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3/11/14

Dea Nutrix

Dea Nutrix: es la forma latina de “diosa nutricia”, un término utilizado para describir una manifestación concreta de la Diosa Madre celta en Europa occidental. La imagen tipo de esta diosa pudo derivarse de las representaciones de las divinidades nutricias italianas, o bien del concepto de emperatriz deificada, que algunas veces era considerada una diosa de la fertilidad. Se conservan unas figurillas de arcilla de una figura femenina sentada que se fabricaron en talleres galos, bretones y renanos durante los dos primeros siglos de nuestra era. La diosa aparece sentada, por lo general en una silla con un amplio respaldo, mientras amamanta a uno o dos niños. Estas imágenes de la diosa se han encontrado en contextos domésticos, en tumbas y templos. En Dhronecken, cerca de Trier, hubo un santuario dedicado a esta diosa nutricia en el que había numerosas figurillas tanto de la propia deidad como de los niños a los que protegía.
La Dea Nutrix aparece también en otros santuarios, entre ellos en Alesia y en el templo de St Ouen de Thouberville (Eure), un santuario en Trier, donde la diosa recibía el nombre de Aveta.

6/1/14

Izanagi e Izanami

Izanagi e Izanami fueron encargados
por los demás dioses de formar las
islas japonesas. Estos hundieron una
jabalina adornada con piedras
preciosas en el mar inferior, la
agitaron y al sacarla, las gotas que de
ella resbalaban formaron la isla de
Onokoro.
Descendiendo de los cielos, Izanagi e
Izanami resolvieron construir allí su
hogar, así que clavaron la jabalina en
el suelo para formar el Pilar Celestial.
Descubrieron que sus cuerpos
estaban formados de manera
diferente, por lo que Izanagi preguntó
a su esposa Izanami si sería de su
agrado concebir más tierra para que
de ella nacieran más islas. Como ella
accedió, ambos inventaron un
matrimonio ritual; cada uno tenía
que rodear el Pilar Celestial andando
en direcciones opuestas. Cuando se
encontraron, Izanami exclamó:
“¡Que encantador! ¡He encontrado un
hombre atractivo!”
Y a continuación hicieron el amor.
En lugar de parir una isla, Izanami
dio a luz a un malforme niño-
sanguijuela al que lanzaron al mar
sobre un bote hecho de juncos.
Después se dirigieron a los dioses
para pedir consejo, y estos les
explicaron que el error estaba en el
ritual del matrimonio, ya que ella no
debía de haber hablado primero la
encontrarse alrededor del pilar. Así
pues, ambos repitieron el ritual, pero
esta vez Izanagi habló primero, y todo
salió según sus deseos.
Con el tiempo, Izanagi concibió todas
las islas que forman el Japón,
creando, además, dioses para
embellecer las islas, y después
hicieron dioses del viento, de los
árboles, de los ríos y de las
montañas, con lo que su obra quedó
completa. El último dios nacido de
Izanami fue el dios del fuego, cuyo
alumbramiento produjo tan
graves quemaduras en los genitales
de la diosa que murió. Y todavía,
mientras moría, nacieron más dioses
a partir de su vómito, su orina y sus
excrementos. Izanagi estaba tan
furioso que le cortó la cabeza al dios
del fuego, pero las gotas de sangre
que cayeron a la Tierra dieron vida a
nuevas deidades.

16/9/13

OGDÓADA.

Ogdóada es el nombre del conjunto
de ocho deidades primordiales,
también llamadas "las almas de
Thot", que constituían una entidad
indisoluble y actuaban juntas, según
la mitología egipcia.
La Ogdóada consta de cuatro
parejas de dioses (encarnando
cuatro conceptos en sus aspectos
masculino-femenino), que juntos,
personifican la esencia del caos
líquido primigenio existente antes de
la creación del Mundo.
La primera pareja la forman Nun y
Naunet, "las aguas primordiales",
"el océano primordial" o "el caos";
la segunda, Heh y Hehet, "el espacio
infinito" o "lo
ilimitado" (simbolizada por el agua
que se estanca y busca su camino);
la tercera, Kuk y Kauket, "las
tinieblas" o "la oscuridad" y la
cuarta, Nia y Niat, "la vida", "la
indeterminación espacial" o "la que
se separa", a veces sustituídos por
Tenemu y Tenemet, "lo oculto" o,
más tarde, por Amón y Amonet, "el
principio de lo misterioso" o "el
oculto".
Juntos, los cuatro conceptos
representan el estado primordial, lo
que no se ve ni se toca, la antítesis
de la vida, pero por su concepción
de parejas de ambos sexos,
representan al tiempo lo que puede
ser, el estado fundamental del
comienzo. En el mito, sin embargo,
su interacción en última instancia,
resultó ser tan desequilibrada, que
produjo un cataclismo y dio como
resultado el surgimiento de un
montículo primigenio, en cuyo
interior había un huevo cósmico. La
teología hermopolitana atribuye el
suceso a Tot, dios protector de
Hermópolis. El montículo se
convirtió en una "isla de fuego" y el
huevo se fue incubando, hasta que
salió del mismo el dios del sol, Ra,
que ascendió hasta el cielo. Después
de un largo descanso, Ra, junto con
las otras deidades, crearon todas las
demás cosas del mundo.
Las omnipresencias masculinas de la
Ogdóada son representadas como
ranas, o personajes con cabeza de
rana, mientras que las diosas son
simbolizadas con forma de
serpiente, o como mujeres con
cabeza de serpiente. También
podían representarse como parejas
de babuinos (que representaban al
dios Tot), por estar asociados al
dios sol, puesto que anunciaban el
amanecer con sus aullidos. Mas
tarde, fueron incluso representados
como cuatro toros y cuatro vacas.
Las deidades fueron especialmente
veneradas en Hermópolis Magna, la
ciudad del Alto Egipto, que en
idioma egipcio se denominaba
Jemenu, "la octava ciudad". Existe
una leyenda que dice que parte de la
cáscara del huevo cósmico está
enterrada en su templo.
También tenían un santuario en
Medinet Habu, al oeste de Tebas.
VARIANTE CON EL HUEVO.
La primera versión del mito dice
que una entidad surge de las aguas
como un montículo de tierra, la Vía
Láctea, que fue deificada como
Hathor. Un pájaro celestial deja un
huevo sobre este montículo. El
huevo contenía a Ra. En la versión
original de esta variante, el huevo es
puesto por un ganso cósmico. Sin
embargo, después del incremento
del culto a Tot, se dijo que había
sido un regalo de este dios y que lo
había puesto un ibis, el pájaro con
el que se le asoció.
VARIANTE CON EL LOTO.
Posteriormente, cuando Atum se
había asimilado a Ra como Atum-Ra,
fue adoptada la cosmogonía de la
Enéada, en la creencia de que Atum
surgió de una flor de loto azul
egipcio y unido a Ra. El loto habría
surgido de las aguas después del
cataclismo como un capullo, que
flotaba en la superficie, y poco a
poco abrió sus pétalos del que salió
de su interior el escarabajo Jepri.
Este dios, un aspecto de Ra que
representa al sol naciente, se
convierte en un niño llorando -
Nefertum (el joven Atum), cuyas
lágrimas formaron a las criaturas de
la tierra. Más adelante, cuando el
dios Jepri fue absorbido totalmente
por Ra, se dijo entonces que Ra
había salido del loto, de niño, en
lugar de que Ra fuese Jepri
temporalmente. A veces el niño es
identificado como Horus, aunque
esto se debe a la fusión de los mitos
de Horus y Ra en el dios Ra-
Herakty.

1/4/13

OGDÓADA.

Ogdóada es el nombre del conjunto
de ocho deidades primordiales,
también llamadas "las almas de
Thot", que constituían una entidad
indisoluble y actuaban juntas, según
la mitología egipcia.
La Ogdóada consta de cuatro
parejas de dioses (encarnando
cuatro conceptos en sus aspectos
masculino-femenino), que juntos,
personifican la esencia del caos
líquido primigenio existente antes de
la creación del Mundo.
La primera pareja la forman Nun y
Naunet, "las aguas primordiales",
"el océano primordial" o "el caos";
la segunda, Heh y Hehet, "el espacio
infinito" o "lo
ilimitado" (simbolizada por el agua
que se estanca y busca su camino);
la tercera, Kuk y Kauket, "las
tinieblas" o "la oscuridad" y la
cuarta, Nia y Niat, "la vida", "la
indeterminación espacial" o "la que
se separa", a veces sustituídos por
Tenemu y Tenemet, "lo oculto" o,
más tarde, por Amón y Amonet, "el
principio de lo misterioso" o "el
oculto".
Juntos, los cuatro conceptos
representan el estado primordial, lo
que no se ve ni se toca, la antítesis
de la vida, pero por su concepción
de parejas de ambos sexos,
representan al tiempo lo que puede
ser, el estado fundamental del
comienzo. En el mito, sin embargo,
su interacción en última instancia,
resultó ser tan desequilibrada, que
produjo un cataclismo y dio como
resultado el surgimiento de un
montículo primigenio, en cuyo
interior había un huevo cósmico. La
teología hermopolitana atribuye el
suceso a Tot, dios protector de
Hermópolis. El montículo se
convirtió en una "isla de fuego" y el
huevo se fue incubando, hasta que
salió del mismo el dios del sol, Ra,
que ascendió hasta el cielo. Después
de un largo descanso, Ra, junto con
las otras deidades, crearon todas las
demás cosas del mundo.
Las omnipresencias masculinas de la
Ogdóada son representadas como
ranas, o personajes con cabeza de
rana, mientras que las diosas son
simbolizadas con forma de
serpiente, o como mujeres con
cabeza de serpiente. También
podían representarse como parejas
de babuinos (que representaban al
dios Tot), por estar asociados al
dios sol, puesto que anunciaban el
amanecer con sus aullidos. Mas
tarde, fueron incluso representados
como cuatro toros y cuatro vacas.
Las deidades fueron especialmente
veneradas en Hermópolis Magna, la
ciudad del Alto Egipto, que en
idioma egipcio se denominaba
Jemenu, "la octava ciudad". Existe
una leyenda que dice que parte de la
cáscara del huevo cósmico está
enterrada en su templo.
También tenían un santuario en
Medinet Habu, al oeste de Tebas.
VARIANTE CON EL HUEVO.
La primera versión del mito dice
que una entidad surge de las aguas
como un montículo de tierra, la Vía
Láctea, que fue deificada como
Hathor. Un pájaro celestial deja un
huevo sobre este montículo. El
huevo contenía a Ra. En la versión
original de esta variante, el huevo es
puesto por un ganso cósmico. Sin
embargo, después del incremento
del culto a Tot, se dijo que había
sido un regalo de este dios y que lo
había puesto un ibis, el pájaro con
el que se le asoció.
VARIANTE CON EL LOTO.
Posteriormente, cuando Atum se
había asimilado a Ra como Atum-Ra,
fue adoptada la cosmogonía de la
Enéada, en la creencia de que Atum
surgió de una flor de loto azul
egipcio y unido a Ra. El loto habría
surgido de las aguas después del
cataclismo como un capullo, que
flotaba en la superficie, y poco a
poco abrió sus pétalos del que salió
de su interior el escarabajo Jepri.
Este dios, un aspecto de Ra que
representa al sol naciente, se
convierte en un niño llorando -
Nefertum (el joven Atum), cuyas
lágrimas formaron a las criaturas de
la tierra. Más adelante, cuando el
dios Jepri fue absorbido totalmente
por Ra, se dijo entonces que Ra
había salido del loto, de niño, en
lugar de que Ra fuese Jepri
temporalmente. A veces el niño es
identificado como Horus, aunque
esto se debe a la fusión de los mitos
de Horus y Ra en el dios Ra-
Herakty.

9/8/12

La profecía del papiro egipcio

A pesar de que Egipto fue gobernado
durante muchísimos años por otros
pueblos que habían conquistado sus
territorios, estas nuevas autoridades
tomaban con mucho respeto la gran
historia de esta nación así como sus
costumbres y leyendas, por lo que
algunos veían con temor el significado
de sus profecías y vaticinios que se
encontraban plasmados en algunos
antiguos documentos.
Lord Cromer fue un embajador inglés
destacado en El Cairo, y que poco
antes de que Egipto se liberara de la
ocupación británica de sus territorios
en 1952, tomó en su poder un viejo
papiro que fue escrito durante la
época Ptolomeica, es decir, entre el
año 304 y 30 a.C., y lo mandó a
quemar, al parecer por temor a lo que
decía en él.
En este papiro egipcio existía una
profecía en la que se mencionaba que
los antiguos dioses de Egipto habían
decidido abandonarlos
indefinidamente, porque se
encontraban enfadados con su
pueblo, y que desde el momento de
su partida, los territorios egipcios iban
a ser controlados por fuerzas
extranjeras, pero que alguna vez
regresarían.
El papiro también decía que las
señales que indicaban la partida de
sus dioses estaban marcadas por la
partida de los ibis de la vera del Nilo,
así como por la desaparición de la
caña del papiro y de la flor de loto de
sus terrenos habituales en Egipto.
Y ciertamente que todo ello ocurrió,
pues con la llegada de Alejandro
Magno, en el 304 a.C., el control de
esas regiones siempre estuvo en
manos de romanos, griegos y otros
extranjeros de Egipto, y todo lo
profetizado respecto a los ibis, la caña
del papiro y la flor de loto ocurrió.
Dorothy Lady, una estudiosa de Egipto,
que vivió en El Cairo en fechas poco
antes a 1952, da fe de cómo
reaparecieron los ibis por Luxor, y de
cómo la flor de loto y la caña de
papiro volvían a aparecer
increíblemente.
En 1952, Egipto fue abandonado por
los británicos para que sea gobernada
por los mismos egipcios. Los dioses
volvieron a casa.
Fuente: ElUmbralInexplorado.

3/8/12

EL REY ESCORPIÓN

En el siglo XIX, Gunter Dreyer
descubrió una lápida con un escorpión
esculpido, junto con el Halcón Horus:
símbolo de realeza.
Era el Rey Escorpión, que se supone
reinó hacia el 3100 a. C, en la época en
la que el Alto Egipto conquistó el Bajo:
época importante de unificación.
No obstante, hay dudas acerca de su
existencia, incluso: leyenda o realidad?.
Pero lo que sí parece es que conquistó
Hieracómpolis (Nejen),
transformándose en el gobernante
dominador del país.
El nombre “Escorpión”, pudo ser
debido a una comparación del rey con
la resistencia que tiene ese “bichito” en
el desierto, perpetuamente seco e
inhóspito. Y además, por su destreza
como guerrero en las batallas…
(¿habéis visto batirse a un escorpión
alguna vez? Es espectacular…).
De cualquier forma, en los anales, es
considerado como el primer rey de
Egipto.
Se encontró una talla de “Horus
Escorpión” con una azada en la mano:
símbolo estrechamente relacionado
con los ritos religiosos sobre la
apertura de los diques tras las
inundaciones del Nilo, junto con el
primer surco en el campo.
Importantísimo y esencial es la
agricultura en Egipto, lo es todo, y
relacionarla con el rey, algo
característico.
Existen dos tumbas en Umm el- Qaab,
de dos reyes Escorpión: I y II;
presumiblemente fueron padre e hijo,
aunque el II es el que nos ocupa en
este caso concreto: nuestro Horus
Escorpión, al que sucedió Ka, del que
menos se sabe aún… hablamos de
tiempos muy remotos, y apenas hay
testimonio, pero personalmente,
pienso que existió.

24/6/12

Inti, el dios del Sol (Leyenda de la mitología Inca)

El Sol, la Luna y las estrellas
conformaban el núcleo del panteón
inca. A su cabeza se encontraba Inti, el
dios Sol, hijo de Viracocha, fuente de
toda la riqueza, rey del cielo, las
plantas, y el universo. Se le
consideraba además el ancestro del
emperador o Sapa Inca, que como
representante suyo gobernaba con
poder absoluto sobre el
Tahuantinsuyo, las cuatro partes del
mundo conocido.
Cuenta un viejo mito que Inti, viendo
que los hombres vivían como animales
salvajes, sin cultivar la tierra ni
construir casas, alimentándose de las
raíces que encontraban y cubriéndose
con hojas y pieles, decidió enviar a dos
de sus hijos, hombre y mujer, para que
les transmitiesen el conocimiento y los
guiasen.
Estos dos hijos del Sol eran Manco
Capac y Mama Ocllo, de quienes
proviene la dinastía reinante, los Incas
propiamente dichos.
Antes de depositarlos junto al lago
Titicaca, el Sol les dio una estrecha
barra de oro para que la clavasen en
la tierra allá por donde pasasen. Si la
barra se hundía de un solo golpe,
aquel era el lugar apropiado para
asentarse definitivamente. Así los dos
caminaron hacia el norte, hasta llegar
a un valle rodeado de escarpadas
montañas en cuyo suelo la barra se
hundió tras darle un golpe.
Convocaron entonces a las gentes,
explicándoles como el Sol los había
enviado para que fuesen sus maestros,
y las llevaron a aquel lugar, en donde
fundaron la ciudad de Cuzco.
De Inti se decía que estaba casado con
su hermana la Luna, llamada también
Mama Quilla. Los antiguos habitantes
de Perú creían que tras cruzar el cielo
en su periplo diario, se sumergía en el
océano oriental, al cual secaba
parcialmente.
Durante la noche regresaba nadando
bajo la tierra y reaparecía a la mañana
siguiente rejuvenecido por el baño.
Los eclipses eran interpretados como
una señal de su ira.
Cuentan que en una ocasión el Sol se
apareció al Inca Yupanqui para
anunciar futuras victorias militares y
recordarle sus obligaciones como hijo
suyo.
Mientras el Inca hacía un alto en el
camino junto a la fuente de Sucur-
pugaio, un cristal cayó al agua. Al mirar
en su interior vio a un indio tras cuya
cabeza brillaban tres rayos de sol, que
iba vestido con los ropajes reales,
llevaba enroscadas en sus brazos dos
serpientes y se acompañaba por dos
pumas. Yupanqui se asustó con su
visión, pero la imagen lo tranquilizó
diciéndole que era su padre el Sol.
Después le anunció que conquistaría
muchas naciones, pero que nunca
debía olvidarse de reverenciarle
dedicándole las ofrendas adecuadas.
Tras decir esto desapareció, dejando al
Inca el cristal, en el cual pudo ver
desde entonces todo aquello que
deseó.
Según esta leyenda, Yupanqui ordenó
construir una estatua del Sol que lo
presentase tal y como él lo había visto.
Sin embargo, la representación
habitual consistía en un disco dorado
con un rostro inscrito y rodeado por
rayos solares y llamas. Así aparecía,
por ejemplo en el santuario principal
del Templo del Sol o Coricancha,
templo más importante de Cuzco y
auténtico centro religioso del imperio.
En el Coricancha, cuyos muros
exteriores medían más de
cuatrocientos metros, vivía el Gran
Sacerdote del Sol o Vilca-Oma, quien
dirigía toda la vida religiosa del imperio
y era habitualmente tío o hermano del
emperador. Otros de los recintos
internos servían de vivienda a parte del
personal del templo, que podía llegar a
estar compuesto por centenares de
personas.
Existía también un grupo de mujeres,
las Vírgenes del Sol o Acllas
(“elegidas”), consagradas al Sol y al
servicio del Inca. Unos funcionarios
especiales las seleccionaban entre las
niñas menores de 8 años según su
linaje y su belleza.
Desde entonces residían en unos
conventos, los Aclla Huasi (“casa de las
elegidas”), bajo el gobierno de unas
mujeres mayores denominadas Mama
Cunas. Tejían toda la ropa que el Inca
y su mujer vestían, y preparaban la
ropa, la comida y la chicha (cerveza de
maíz fermentado) que se ofrendaba al
Sol.
Las grandes fiestas celebradas al año
en honor al Sol eran dos: el Capac
Raymi y el Inti Raymi. El Capac Raymi
tenía lugar durante el solsticio del
verano austral (21 de diciembre).
Durante esta fiesta se celebraban los
ritos de iniciación de los hijos de los
nobles, que así entraban en la edad
adulta, en la aristocracia y en el servicio
del Inca.
El Inti Raymi coincidía con solsticio de
invierno (21 de junio). Antes del
amanecer, el emperador, su familia y el
pueblo se dirigían en solemne
procesión a la plaza mayor de Cuzco
en donde aguardaban en silencio al
sol naciente, cuya aparición era
recibida con júbilo. Todos los
presentes se arrodillaban entonces y el
Inca ofrecía chicha al sol en un
recipiente de plata. Después
marchaban al Coricancha, en donde se
volvía a encender el fuego sagrado
mediante el uso de unos espejos. La
ceremonia se acompañaba con danzas
y sacrificios de grano, flores y animales,
que eran quemados en hogueras.
Desde las colinas que rodeaban Cuzco
innumerables columnas de humo
ascendían hacia el cielo portando las
ofrendas realizadas al Sol.
En la actualidad Inti sigue siendo
honrado en Perú durante el Festival de
Inti Raimi en Cuzco.

Imagen: Inti Raymi, de Sebastian
Giacobino
Fuente: Mitología del mundo, Roy Willis

El nombre secreto de Ra

Cuenta la leyenda que en un principio
no había luz. Solo existía la oscuridad y
una gran extensión de agua con el
nombre de Num. El poder de Nun era
tan grande que desde el interior de la
penumbra hizo brotar un huevo
grande y brillante. Y del interior de ese
huevo surgió Ra.
Ra tenía el poder de hacer lo que
quisiera, incluso cambiar de forma. Lo
que el nombraba, adquiría forma y se
volvía real. Era tan importante el poder
del nombre, que guardaba bien
secreto su propio nombre para que
nadie pudiera usarlo.
Ra se dispuso a crear el sol diciendo:
“Al amanecer me llamo Kephera, al
mediodía Ra y al atardecer Tem”. Y
entonces, el sol apareció posprimera
vez iluminando la oscuridad, se elevó
sobre el horizonte y al atardecer
descendió para volver a ocultarse.
Luego nombró a Shu, y los vientos se
congregaron por primera vez y
comenzaron a soplar.
Cuando Ra nombró a Tefnut, la lluvia
se hizo presente con sus gotas. Más
tarde nombró a Geb y con solo
nombrarla, se formó la tierra y para
hacerle compañía nombró a la diosa
Nut, y el firmamento se arqueó sobre
la tierra. Y cuando quiso coronar a
Egipto con el río Nilo, nombró a Hapi. Y
el Nilo comenzó a fluir a través de
Egipto fertilizando su amplio valle. Ra,
comenzó a nombrar una por una
todas las cosas que existen sobre la
tierra y estas se hicieron visibles
crecieron. Finalmente les dio nombre a
los hombres y a las mujeres, y desde
entonces la humanidad pobló la tierra.
Ra podía asumir la forma que quisiera.
Entonces, tomó la forma de un
hombre y se convirtió en el primer
faraón de Egipto.
Ra gobernó Egipto durante miles de
años llevando bienestar y prosperidad
a sus habitantes gracias a las fabulosas
cosechas y a sus magníficas leyes. Los
egipcios solo tenían palabras de
agradecimiento y no dejaban de
ensalzar su nombre.
Pero Ra, había tomado forma humana
y por lo tanto envejecía día a día. Un
buen día, los egipcios, dejaron de
respetarlo, comenzaron a burlarse de
su aspecto senil y a desobedecer sus
órdenes.
Ra no pudo evitar oír las burlas y
comentarios y cuando vio que los
hombres no obedecían las leyes, se
enojó de tal manera que decidió
convocar a los dioses que había
creado en un lugar secreto para pedir
consejo. Allí estaban Shu ,Tefnut, Geb,
Nut y Nun escuchando el problema
que aquejaba al dios Ra.
Nun habló diciendo:
- Lo que debes hacer es destruirlos con
la forma de tu hija, la diosa Sekhmet.
Los otros dioses, al ver el mal
comportamiento de los hombres, le
aconsejaron también destruir a los
hombres por intermedio de la diosa
Sekhmet.
Ra, con su ojo, que despedía una
mirada aterradora, creó a la diosa
Sekhmet. Feroz y sanguinaria cual
leona que persigue su presa y se
deleita en la matanza y en la sangre.
Siguiendo las órdenes de Ra,
desencadenó su furia sobre todos los
que ridiculizaron a su padre,
sembrando el terror y la desesperación
en todo Egipto.
Los hombres huían a esconderse, pero
la diosa Sekhmet, los perseguía y los
asesinaba relamiéndose con la sangre.
Cuando Ra vió lo que Sekhmet había
hecho la llamó a su presencia para
preguntarle si lo había obedecido.
Sekhmet le respondió que estaba feliz
porque había vengado a su padre Ra,
eliminando a todos los hombres que
éste le había entregado. Todo Egipto
estaba teñido del color de la sangre y
era imposible detener la furia de la
cruel y sanguinaria Sekhmet.
Pero Ra se apiadó de los hombres y
decidió hacer algo para frenar la
matanza. Envió entonces a mensajeros
rápidos y silenciosos en busca de
grandes cantidades de ámbar. Luego
ordenó preparar mucos litros de
cerveza hasta llenar siete mil jarras.
Más tarde, mandó mezclar el ámbar
con la cerveza. A la luz de la luna, la
cerveza adquiría el color rojo de la
sangre. Hizo llenar nuevamente las
jarras y envió a sus mensajeros a
volcarlas en el lugar donde se
encontraba Sekhmet. Al salir el sol,
Sekhmet estaba preparada para su
próxima cacería, cuando vio la tierra
inundada de color rojo y creyó que
sería sangre real porque no había
cerca ningún hombre. Se acercó y
bebió alborozada mientras reía y
disfrutaba pensando que era sangre.
Bebió tanto, que ese día, que presa de
la ebriedad, no pudo matar a ningún
hombre.
Cuando Sekhmet volvió ante la
presencia de Ra, el dios la recibió con
alegría pues no había matado a
ninguna persona y decidió cambiar su
nombre por el de Hathor. A partir de
ese momento se convirtió en la diosa
Hathor fue la diosa de la dulzura, el
amor y la pasión.
La humanidad fue redimida y Ra
continuó reinando en su ancianidad,
aunque sabía que había llegado el
momento de delegar el gobierno de
Egipto en los dioses jóvenes. No
olvidemos que el poder de Ra estaba
en su nombre secreto. Si alguien lo
descubría, Ra dejaría de reinar. Ra
sabía esto y lo mantenía oculto en su
corazón. Solo utilizando grandes
poderes mágicos se podría conocer.
La diosa Geb se unió con Nut y
tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis
y Seth. Isis era la más sabia de todos
ellos. Isis conocía todos los secretos
del cielo y de la tierra, pero lo que no
conocía era el nombre secreto de Ra y
se propuso descubrirlo.
Ra, era muy anciano. Caminaba con
dificultad. Su cuerpo entero temblaba.
Sus palabras se escuchaban
entrecortadas y débiles e Isis comenzó
a seguirlo a escondidas y cuando una
gota de la baba de Ra cayó sobre la
tierra formando barro, ella lo recogió y
modeló una serpiente. Colocó la
serpiente cerca del camino y cuando
Ra paseaba, la serpiente lo mordió y
luego huyó a ocultarse. El veneno
corrió rápidamente por el cuerpo de
Ra, provocándole un dolor hasta
ahora desconocido. Ra gritó con todas
sus fueras y los dioses corrieron a su
encuentro.
Ra estaba desconcertado. Sentía que
un fuego lo quemaba por dentro y no
encontraba explicación a lo sucedido.
Los dioses convocados, lloraban y se
lamentaban por lo sucedido. Entre
estos dioses, se encontraba la astuta
Isis que se acercó preguntando:
- ¿Qué sucede padre todopoderoso?
¿Acaso te ha mordido una de las
serpientes que has creado?
- Me ha mordido una serpiente que yo
no he creado -dijo Ra-, no puedo dejar
de temblar. Siento que un fuego
abrasador me quema por dentro y me
devora.
Isis se acercó con dulzura y le dijo al
oído:
- Si me dices tu nombre secreto, podré
hacer uso de mis poderes mágicos y
podré sanarte.
-Yo soy el que hizo el cielo y la tierra -
respondió Ra. El que creó las aguas,
los vientos, la luz, la oscuridad. Soy el
creador del gran río Nilo. Yo soy
Khepera por la mañana, Ra al
mediodía y Tum al atardecer.
- Tú sabes bien, padre todopoderoso,
que esos nombres son conocidos por
todos –dijo Isis-. Lo que yo necesito
para curarte es tu nombre secreto.
Ra la tomó de la mano y le susurró al
oído:
- Antes que mi nombre pase de mi
corazón al tuyo, júrame que no se lo
dirás a nadie salvo al hijo que tendrás
que se llamará Horus. Y Horus deberá
jurar que el nombre permanecerá en él
por siempre. No se lo debe comunicar
ni a otros dioses ni a otros hombres.
Isis realizó su juramento y el
conocimiento del nombre secreto pasó
del corazón de Ra al corazón de Isis.
Entonces, Isis haciendo uso de todos
su poderes mágicos dijo: Por el
nombre que conozco, ordeno que el
veneno abandone el cuerpo de Ra
para siempre.
El veneno desapareció y Ra se sintió
bien, pero dejó de reinar sobre Egipto.
Encontró un lugar en el cielo donde
pasear siguiendo la trayectoria del sol.
Por las noches se trasladaba al mundo
subterráneo de Amenti, donde habitan
los difuntos. En su Barca llevaba las
almas de los muertos que conocían a
la perfección las plegarias y las
palabras que se debían decir para
llegar al otro mundo.

17/5/12

GEA

Gea o Gaya en griego antiguo ‘suelo’ o
‘tierra’; es la diosa primordial que
personifica la Tierra en la mitología
griega.
Es una deidad primordial y ctónica en
el antiguo panteón griego, considerada
la Tierra Madre.
Su equivalente en el panteón romano
era Terra Mater o Tellus. Los romanos,
a diferencia de los griegos, no
distinguían sistemáticamente una
Titánide Tierra (Tierra) de una diosa del
grano, Ceres.
Gea es la madre Tierra de donde
surgen todas las razas divinas. Ella
nace después de Caos y antes de Eros
(el Amor). Ella sola engendró a Urano
(el Cielo) que la cubre al igual que
Ponto (el mar).
Después se une con Urano y da a luz a
los seis titanes: Océano, Ceo, Crío,
Hiperión, Japeto y Cronos. También
tuvo a las seis titánides: Tía, Rea, Temis,
Mnemósine, Febe y Tetis (madre del
héroe Aquiles). Después nacieron los
cíclopes (monstruos gigantes con un
solo ojo), divinidades relacionadas con
el rayo y el trueno. Por último nacieron
los Hecatonquiros, seres de cien
brazos, gigantescos y violentos.
Urano odiaba a todos sus hijos, por lo
que los obligaba a vivir en las
profundidades de su madre. Un día
ella decidió liberarlos y les pidió que se
vengaran de su padre, pero todos le
temían demasiado. Sólo el menor,
Cronos aceptó, pues lo odiaba mucho.
Gea le entregó una hoz de acero a su
hijo. En la noche cuando Urano cubrió
a Gea toda para unirse con ella,
Cronos le cortó los testículos a su
padre y los arrojó detrás de él. La
sangre que brotaba de la herida
fecundó a Gea y de ahí nacieron los
Gigantes, las Herinias y las Ninfas de
los Fresnos, además de todas las
divinidades relacionadas con los
árboles.
Posterior a esta mutilación, Gea se unió
con Ponto de donde nacieron las
divinidades marinas: Nereo, Taumante,
Forcis, Ceto y Euribia. Mientras, Cronos
reinaba en el mundo y se había vuelto
un tirano terrible y había encerrado a
sus hermanos en el Tártaro, por lo que
Gea planeó una nueva venganza. Los
hijos de Rea y Cronos habían sido
devorados por su padre, pero cuando
ella estaba encinta de Zeus, pidió
ayuda. Gea y Urano le revelaron el
secreto de los Destinos y le enseñaron
como burlar a Cronos. Cuando el niño
nace, Gea lo esconde en una caverna,
al mismo tiempo que a Cronos le era
entregada una piedra envuelta en
mantillas, a la que devoró sin notar la
diferencia.
Cuando Zeus estuvo mayor, luchó
abiertamente con Cronos y Gea le hizo
saber que necesitaría la ayuda de los
Titanes. Estos al ser liberados por Zeus
del Tártaro, le dieron el rayo, el trueno
y el relámpago, armas con las que
destronó a su padre.
Pero Gea seguía descontenta por la
suerte de los Hecatonquiros, que
habían sido derrotados, por lo que se
une con Tártaro (dios de los abismos)
y engendró a Tifón, con el que
tuvieron que luchar los dioses por
largo tiempo. Además nació de esta
unión otro monstruo, Equidna.
La mayoría de las teogonías le
atribuyen a Gea la maternidad de
diversos monstruos como Caribdis, las
Harpías, Pitón, el dragón guardián del
vellocino de oro, e incluso la Fama.
Con el tiempo, Gea se convirtió en la
madre universal, y conforme el mundo
helénico personificaba a sus dioses, la
tierra se encarnaba en divinidades
como Démeter o Cibeles, y la tierra
como elemento abandonaba la
mitología.
Gea se consideraba además, como
inspiradora de muchos oráculos,
poseía los secretos de los Destinos, y
sus predicciones eran más antiguas y
seguras que las del mismo Apolo.
Fuentes:
http://www.guiascostarica.com/mitos/
grecia39.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Gea

19/3/12

IDUNA. DIOSA DE LAS MANZANAS y LA FERTILIDAD. Mitología nórdica.

Iðunn (cuyo posible significado sea
"siempre joven" ) es una de las Ásynjur
(diosas) de la mitología nórdica. Iðunn
sólo aparece en la Edda poética,
compilada en el siglo XIII de antiguas
fuentes tradicionales, y en la Edda
prosaica, escrita en el mismo siglo por
Snorri Sturluson.
En ambas fuentes, se la describe como
la esposa del dios escáldico Bragi, y en
la Edda poética se le da también el rol
de guardiana de las manzanas que dan
a los dioses eterna juventud. Varias
teorías rodean su figura, y uno de los
montes de Venus, Idunn Mons, fue
nombrado por ella.
El nombre Iðunn ha sido explicado
varias veces con el significado de
"siempre joven", "rejuvenecedor", o "el
rejuvenecimiento".
Como el moderno alfabeto inglés
carece del carácter Eth, Iðunn es a
veces escrito en inglés como Idun,
Idunn or Ithun. El sufijo -a es a veces
aplicado para denotar la feminidad, lo
que resulta en formas tales como
Iduna y Idunna.
Algunas de las distintas historias que
han perdurado respecto a Iðunn se
centran en sus manzanas
rejuvenecedoras.
La erudita H. R. Ellis Davidson las
relaciona con prácticas religiosas del
paganismo germano. Señala que se
encontraron canastas de manzanas en
el sitio de entierro del siglo IX del
barco de Oseberg en Noruega, y que
también se han encontrado frutas y
nueces en tumbas de los pueblos
germánicos, en Inglaterra y el
continente europeo que podrían tener
algún significado simbólico, y también
que las nueces son todavía
reconocidas como símbolo de fertilidad
en el sudoeste de Inglaterra.
Davidson denota una conexión entre
las manzanas y los Vanir, una tribu de
dioses asociados a la fertilidad dentro
de la mitología nórdica, citando un
ejemplo en donde Skirnir, actuando
como mensajero del dios mayor de los
Vanir Frey en las estrofas 19 y 20 de
Skírnismál, le da once “manzanas de
oro” a Gerðr para cortejarla,.
En Skírnismál, Gerðr menciona al
asesino de su hermano en la estrofa
16, lo que, declara Davidson, ha
llevado a ciertas sugerencias sobre una
posible conexión entre Gerðr e Iðunn,
ya que son similares en este sentido. La
erudita inglesa también observa una
mayor conexión entre la fertilidad y las
manzanas dentro de la mitología
nórdica; en el segundo capítulo de la
Saga Volsunga, cuando la diosa mayor
Frigg manda al rey Rerir una manzana
luego de que éste haya rezado a Odín
por un hijo, el mensajero de Frigg
(disfrazado de cuervo) deja caer la
manzana sobre su regazo cuando se
sienta sobre un túmulo. Cuando la
esposa de Rerir se come la manzana,
queda embarazada por seis años y su
hijo debe nacer por cesárea.
Davidson también señala la frase
“manzanas de Hel”, usada en un
poema del siglo XI por el escaldo
Thorbiorn Brúnarson. Afirma que esto
puede implicar que las manzanas
hayan sido pensadas por el escaldo
como la comida de los muertos. Más
allá, también apunta que la diosa
germana Nehalennia a veces es
representada con manzanas, y que
además existen paralelos con antiguas
historias irlandesas. Davidson afirma
que mientras que el cultivo de
manzanas en Europa del Norte se
puede rastrear hasta los tiempos del
Imperio romano y provino del oriente
próximo, la variedad de manzanos
nativos de Europa del Norte dan frutos
más pequeños y amargos.
Concluye que en la figura de Iðunn
"debemos tener un vago reflejo de un
viejo símbolo: aquel del de una diosa
guardiana de la fruta de otro mundo
que da vida."
Imagen: "Idun y las manzanas" (1890)
por J. Doyle Penrose

Fuente: WIKIPEDIA.