2/7/12

ÁGUILA Y HALCÓN

Cuenta una vieja leyenda de los indios
Sioux, que una vez llegaron hasta la
tienda del viejo brujo de la tribu,
tomados de la mano el más valiente y
honorable de los jóvenes guerreros y
la hija del jefe una de las más
hermosas mujeres de la tribu....
- Nos amamos...- empezó el joven
- Y nos vamos a casar....- dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos
miedo...queremos un hechizo, un
conjuro, o un talismán... algo que nos
garantice que podremos estar siempre
juntos...que nos asegure que
estaremos uno al lado del otro hasta
encontrar la muerte.
- Por favor...-repitieron – hay algo que
podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó al
verlos tan jóvenes... tan
enamorados...y tan anhelantes
esperando su palabra...
- Hay algo....-dijo el viejo- pero no
sé...es una tarea muy difícil y
sacrificada...
- Muchacha... -dijo el brujo- ¿ves el
monte al norte de nuestra aldea?
Deberás escalarlo sola y sin más armas
que una red y tus manos... deberás
cazar el halcón más hermoso y
vigoroso del monte... si lo atrapas,
deberás traerlo aquí con vida el tercer
día después de luna llena...
¿Comprendiste?
- Y tú, muchacho...-siguió el brujo-
deberás escalar la montaña del
trueno...cuando llegues a la cima,
encontrarás la más brava de todas las
águilas, y solamente con tus manos y
una red, deberás atraparla sin heridas
y traerla ante mí, viva...el mismo día en
que vendrá tu prometida... Salid ahora!
Los jóvenes se abrazaron con ternura y
luego partieron a cumplir la misión
encomendada... ella hacia el norte y él
hacia el sur...
El día establecido, frente a la tienda del
brujo, los dos jóvenes esperaban con
las bolsas que contenían las aves
solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho
cuidado las sacaran de las
bolsas...eran verdaderamente
hermosos ejemplares...
- Y ahora qué haremos...-preguntó el
joven- ¿los mataremos y beberemos el
honor de su sangre?
- No – dijo el viejo.
- Los cocinaremos y comeremos el
valor en su carne?- propuso la joven.
- No - repitió el viejo.- Haréis lo que os
digo: tomad las aves y atadlas entre sí
por las patas con esta tiras de cuero...
cuando las hayáis anudado, soltadlas y
que vuelen libres...
El guerrero y la joven hicieron lo que
se les pedía y soltaron los pájaros...el
águila y el halcón intentaron levantar
vuelo pero sólo consiguieron
revolcarse por el piso. Unos minutos
después, irritadas por la incapacidad,
las aves arremetieron a picotazos entre
sí hasta lastimarse....
Este es el conjuro. Jamás olvidéis lo que
habéis visto... sois como un águila y un
halcón... si os atais el uno al otro,
aunque lo hagáis por amor, no sólo
viviréis arrastrándoos... sino que
además, tarde o temprano, empezaréis
a heriros el uno al otro...
Si queréis que el amor entre vosotros
perdure...
“Volad juntos...pero jamás atados”."