
Dorsey y posteriormente duque de
Suffolk, y de lady Frances Brandon.
Por parte de madre Jane estaba
emparentada con el mismísmo
Enrique VIII, ya que su abuela materna
era la hermana pequeña del monarca.
La familia tenían grandes esperanzas
puestas en la niña, no tanto por sus
posibilidades de acceder al trono de
Inglaterra, (era la quinta en la línea de
sucesión por detrás de los tres hijos de
Enrique y de su propia madre), como
por la idea de casarla con Eduardo,
hijo de Enrique y primero en la
sucesión. Por tanto Jane recibió una
educación muy cuidada, más propia
de un chico que de una chica; estudió
griego, latín, hebreo… y se convirtió en
una devota protestante. Sin embargo
su infancia estaba lejos de ser feliz; sus
padres no eran precisamente
cariñosos y tenían un carácter fuerte
que anulaba completamente a sus
hijas; Jane acabó refugiandose en los
libros.
A los 10 años fue envíada a vivir con la
reina Catherine Parr, última esposa de
Enrique y mujer diametralmente
opuesta a su madre. Tras la muerte
del rey Catherine contrajo matrimonio
con Thomas Seymour y Jane siguió
viviendo con ambos. Pero Catherine
moriría poco después y aunque Sir
Thomas había pensado en casar a
Jane con el rey, los Seymour, durante
un tiempo tutores del joven rey
Eduardo, cayeron en desgracia, fueron
acusados de traición y terminaron en
el cadalso.
Jane volvió al seno familiar.
El nuevo tutor del rey era John Dudley,
duque de Northumberland, hombre
ambicioso y hábil político que se dio
cuenta de la precaria salud del joven
rey. Si Eduardo moría sin
descendencia el trono pasaría a su
hermana Maria, convencida católica, y
el duque no quería que eso sucediera
por nada del
mundo.
Northumberland volvió sus ojos a la
familia Grey. Lo primero que hizo fue
convencerlos de lo beneficioso que
sería una alianza entre ambas familias
mediante el matrimonio entre Jane y
uno de sus hijos, Guildford. La negativa
de la novia llevó al uso de la fuerza
por parte de su madre hasta que la
joven Jane claudicó. La boda se celebró
en mayo de 1553.
Tras la boda el siguiente paso era
convencer al rey para cambiar el
testamento de su padre, saltarse a sus
hermanas y nombrar a Jane como su
heredera.
El 6 de julio murió el rey, John Dudley
ocultó la noticia unos días. Tras cuatro
días, el 10 de julio, el duque proclamó
reina a Jane, que no estaba ni mucho
menos de acuerdo, aunque finalmente
aceptó pero rehusando nombrar a su
marido como rey consorte.
María Tudor se había proclamado
reina y había huido. Los londinenses
dieron su apoyo a María, que el 19 de
julio entró triunfante en Londres. Sólo
nueve días había durado el reinado de
lady Jane.
Tras el juicio el duque de
Northamberlad fue condenado y
ejecutado; el padre de Jane
perdonado; Jane y Guildford fueron
declarados culpables, pero la reina se
resistió a ejecutarlos. Probablemente
en María pesaron dos cosas: Frances y
ella se habían criado juntas, y
desconfiaría de la idea de que dos
crios hubieran tramado todo aquello.
Por desgracia la rebelión de Wyatt de
1554 terminaría con Jane conducida al
cadalso. Había comenzado como una
revuelta popular en contra del
matrimonio de la reina con el principe
Felipe de España, futuro Felipe II. El
padre de Jane y otros nobles se
unieron a la rebelión pidiendo la
restauración de Jane como reina. Esto
selló el destino de la joven. La revuelta
fracasó y la reina presionada por su
prometido y viendo a Jane como una
posible futura amenaza, decididió
ejecutar la sentencia. Nuevamente Jane
se había visto arrastrada por los
acontecimientos. El 12 de febrero el
joven matrimonio fue ejecutado.
Los últimos minutos de vida de Jane
fueron particularmente tristes, con los
ojos vendados y arrodillada no
conseguía tocar el tronco donde debía
apoyar la cabeza, al no saber qué
hacer le entró el pánico, entonces
alguien se apiadó y la ayudó; tras
encomendarse a Dios fue decapitada
Guildord y Jane están enterrados en la
capilla de St Peter ad Vincula, en la
torre de Londres.
El padre de Jane sería ejecutado poco
después. Su madre, menos de un mes
después de la ejecución de su hija, se
casaría de nuevo y nunca más volvería
a nombrarla. Las hermanas
sobrevivirían.
Existen varios libros en inglés sobre la
figura de esta reina como “Innocent
traitor” de Allison Weir o “Lady Jane
Grey” de Allison Plowden.
En cuanto al cine la versión más
conocida es “Lady Jane”, con Helena
Bonham Carter como Jane y Cary Elwes
como Guildford. La peli cambia algo la
historia real, Jane y su marido nunca se
llevaron bien, y apenas si convivieron;
sin embargo parece que al final de sus
vidas llegaron a cierto entendimiento;
Jane lloró al ver el cuerpo decapitado
de su marido; y existe un grabado en
las paredes de una de las celdas de la
torre con el nombre de Jane, que se
cree que escribió Guildford.