21/6/14

LA LEY COMO EL AMOR

La Ley, dicen los jardineros, es el sol,
la Ley es aquello
que todos los jardineros obedecen
mañana, ayer, hoy.
La Leyes la sabiduría de los viejos,
rezongan lánguidos los abuelos
impotentes;
los nietos sacan una lengua atiplada,
la Ley es la razón de la juventud.
La Ley, dice el sacerdote con mirada
piadosa,
explicándose ante una congregación
impía,
la Leyes las palabras en mi piadoso
libro,
la Ley es mi púlpito y mi campanario.
La Ley, dice el juez con su mirada de
menosprecio,
hablando con claridad y suma
dureza,
la Ley es como ya os dije,
la Ley es como, supongo, sabéis es
la Ley, pero dejadme que os lo
explique otra vez,
la Ley es La Ley.
Sin embargo, los eruditos
cumplidores de la ley escriben:
la Ley no acierta ni se equivoca,
la Ley no es más que crímenes
castigados por lugares y épocas,
la Ley es la ropa que llevan los
hombres
en cualquier momento, en cualquier
lugar,
la ley es Buenos Días y Buenas
Noches.
Otros dicen, la Ley es nuestro
Destino;
otros dicen, la Leyes nuestro Estado;
otros dicen, otros dicen
la Ley ya no existe,
la Ley ha desaparecido.
Y siempre la muchedumbre furiosa y
vociferante,
muy furiosa y muy vociferante,
la Ley somos nosotros,
y siempre el débil idiota débilmente
Yo.
Si nosotros, cariño, sabemos que no
sabemos más
que ellos sobre la Ley,
si yo no sé más que tú
qué deberíamos y no deberíamos
hacer
salvo que todos aceptamos
de buen grado o por fuerza
que la Ley es
y que todos lo sabemos,
si por tanto pensando que es
absurdo
identificar la Ley con otra palabra,
a diferencia de tantos hombres
no puedo decir que la Ley es otra vez,
no más que ellos podemos sofocar
el deseo universal de descubrir
o zafarnos de nuestra propia
situación
hacia una condición indiferente.
Aunque al menos puedo limitar
tu vanidad y la mía
a expresar tímidamente
una tímida similitud,
alardearemos de todos modos:
como el amor, digo yo.
Como el amor que no sabemos dónde
o por qué,
como el amor que no podemos
imponer ni abandonar,
como el amor que a menudo
lloramos,
como el amor que rara vez
conservamos.

W. H. Auden
Septiembre de 1939
Versión de Eduardo Iriarte
"Canción de cuna y otros poemas"