Cuenta la leyenda que allá por principios del siglo XIII, la ciudad de Orihuela estaba invadida por musulmanes. En el castillo de esta ciudad, vivía el alcaide Benzaddon con su familia. Hermenegilda-Eugenia, alias «La Armengola», era la nodriza de los hijos de Benzaddon, por este motivo ella tenía acceso libre al Castillo de Orihuela. Un día, los mudéjares locales se reunieron con los del Reino de Murcia para asesinar a los cristianos residentes en la mozarabía del Arrabal Roig. Se concretó que dicha matanza se llevaría a cabo el 16 de julio. La Armengola era cristiana, pero Benzaddon le contó sus planes para que fuera a refugiarse al castillo junto con su familia. La Armengola decidió advertir de los planes del alcaide al pueblo cristiano de la masacre que iba a cometer. Así pues, en la noche del 16 de julio disfrazó a dos robustos jóvenes llamados Aruns y Ruidoms para que parecieran sus hijas. De este modo, llegaron al castillo y entraron, emprendiendo a cuchillazos contra todos los que se encontraban por el camino hasta llegar a Benzaddon. Al asesinarle, tomaron el castillo. Al ser al día siguiente el de las Santas Justas y Rufina, patronas de Orihuela, se colocaron dos luceros en el castillo en su honor, y también para avisar al pueblo oriolano de que era libre. Al día siguiente, 17 de julio, Jaime I de Aragón terminaría por echar a los musulmanes de Orihuela. Desde entonces, el 17 de julio es el día en el que se conmemora la hazaña de esta mujer guerrera y de la Reconquista de Orihuela.
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