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3/8/12

LA FLOR DE LOTO

La flor de Loto ha sido símbolo de
multitud de civilizaciones a lo largo de
la historia de la Humanidad. En la
civilización egipcia tenía un gran
significado, ya que de él emergían
multitud de dioses como Ra, dios del
Sol, al estar ligada la flor a la aparición
y al ocaso del Sol, debido a que sólo
está abierta por el día. De ella también
emergió el dios Nefertum, considerado
el dios de los perfumes, al
proporcionar un perfume sumamente
agradable a los egipcios.
Según la mitología griega, una
hermosa diosa huyó al bosque
asustada y fue a parar a un lugar
llamado Loto donde se hundió, lugar
llamado así por los supremos dioses
destinado para los fracasados y
perdedores en la vida. La joven diosa
luchó durante siglos y logró salir en
forma de una hermosa flor, de largos
pétalos. Por ello, para los griegos
significaba el triunfo después de haber
luchado incansablemente en contra del
fracaso.
La alternativa Cristiana del loto es el
lirio blanco, relacionado a María como
reina de los cielos, y que significa tanto
fertilidad como pureza.
Tradicionalmente, el Arcángel Gabriel
lleva a la Virgen María el lirio de la
Anunciación.
La flor del loto en la India simboliza
divinidad, fertilidad, riqueza,
conocimiento e ilustración, siendo
actualmente su símbolo nacional. Esta
asociada con la diosa de la
abundancia, Maha Lakshmi, quien
provee prosperidad, pureza y
generosidad. Simbolizando pureza,
belleza y todo lo que es bueno. A su
vez fue venerada en el brahmanismo
como "Madre de la creación", y hasta
Brahma, soberano hindú de todos los
dioses provenía de la flor del loto.
En el ámbito budista la flor que se alza
sobre el agua es uno de los más
antiguos símbolos, y de los más
frecuentemente representados
atributos de sus personajes humanos
y celestiales. El loto, que sirve como
asiento o trono para Buda o los
Budas, indica por ello un nacimiento
divino.
En China con la dinastía Sung (s. X-
XIII), surgió la costumbre de vendar
los pies de las niñas entre los 4 y 9
años. Los pies pequeños, “los pies de
loto dorados” (llamados así por que el
balanceo al caminar era similar al del
loto mecido por el aire,) eran el mayor
símbolo de belleza y perfección de una
mujer. Los pies de loto dorado no sólo
eran una imagen de belleza sino de
sensualidad, considerándose que el
juego de la caricia de los pies
femeninos formaba parte del erotismo
chino. El dolor y sufrimiento que
pagaban las mujeres por la belleza las
acompañaba toda la vida. Las vendas
no debían ser retiradas a riesgo del
crecimiento indeseado salvo para la
higiene, y las bellas cumplían con el
lavado ritual en las aguas del santuario
donde los dioses mitigarían sus
dolores.
En China, donde se han encontrado
semillas con más de 7.000 años, el loto
está asociado a longevidad, y todas las
partes de ella se suponen para tener
características medicinales. Los tallos
largos del loto del corte son llenados
recientemente del vino vertiéndolo a
través de un pequeño agujero en el
centro de la hoja y dejando drenaje de
la gravedad él abajo extraer las
calidades beneficiosas de los lotos. Las
semillas son comestibles, pero
necesitan ser peladas. Durante las
festividades chinas del Año Nuevo, se
degustan las semillas azucaradas del
loto en forma de dulces. Según una
tradición, la esposa que encuentra
dicha semilla dentro del dulce, será
madre en el año posterior.
Las cualidades aromáticas del Loto ya
eran aprovechadas desde el Egipto
Clásico, existen diversas escenas, sobre
todo en tumbas del Imperio Nuevo,
donde se ven mujeres con un loto
prendido en el cabello o bien oliendo
o dando a oler el perfume de la flor.
También se usaba como adorno
funerario, hallándose restos de flores
de loto en sarcófagos, uno de los más
famosos, el de Tutankhamon, donde
se encontró dispersado sobre su
momia. A su vez, era utilizado el loto
azul en medicina y para alimentación.
Antiguamente el Loto Sagrado se
fumada o se consumía en forma de té
con la idea de que se experimentaría
un sentimiento de alegría que
inundaba cuerpo y mente. Las
propiedades tranquilizadoras son
reconocidas desde largo tiempo en el
loto al atenuar los impulsos y los
estímulos sexuales, por lo que se le
incorpora a la composición de
anafrodisiacos industriales...
Fuente:cienciapopular.com

GENIOS

Los genios son criaturas fantásticas de
la mitología semítica. Su carácter es
amoral e irreverente, pueden ser
bromistas y embaucadores, pero no
siempre son dañinos para el ser
humano. La palabra
proviene del árabe yinn.
En la antigüedad, los genios eran los
espíritus de los pueblos que habían
desaparecido, que salían por las
noches para molestar y se escondían
al amanecer. Para otras mitologías, son
seres de fuego. Para todas las
tradiciones, son criaturas con
cualidades de duendes, que pueden
ser benéficos o dañinos para los
humanos. El Islam tomó parte de estas
creencias antiguas, que subsisten hasta
nuestros días. El Corán denominó con
este nombre a muchas manifestaciones
diferentes de los países islámicos. Un
genio puede protagonizar prácticas
mágicas (para los pueblos de origen
mazdeísta), ser un ladrón nocturno, o
un tentador del desierto (para los
tuareg), en la India son invasores del
hogar, que deben ser expulsados con
una ceremonia del Corán. En el Islam
consideran a los genios como seres
creados con fuego sin humo, con libre
albedrío, que pueden obedecer a Dios,
a Iblís, al demonio.
Son la tercera raza que Dios creó,
además de los ángeles y humanos. A
diferencia de los ángeles, comparten el
mundo físico con los hombres y son
tangibles, pero pueden tomar
cualquier forma o ser invisibles.
Pueden casarse y procrear con los
humanos, tanto que la legislación
islámica medieval regulaba los
casamientos de genios y humanos y
todos los aspectos relativos. Aunque
muchos pensadores medievales
musulmanes dudaron de la existencia
de estas criaturas.
En las zonas rurales musulmanas, se
mantiene esta creencia y aparecen en
la literatura popular. En Occidente se
conocen estas criaturas, pero sobre
todos las malignas como el Ifrit, que
figuran en los cuentos de “Las mil y
una noches.” Son una especie amoral,
pero no imprescindiblemente
malignos, pero suelen ser bromistas y
embaucadores.
Los genios pueden ser invisibles o de
formas cambiantes, pueden ser
animales, o mujeres hermosas que
seducen a los hombres para quitarles
la energía, similares a los súcubos.
Pueden ocasionar la locura, atravesar
paredes y seres vivos, desplazarse a
grandes velocidades, convertirse en
seres humanos y suplantar a familiares
y conocidos. Normalmente son
invisibles para los humanos, para que
los hombres no se relacionen
normalmente con ellos.
Se organizan en jerarquías y dinastías.
Es posible dominarlos mediante un
objeto, para convertirlos en esclavos.

24/6/12

LAS SIRENAS (EN LA MITOLOGÍA BRITÁNICA)

En las Islas Británicas las sirenas se
consideran presagios de mala suerte.
Las sirenas, a veces descritas como
monstruos de hasta 600 metros,
podrían nadar en agua dulce y llegar
hasta los ríos y lagos y ahogar a sus
víctimas, haciéndoles creer que eran
personas que se estaban ahogando.
En ocasiones, las sirenas podrían curar
enfermedades.
Es muy conocida en Gales la historia
de Dahud, la princesa de Caer Ys, una
ciudad que, debido a los pecados de
la hija del Rey (la joven y bella Dahud),
fue condenada por los dioses a ser
tragada por las olas. Cuando el padre
de Dahud escapaba, su hija cayó al
mar, y ahí sigue desde entonces,
transformada en una sirena, nadando
entre las ruinas de Caer Ys. Otra
leyenda muy popular en Gales es la de
Murgen: En el siglo VI, una sirena fue
capturada y bautizada en el norte de
Gales, y se le enseñó la lengua nativa.
Se dijo de ella que no era pez porque
cosía y hablaba, pero no era mujer
porque podía vivir bajo el agua. La
sirena figuró como una santa en
ciertos almanaques antiguos, bajo el
nombre de Murgen que quiere decir
mujer que viene del mar.
A los sirénidos de Irlanda se les llama
merrows y en estas tierras se cree que
el número de hembras es superior al
de los machos, aunque estos son más
feos que sus compañeras: un merrow
masculino poseen dientes puntiagudos
y rostro semejante a un cerdo. Todos
los merrows se caracterizan por las
membranas de sus manos, su
hostilidad hacia los humanos y sus
prendas de ropa mágicas, que les
permiten atravesar cualquier corriente
oceánica. Todo hombre o mujer que le
roba a un merrow su prenda tiene
poder sobre él, y en muchos relatos,
varios hombres esconden estas
prendas obligando a las hembras a
casarse con ellos. Los hombres ganan
así esposas bellas y ricas (debido a los
botines que estas sirenas obtienen con
los naufragios), pero si la esposa
merrow recupera su prenda, la
llamada del mar será tan fuerte que
acabará abandonando a sus hijos y a
su marido.
En la mitología escocesa, hay una
sirena llamada Ceasg o "doncella de las
olas". Concretamente, la parte inferior
de esta sirena es la de un salmón. Se
dice que a aquellos que la capturan les
concede tres deseos si la devuelven al
agua, pero cuando un hombre se
enamora de ella, la mujer-salmón lo
seduce y lo arrastra a las
profundidades. Famosos son también
en Escocia los selkies, hadas marinas
que en el mar adoptan la forma de una
foca, pero al llegar a la tierra se
deshacen de sus pieles para tomar
forma de mujer. Al igual que con los
merrows, todo hombre que quiera una
esposa selkie sólo tiene que robarle la
piel de foca, pero si ella luego
encuentra la piel, volverá al mar para
siempre. Los hijos nacidos de la unión
de hombres y selkies tenían
membranas que unían los dedos de
sus pies o sus manos.
Imagen: Waterhouse, Sirena
Elaborado a partir de Wikipedia

Inti, el dios del Sol (Leyenda de la mitología Inca)

El Sol, la Luna y las estrellas
conformaban el núcleo del panteón
inca. A su cabeza se encontraba Inti, el
dios Sol, hijo de Viracocha, fuente de
toda la riqueza, rey del cielo, las
plantas, y el universo. Se le
consideraba además el ancestro del
emperador o Sapa Inca, que como
representante suyo gobernaba con
poder absoluto sobre el
Tahuantinsuyo, las cuatro partes del
mundo conocido.
Cuenta un viejo mito que Inti, viendo
que los hombres vivían como animales
salvajes, sin cultivar la tierra ni
construir casas, alimentándose de las
raíces que encontraban y cubriéndose
con hojas y pieles, decidió enviar a dos
de sus hijos, hombre y mujer, para que
les transmitiesen el conocimiento y los
guiasen.
Estos dos hijos del Sol eran Manco
Capac y Mama Ocllo, de quienes
proviene la dinastía reinante, los Incas
propiamente dichos.
Antes de depositarlos junto al lago
Titicaca, el Sol les dio una estrecha
barra de oro para que la clavasen en
la tierra allá por donde pasasen. Si la
barra se hundía de un solo golpe,
aquel era el lugar apropiado para
asentarse definitivamente. Así los dos
caminaron hacia el norte, hasta llegar
a un valle rodeado de escarpadas
montañas en cuyo suelo la barra se
hundió tras darle un golpe.
Convocaron entonces a las gentes,
explicándoles como el Sol los había
enviado para que fuesen sus maestros,
y las llevaron a aquel lugar, en donde
fundaron la ciudad de Cuzco.
De Inti se decía que estaba casado con
su hermana la Luna, llamada también
Mama Quilla. Los antiguos habitantes
de Perú creían que tras cruzar el cielo
en su periplo diario, se sumergía en el
océano oriental, al cual secaba
parcialmente.
Durante la noche regresaba nadando
bajo la tierra y reaparecía a la mañana
siguiente rejuvenecido por el baño.
Los eclipses eran interpretados como
una señal de su ira.
Cuentan que en una ocasión el Sol se
apareció al Inca Yupanqui para
anunciar futuras victorias militares y
recordarle sus obligaciones como hijo
suyo.
Mientras el Inca hacía un alto en el
camino junto a la fuente de Sucur-
pugaio, un cristal cayó al agua. Al mirar
en su interior vio a un indio tras cuya
cabeza brillaban tres rayos de sol, que
iba vestido con los ropajes reales,
llevaba enroscadas en sus brazos dos
serpientes y se acompañaba por dos
pumas. Yupanqui se asustó con su
visión, pero la imagen lo tranquilizó
diciéndole que era su padre el Sol.
Después le anunció que conquistaría
muchas naciones, pero que nunca
debía olvidarse de reverenciarle
dedicándole las ofrendas adecuadas.
Tras decir esto desapareció, dejando al
Inca el cristal, en el cual pudo ver
desde entonces todo aquello que
deseó.
Según esta leyenda, Yupanqui ordenó
construir una estatua del Sol que lo
presentase tal y como él lo había visto.
Sin embargo, la representación
habitual consistía en un disco dorado
con un rostro inscrito y rodeado por
rayos solares y llamas. Así aparecía,
por ejemplo en el santuario principal
del Templo del Sol o Coricancha,
templo más importante de Cuzco y
auténtico centro religioso del imperio.
En el Coricancha, cuyos muros
exteriores medían más de
cuatrocientos metros, vivía el Gran
Sacerdote del Sol o Vilca-Oma, quien
dirigía toda la vida religiosa del imperio
y era habitualmente tío o hermano del
emperador. Otros de los recintos
internos servían de vivienda a parte del
personal del templo, que podía llegar a
estar compuesto por centenares de
personas.
Existía también un grupo de mujeres,
las Vírgenes del Sol o Acllas
(“elegidas”), consagradas al Sol y al
servicio del Inca. Unos funcionarios
especiales las seleccionaban entre las
niñas menores de 8 años según su
linaje y su belleza.
Desde entonces residían en unos
conventos, los Aclla Huasi (“casa de las
elegidas”), bajo el gobierno de unas
mujeres mayores denominadas Mama
Cunas. Tejían toda la ropa que el Inca
y su mujer vestían, y preparaban la
ropa, la comida y la chicha (cerveza de
maíz fermentado) que se ofrendaba al
Sol.
Las grandes fiestas celebradas al año
en honor al Sol eran dos: el Capac
Raymi y el Inti Raymi. El Capac Raymi
tenía lugar durante el solsticio del
verano austral (21 de diciembre).
Durante esta fiesta se celebraban los
ritos de iniciación de los hijos de los
nobles, que así entraban en la edad
adulta, en la aristocracia y en el servicio
del Inca.
El Inti Raymi coincidía con solsticio de
invierno (21 de junio). Antes del
amanecer, el emperador, su familia y el
pueblo se dirigían en solemne
procesión a la plaza mayor de Cuzco
en donde aguardaban en silencio al
sol naciente, cuya aparición era
recibida con júbilo. Todos los
presentes se arrodillaban entonces y el
Inca ofrecía chicha al sol en un
recipiente de plata. Después
marchaban al Coricancha, en donde se
volvía a encender el fuego sagrado
mediante el uso de unos espejos. La
ceremonia se acompañaba con danzas
y sacrificios de grano, flores y animales,
que eran quemados en hogueras.
Desde las colinas que rodeaban Cuzco
innumerables columnas de humo
ascendían hacia el cielo portando las
ofrendas realizadas al Sol.
En la actualidad Inti sigue siendo
honrado en Perú durante el Festival de
Inti Raimi en Cuzco.

Imagen: Inti Raymi, de Sebastian
Giacobino
Fuente: Mitología del mundo, Roy Willis

16/5/12

Inti, el dios del Sol (Leyenda de la mitología Inca)

El Sol, la Luna y las estrellas
conformaban el núcleo del panteón
inca. A su cabeza se encontraba Inti, el
dios Sol, hijo de Viracocha, fuente de
toda la riqueza, rey del cielo, las
plantas, y el universo. Se le
consideraba además el ancestro del
emperador o Sapa Inca, que como
representante suyo gobernaba con
poder absoluto sobre el
Tahuantinsuyo, las cuatro partes del
mundo conocido.
Cuenta un viejo mito que Inti, viendo
que los hombres vivían como animales
salvajes, sin cultivar la tierra ni
construir casas, alimentándose de las
raíces que encontraban y cubriéndose
con hojas y pieles, decidió enviar a dos
de sus hijos, hombre y mujer, para que
les transmitiesen el conocimiento y los
guiasen.
Estos dos hijos del Sol eran Manco
Capac y Mama Ocllo, de quienes
proviene la dinastía reinante, los Incas
propiamente dichos.
Antes de depositarlos junto al lago
Titicaca, el Sol les dio una estrecha
barra de oro para que la clavasen en
la tierra allá por donde pasasen. Si la
barra se hundía de un solo golpe,
aquel era el lugar apropiado para
asentarse definitivamente. Así los dos
caminaron hacia el norte, hasta llegar
a un valle rodeado de escarpadas
montañas en cuyo suelo la barra se
hundió tras darle un golpe.
Convocaron entonces a las gentes,
explicándoles como el Sol los había
enviado para que fuesen sus maestros,
y las llevaron a aquel lugar, en donde
fundaron la ciudad de Cuzco.
De Inti se decía que estaba casado con
su hermana la Luna, llamada también
Mama Quilla. Los antiguos habitantes
de Perú creían que tras cruzar el cielo
en su periplo diario, se sumergía en el
océano oriental, al cual secaba
parcialmente.
Durante la noche regresaba nadando
bajo la tierra y reaparecía a la mañana
siguiente rejuvenecido por el baño.
Los eclipses eran interpretados como
una señal de su ira.
Cuentan que en una ocasión el Sol se
apareció al Inca Yupanqui para
anunciar futuras victorias militares y
recordarle sus obligaciones como hijo
suyo.
Mientras el Inca hacía un alto en el
camino junto a la fuente de Sucur-
pugaio, un cristal cayó al agua. Al mirar
en su interior vio a un indio tras cuya
cabeza brillaban tres rayos de sol, que
iba vestido con los ropajes reales,
llevaba enroscadas en sus brazos dos
serpientes y se acompañaba por dos
pumas. Yupanqui se asustó con su
visión, pero la imagen lo tranquilizó
diciéndole que era su padre el Sol.
Después le anunció que conquistaría
muchas naciones, pero que nunca
debía olvidarse de reverenciarle
dedicándole las ofrendas adecuadas.
Tras decir esto desapareció, dejando al
Inca el cristal, en el cual pudo ver
desde entonces todo aquello que
deseó.
Según esta leyenda, Yupanqui ordenó
construir una estatua del Sol que lo
presentase tal y como él lo había visto.
Sin embargo, la representación
habitual consistía en un disco dorado
con un rostro inscrito y rodeado por
rayos solares y llamas. Así aparecía,
por ejemplo en el santuario principal
del Templo del Sol o Coricancha,
templo más importante de Cuzco y
auténtico centro religioso del imperio.
En el Coricancha, cuyos muros
exteriores medían más de
cuatrocientos metros, vivía el Gran
Sacerdote del Sol o Vilca-Oma, quien
dirigía toda la vida religiosa del imperio
y era habitualmente tío o hermano del
emperador. Otros de los recintos
internos servían de vivienda a parte del
personal del templo, que podía llegar a
estar compuesto por centenares de
personas.
Existía también un grupo de mujeres,
las Vírgenes del Sol o Acllas
(“elegidas”), consagradas al Sol y al
servicio del Inca. Unos funcionarios
especiales las seleccionaban entre las
niñas menores de 8 años según su
linaje y su belleza.
Desde entonces residían en unos
conventos, los Aclla Huasi (“casa de las
elegidas”), bajo el gobierno de unas
mujeres mayores denominadas Mama
Cunas. Tejían toda la ropa que el Inca
y su mujer vestían, y preparaban la
ropa, la comida y la chicha (cerveza de
maíz fermentado) que se ofrendaba al
Sol.
Las grandes fiestas celebradas al año
en honor al Sol eran dos: el Capac
Raymi y el Inti Raymi. El Capac Raymi
tenía lugar durante el solsticio del
verano austral (21 de diciembre).
Durante esta fiesta se celebraban los
ritos de iniciación de los hijos de los
nobles, que así entraban en la edad
adulta, en la aristocracia y en el servicio
del Inca.
El Inti Raymi coincidía con solsticio de
invierno (21 de junio). Antes del
amanecer, el emperador, su familia y el
pueblo se dirigían en solemne
procesión a la plaza mayor de Cuzco
en donde aguardaban en silencio al
sol naciente, cuya aparición era
recibida con júbilo. Todos los
presentes se arrodillaban entonces y el
Inca ofrecía chicha al sol en un
recipiente de plata. Después
marchaban al Coricancha, en donde se
volvía a encender el fuego sagrado
mediante el uso de unos espejos. La
ceremonia se acompañaba con danzas
y sacrificios de grano, flores y animales,
que eran quemados en hogueras.
Desde las colinas que rodeaban Cuzco
innumerables columnas de humo
ascendían hacia el cielo portando las
ofrendas realizadas al Sol.
En la actualidad Inti sigue siendo
honrado en Perú durante el Festival de
Inti Raimi en Cuzco.
Imagen: Inti Raymi, de Sebastian
Giacobino
Fuente: Mitología del mundo, Roy Willis

2/5/12

MEDUSA, de BERNINI

Medusa era una
de las tres gorgonas, la única mortal.
Esteno, Euríale y Medusa eran hijas de
dos divinidades marinas, Forcis y Ceto.
Su aspecto era terrible: de la cabeza le
crecían serpientes en vez de pelo, el
cuerpo recubierto de escamas de
dragónen su sonrisa lucían un par de
afilados colmillos de jabalí; sus manos
eran de bronce y sus dos pies, alas de
oro, lo que les permitía volar; y, si
miraban directamente a alguien a los
ojos, al momento le dejaban
petrificado.
De las tres gorgonas, la más famosa
era Medusa, la única mortal. Medusa y
sus hermanas vivían el extremo de
Occidente, cerca del reino de los
muertos, y no había mortal ni divinidad
que no las tuviera temor.
En la versión más conocida del mito,
Medusa era originalmente una
hermosa mujer humana. Poseidón se
enamoró de Medusa, y la sedujo (o
violó) en un templo dedicado a Atenea.
Ambos dioses eran rivales desde que
compitieran por el patronazgo de
Atenas y los habitantes de la ciudad
prefiriesen el olivo de Atenea a la
fuente o los caballos de Poseidón. Tras
descubrir la profanación de su templo,
Atenea transformó a Medusa hasta
tener la forma de sus dos hermanas.
Algunas versiones dicen que fue
Afrodita quien, celosa de la cabellera
de Medusa, la cambió por serpientes.
Mientras Medusa estaba embarazada
de Poseidón, fue decapitada por el
héroe Perseo con la ayuda de Atenea y
Hermes. De la sangre que cayó al suelo
o, según las versiones, de su cuello,
brotó su descendencia: el caballo
alado Pegaso y el gigante Crisaor ( el
padre de Gerión, un gigante que
poseía tres cuerpos hasta la cintura y
al que Hércules mataría en La Coruña y
enterraría debajo de la Torre de
Hércules) . Perseo usó la cabeza de
Medusa para rescatar a Andrómeda,
matar a Polidectes y, en algunas
versiones, petrificar al titán Atlas.
Entonces se la ofreció a Atenea, quien
colocó la cabeza de medusa en su
escudo, la égida. Se dice que la sangre
de la Medusa resucitaba a los muertos
y con ella Asclepio resucitó a algunos
héroes. Según cuenta Pausanias en el
libro II de su Descripción de Grecia,
dedicado a Corinto, el mito de Medusa
es una versión novelada de la historia
de una reina quien, después de la
muerte de su padre, habría recogido
ella misma el cetro, gobernando a sus
súbditos cerca del lago Tritonide, en
Libia. Medusa habría muerto de noche
durante una campaña contra Perseo,
un príncipe del Peloponeso.
El busto, posiblemente realizado entre
1638 y 1648, se inspira en la mitología
clásica narrada en la Metamorfosis de
Ovidio. Muestra a la bella Medusa en el
momento de su transformación en
monstruo