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24/6/12

Inti, el dios del Sol (Leyenda de la mitología Inca)

El Sol, la Luna y las estrellas
conformaban el núcleo del panteón
inca. A su cabeza se encontraba Inti, el
dios Sol, hijo de Viracocha, fuente de
toda la riqueza, rey del cielo, las
plantas, y el universo. Se le
consideraba además el ancestro del
emperador o Sapa Inca, que como
representante suyo gobernaba con
poder absoluto sobre el
Tahuantinsuyo, las cuatro partes del
mundo conocido.
Cuenta un viejo mito que Inti, viendo
que los hombres vivían como animales
salvajes, sin cultivar la tierra ni
construir casas, alimentándose de las
raíces que encontraban y cubriéndose
con hojas y pieles, decidió enviar a dos
de sus hijos, hombre y mujer, para que
les transmitiesen el conocimiento y los
guiasen.
Estos dos hijos del Sol eran Manco
Capac y Mama Ocllo, de quienes
proviene la dinastía reinante, los Incas
propiamente dichos.
Antes de depositarlos junto al lago
Titicaca, el Sol les dio una estrecha
barra de oro para que la clavasen en
la tierra allá por donde pasasen. Si la
barra se hundía de un solo golpe,
aquel era el lugar apropiado para
asentarse definitivamente. Así los dos
caminaron hacia el norte, hasta llegar
a un valle rodeado de escarpadas
montañas en cuyo suelo la barra se
hundió tras darle un golpe.
Convocaron entonces a las gentes,
explicándoles como el Sol los había
enviado para que fuesen sus maestros,
y las llevaron a aquel lugar, en donde
fundaron la ciudad de Cuzco.
De Inti se decía que estaba casado con
su hermana la Luna, llamada también
Mama Quilla. Los antiguos habitantes
de Perú creían que tras cruzar el cielo
en su periplo diario, se sumergía en el
océano oriental, al cual secaba
parcialmente.
Durante la noche regresaba nadando
bajo la tierra y reaparecía a la mañana
siguiente rejuvenecido por el baño.
Los eclipses eran interpretados como
una señal de su ira.
Cuentan que en una ocasión el Sol se
apareció al Inca Yupanqui para
anunciar futuras victorias militares y
recordarle sus obligaciones como hijo
suyo.
Mientras el Inca hacía un alto en el
camino junto a la fuente de Sucur-
pugaio, un cristal cayó al agua. Al mirar
en su interior vio a un indio tras cuya
cabeza brillaban tres rayos de sol, que
iba vestido con los ropajes reales,
llevaba enroscadas en sus brazos dos
serpientes y se acompañaba por dos
pumas. Yupanqui se asustó con su
visión, pero la imagen lo tranquilizó
diciéndole que era su padre el Sol.
Después le anunció que conquistaría
muchas naciones, pero que nunca
debía olvidarse de reverenciarle
dedicándole las ofrendas adecuadas.
Tras decir esto desapareció, dejando al
Inca el cristal, en el cual pudo ver
desde entonces todo aquello que
deseó.
Según esta leyenda, Yupanqui ordenó
construir una estatua del Sol que lo
presentase tal y como él lo había visto.
Sin embargo, la representación
habitual consistía en un disco dorado
con un rostro inscrito y rodeado por
rayos solares y llamas. Así aparecía,
por ejemplo en el santuario principal
del Templo del Sol o Coricancha,
templo más importante de Cuzco y
auténtico centro religioso del imperio.
En el Coricancha, cuyos muros
exteriores medían más de
cuatrocientos metros, vivía el Gran
Sacerdote del Sol o Vilca-Oma, quien
dirigía toda la vida religiosa del imperio
y era habitualmente tío o hermano del
emperador. Otros de los recintos
internos servían de vivienda a parte del
personal del templo, que podía llegar a
estar compuesto por centenares de
personas.
Existía también un grupo de mujeres,
las Vírgenes del Sol o Acllas
(“elegidas”), consagradas al Sol y al
servicio del Inca. Unos funcionarios
especiales las seleccionaban entre las
niñas menores de 8 años según su
linaje y su belleza.
Desde entonces residían en unos
conventos, los Aclla Huasi (“casa de las
elegidas”), bajo el gobierno de unas
mujeres mayores denominadas Mama
Cunas. Tejían toda la ropa que el Inca
y su mujer vestían, y preparaban la
ropa, la comida y la chicha (cerveza de
maíz fermentado) que se ofrendaba al
Sol.
Las grandes fiestas celebradas al año
en honor al Sol eran dos: el Capac
Raymi y el Inti Raymi. El Capac Raymi
tenía lugar durante el solsticio del
verano austral (21 de diciembre).
Durante esta fiesta se celebraban los
ritos de iniciación de los hijos de los
nobles, que así entraban en la edad
adulta, en la aristocracia y en el servicio
del Inca.
El Inti Raymi coincidía con solsticio de
invierno (21 de junio). Antes del
amanecer, el emperador, su familia y el
pueblo se dirigían en solemne
procesión a la plaza mayor de Cuzco
en donde aguardaban en silencio al
sol naciente, cuya aparición era
recibida con júbilo. Todos los
presentes se arrodillaban entonces y el
Inca ofrecía chicha al sol en un
recipiente de plata. Después
marchaban al Coricancha, en donde se
volvía a encender el fuego sagrado
mediante el uso de unos espejos. La
ceremonia se acompañaba con danzas
y sacrificios de grano, flores y animales,
que eran quemados en hogueras.
Desde las colinas que rodeaban Cuzco
innumerables columnas de humo
ascendían hacia el cielo portando las
ofrendas realizadas al Sol.
En la actualidad Inti sigue siendo
honrado en Perú durante el Festival de
Inti Raimi en Cuzco.

Imagen: Inti Raymi, de Sebastian
Giacobino
Fuente: Mitología del mundo, Roy Willis

23/5/12

¿HASTA CUÁNDO PODRÁ MANTENER EL SOL LA VIDA EN LA TIERRA?

El Sol podrá mantener la vida terrestre
(tal como la conocemos) mientras radie
energía como lo hace ahora, y a este
período de tiempo podemos ponerle
ciertos límites.
La radiación del Sol proviene de la
fusión del hidrógeno a helio. Para
producir toda la radiación vertida por
el Sol hace falta una cantidad ingente
de fusión: cada segundo tienen que
fusionarse 654.600.000 toneladas de
hidrógeno en 650.000.000 toneladas
de helio. (Las 4.600.000 toneladas
restantes se convierten en energía de
radiación y las pierde el Sol para
siempre. La ínfima porción de esta
energía que incide sobre la Tierra basta
para mantener toda la vida de nuestro
planeta.)
Nadie diría que con este consumo tan
alto de hidrógeno por segundo el Sol
pudiera durar mucho tiempo, pero es
que ese cálculo no tiene en cuenta el
enorme tamaño del Sol. Su masa
totaliza
2.200.000.000.000.000.000.000.000.000
(más de dos mil cuatrillones) de
toneladas. Un 53 por 100 de esta masa
es hidrógeno, lo cual significa que el
Sol contiene en la actualidad
1.166.000.000.000.
000.000.000.000.000 de toneladas,
aproximadamente, de hidrógeno.
(Para satisfacer la curiosidad del lector,
diremos que el resto de la masa del
Sol es casi todo helio. Menos del 0,1
por 100 de su masa está constituido
por átomos más complicados que el
helio. El helio es más compacto que el
hidrógeno. En condiciones idénticas,
un número dado de átomos de helio
tiene una masa cuatro veces mayor
que el mismo número de átomos de
hidrógeno. O digámoslo así: una masa
dada de helio ocupa menos espacio
que la misma masa de hidrógeno. En
función del volumen —el espacio
ocupado—, el Sol es hidrógeno en un
80 por 100.)
Si suponemos que el Sol fue en origen
todo hidrógeno, que siempre ha
convertido hidrógeno en helio al ritmo
de 654 millones de toneladas por
segundo y que lo seguirá haciendo
hasta el final, se calcula que ha estado
radiando desde hace unos cuarenta
mil millones de años y que continuará
así otros sesenta mil.
Pero las cosas no son en realidad tan
simples. El Sol es una «estrella de la
segunda generación», constituida a
partir del gas y polvo cósmicos
desperdigados por estrellas que se
habían quemado y explotado miles de
millones de años atrás. Así pues, la
materia prima del Sol contenía ya
mucho helio, desde el principio casi
tanto como tiene ahora. Lo cual
significa que el Sol ha estado radiando
durante un ratito solamente (a escala
astronómica), porque sus reservas
originales de hidrógeno sólo han
disminuido moderadamente. El Sol
puede que no tengo más de seis mil
millones de años.
Pero además es que el Sol no
continuará radiando exactamente al
mismo ritmo que ahora. El hidrógeno y
el helio no están perfectamente
entremezclados. El helio está
concentrado en el
núcleo central, y la reacción de fusión
se produce en la superficie de este
núcleo.
A medida que el Sol siga radiando, irá
adquiriendo una masa cada vez mayor
ese núcleo de helio y la temperatura
en el centro aumentará. En última
instancia, la temperatura sube lo
suficiente como para transformar los
átomos de helio en átomos más
complicados. Hasta entonces el Sol
radiará más o menos como ahora,
pero una vez que comience la fusión
del helio, empezará a expandirse y a
convertirse poco a poco en una
gigante roja. El calor se hará
insoportable en la Tierra, los océanos
se evaporarán y el planeta dejará de
albergar la vida en la forma que
conocemos.
Los astrónomos estiman que el Sol
entrará en esta nueva fase dentro de
unos ocho mil millones de años. Y
como ocho mil millones de años es un
plazo bastante largo, no hay motivo
para alarmarse todavía.

Por Isaac Asimov

16/5/12

Inti, el dios del Sol (Leyenda de la mitología Inca)

El Sol, la Luna y las estrellas
conformaban el núcleo del panteón
inca. A su cabeza se encontraba Inti, el
dios Sol, hijo de Viracocha, fuente de
toda la riqueza, rey del cielo, las
plantas, y el universo. Se le
consideraba además el ancestro del
emperador o Sapa Inca, que como
representante suyo gobernaba con
poder absoluto sobre el
Tahuantinsuyo, las cuatro partes del
mundo conocido.
Cuenta un viejo mito que Inti, viendo
que los hombres vivían como animales
salvajes, sin cultivar la tierra ni
construir casas, alimentándose de las
raíces que encontraban y cubriéndose
con hojas y pieles, decidió enviar a dos
de sus hijos, hombre y mujer, para que
les transmitiesen el conocimiento y los
guiasen.
Estos dos hijos del Sol eran Manco
Capac y Mama Ocllo, de quienes
proviene la dinastía reinante, los Incas
propiamente dichos.
Antes de depositarlos junto al lago
Titicaca, el Sol les dio una estrecha
barra de oro para que la clavasen en
la tierra allá por donde pasasen. Si la
barra se hundía de un solo golpe,
aquel era el lugar apropiado para
asentarse definitivamente. Así los dos
caminaron hacia el norte, hasta llegar
a un valle rodeado de escarpadas
montañas en cuyo suelo la barra se
hundió tras darle un golpe.
Convocaron entonces a las gentes,
explicándoles como el Sol los había
enviado para que fuesen sus maestros,
y las llevaron a aquel lugar, en donde
fundaron la ciudad de Cuzco.
De Inti se decía que estaba casado con
su hermana la Luna, llamada también
Mama Quilla. Los antiguos habitantes
de Perú creían que tras cruzar el cielo
en su periplo diario, se sumergía en el
océano oriental, al cual secaba
parcialmente.
Durante la noche regresaba nadando
bajo la tierra y reaparecía a la mañana
siguiente rejuvenecido por el baño.
Los eclipses eran interpretados como
una señal de su ira.
Cuentan que en una ocasión el Sol se
apareció al Inca Yupanqui para
anunciar futuras victorias militares y
recordarle sus obligaciones como hijo
suyo.
Mientras el Inca hacía un alto en el
camino junto a la fuente de Sucur-
pugaio, un cristal cayó al agua. Al mirar
en su interior vio a un indio tras cuya
cabeza brillaban tres rayos de sol, que
iba vestido con los ropajes reales,
llevaba enroscadas en sus brazos dos
serpientes y se acompañaba por dos
pumas. Yupanqui se asustó con su
visión, pero la imagen lo tranquilizó
diciéndole que era su padre el Sol.
Después le anunció que conquistaría
muchas naciones, pero que nunca
debía olvidarse de reverenciarle
dedicándole las ofrendas adecuadas.
Tras decir esto desapareció, dejando al
Inca el cristal, en el cual pudo ver
desde entonces todo aquello que
deseó.
Según esta leyenda, Yupanqui ordenó
construir una estatua del Sol que lo
presentase tal y como él lo había visto.
Sin embargo, la representación
habitual consistía en un disco dorado
con un rostro inscrito y rodeado por
rayos solares y llamas. Así aparecía,
por ejemplo en el santuario principal
del Templo del Sol o Coricancha,
templo más importante de Cuzco y
auténtico centro religioso del imperio.
En el Coricancha, cuyos muros
exteriores medían más de
cuatrocientos metros, vivía el Gran
Sacerdote del Sol o Vilca-Oma, quien
dirigía toda la vida religiosa del imperio
y era habitualmente tío o hermano del
emperador. Otros de los recintos
internos servían de vivienda a parte del
personal del templo, que podía llegar a
estar compuesto por centenares de
personas.
Existía también un grupo de mujeres,
las Vírgenes del Sol o Acllas
(“elegidas”), consagradas al Sol y al
servicio del Inca. Unos funcionarios
especiales las seleccionaban entre las
niñas menores de 8 años según su
linaje y su belleza.
Desde entonces residían en unos
conventos, los Aclla Huasi (“casa de las
elegidas”), bajo el gobierno de unas
mujeres mayores denominadas Mama
Cunas. Tejían toda la ropa que el Inca
y su mujer vestían, y preparaban la
ropa, la comida y la chicha (cerveza de
maíz fermentado) que se ofrendaba al
Sol.
Las grandes fiestas celebradas al año
en honor al Sol eran dos: el Capac
Raymi y el Inti Raymi. El Capac Raymi
tenía lugar durante el solsticio del
verano austral (21 de diciembre).
Durante esta fiesta se celebraban los
ritos de iniciación de los hijos de los
nobles, que así entraban en la edad
adulta, en la aristocracia y en el servicio
del Inca.
El Inti Raymi coincidía con solsticio de
invierno (21 de junio). Antes del
amanecer, el emperador, su familia y el
pueblo se dirigían en solemne
procesión a la plaza mayor de Cuzco
en donde aguardaban en silencio al
sol naciente, cuya aparición era
recibida con júbilo. Todos los
presentes se arrodillaban entonces y el
Inca ofrecía chicha al sol en un
recipiente de plata. Después
marchaban al Coricancha, en donde se
volvía a encender el fuego sagrado
mediante el uso de unos espejos. La
ceremonia se acompañaba con danzas
y sacrificios de grano, flores y animales,
que eran quemados en hogueras.
Desde las colinas que rodeaban Cuzco
innumerables columnas de humo
ascendían hacia el cielo portando las
ofrendas realizadas al Sol.
En la actualidad Inti sigue siendo
honrado en Perú durante el Festival de
Inti Raimi en Cuzco.
Imagen: Inti Raymi, de Sebastian
Giacobino
Fuente: Mitología del mundo, Roy Willis

13/5/12

¿HASTA DÓNDE PUEDE LLEGAR EL PROCESO DE FUSIÓN DENTRO DE UNA ESTRELLA?

Cuando un número determinado de
protones y neutrones se juntan para
formar un núcleo atómico, la
combinación resultante es más estable
y contiene menos masa que esos
mismos protones y neutrones por
separado. Al formarse la combinación,
el exceso de masa se convierte en
energía y se dispersa por radiación.
Mil toneladas de hidrógeno, cuyos
núcleos están constituidos por un solo
protón, se convierten en 993 toneladas
de helio, cuyos núcleos constan de dos
protones y dos neutrones. Las siete
toneladas restantes de masa se emiten
en forma de energía.
Las estrellas como nuestro Sol radian
energía formada de esta manera. El Sol
convierte unas 654.600.000 toneladas
de hidrógeno en algo menos de
650.000.000 toneladas de helio por
segundo. Pierde por tanto 4.600.000
toneladas de masa cada segundo. Pero
incluso a este ritmo tan tremendo, el
Sol contiene suficiente hidrógeno para
mantenerse todavía activo durante
miles de millones de años.
Ahora bien, llegará el día en que las
reservas de hidrógeno del Sol lleguen
a agotarse.
¿Significa eso que el proceso de fusión
se parará y que el Sol se enfriará?
No del todo. Los núcleos de helio no
representan el empaquetamiento más
económico de los protones y
neutrones. Los núcleos de helio se
pueden fusionar en núcleos aún más
complicados, tan complicados como
los del hierro. De este modo se seguirá
emitiendo energía.
Pero tampoco mucha más. Las 1.000
toneladas de hidrógeno que, según
hemos dicho, se fusionan en 993
toneladas de helio se pueden fusionar
luego en 991,5 toneladas de hierro. Al
pasar de hidrógeno a helio se
convierten en energía siete toneladas
de masa, pero sólo una y media al
pasar de helio a hierro.
Y al llegar al hierro entramos en una
vía muerta. Los protones y neutrones
del núcleo de hierro están
empaquetados con una estabilidad
máxima. Cualquier cambio que se
produzca en el hierro, ya sea en la
dirección de átomos más simples o de
átomos más complejos, no emite
energía sino que la absorbe.
Podemos decir por tanto que cuando
la estrella alcanza la fase del helio ha
emitido ya unas cuatro quintas partes
de toda la energía de fusión
disponible; al pasar al hierro emite la
quinta parte restante y allí se acaba la
historia.
Pero ¿qué sucede después?
Al pasar a la etapa de fusión posterior
al helio el núcleo de la estrella se torna
mucho más caliente. Según una teoría,
al llegar a la etapa del hierro se vuelve
lo bastante caliente como para iniciar
reacciones nucleares que producen
cantidades enormes de neutrinos. El
material estelar no absorbe los
neutrinos: tan pronto como se forman
salen disparados a la velocidad de la
luz, llevándose energía consigo. El
núcleo de la estrella pierde energía, se
enfría de forma bastante brusca y la
estrella se convierte por colapso en
una enana blanca.
En el curso de este colapso, las capas
exteriores, que aún poseen átomos
menos complicados que los de hierro,
se fusionan todos a un tiempo,
explotando en una «nova». La energía
resultante forma átomos más
complicados que los de hierro, incluso
de uranio y más complejos aún.
Los restos de tales novas, que
contienen átomos pesados, se mezclan
con el gas interestelar. Las estrellas
formadas a partir de ese gas, llamadas
«estrellas de la segunda generación»,
contienen pequeñas cantidades de
átomos pesados que jamás podrían
haber conseguido a través del proceso
de fusión ordinario. El Sol es una
estrella de la segunda generación. Y
por eso, hay oro y uranio en la Tierra.
Isaac Asimov

2/5/12

ANALEMA. Y SIN EMBARGO SE MUEVE…

Sencillo. Hagan la prueba. Cojan una
cámara de fotos, pónganla apuntando
al Sol y tomen una foto. Repitan este
proceso durante los siguientes 364
días, siempre a la misma hora (sin
tener en cuenta los cambios de hora,
eso sí) y desde el mismo lugar exacto.
Cuando haya pasado el año podrán
comprobar con las 365 fotografías la
curiosa curva que describe la posición
del Astro Rey. Pues bien, esta curva es
conocida en Astronomía con el
nombre de “analema” (del griego
analemma "pedestal de un reloj de
sol", a su vez derivado de
"analambanein", que significa "llevar,
reanudar, reparar")
El analema de la imagen que
acompaña el post fue montado por
fotografías del Sol tomadas desde
Agosto de 1998 hasta Agosto de 1999
en Ucrania por Vasilij Rumyantsev
(Crimean Astrophysical Obsevatory).
Tomada de aquí: http://
apod.nasa.gov/apod/ap070617.html .
Tres parámetros orbitales afectan la
forma y el tamaño del analema: la
oblicuidad (23.45°), la excentricidad, y
el ángulo del equinoccio con respecto
del periápside.
El analema del Sol, desde nuestro
planeta, La Tierra, que conste, suele
tener una forma de ocho. Pero desde
otros planetas alumbrados por nuestra
misma estrella las curvas son diferentes
aunque poseen como característica
común el ser siempre cerradas, a pesar
de que el año de cada planeta es
diferente en duración. En Marte, por
ejemplo, es muy similar a una gota de
agua, en Venus o Júpiter es una elipse,
en Saturno una lagrima con un
pequeño bucle en uno de sus
extremos, en Mercurio un solitario
punto, mientras que en Urano,
Neptuno y Plutón forma también
ochos, como en La Tierra, aunque en
éste último se trata de una figura muy
alargada.
Para los antiguos (hasta bien entrado
el siglo XVIII) la palabra analema
significaba el procedimiento de
construcción geométrica de relojes de
sol, método que fue demostrado
geométricamente y revisado
completamente por el matemático
alemán Christoph Clavius, 1537-1612.
Posteriormente este concepto fue
cambiando a lo largo de la historia
hasta el concepto con el que se
entiende hoy en día.
El componente axial del analema
muestra la declinación del Sol mientras
que la componente transversal ofrece
información acerca de la ecuación de
tiempo(que es la diferencia entre el
tiempo solar aparente y el tiempo solar
medio).
Por cierto, se pueden captar analemas
de otros astros, por ejemplo, de La
Luna, como el que muestra la foto
adjunta (en el blog)
Mas info y fuentes: http://
es.wikipedia.org/wiki/Analema , aquí:
http://www.acienciasgalilei.com/
astrofisica/ssolar/analema.htm , aquí:
http://www.cielodeguadaira.org/
index.php?
option=com_content&task=view&id=110&Itemid=26 ,
aquí: http://www.astro.cnba.uba.ar/
biblioteca/analema.pdf ,

30/3/12

Cataratas de Fuego

Todos los años, únicamente en
unos pocos días de febrero y
durante unos pocos minutos al día,
el sol incide en un ángulo especial
sobre la cascada Cola de Caballo,
del Parque Nacional de Yosemite
(E.E.U.U.).
En esos momentos el sol hace que
el agua se incendie y parezca en
llamas.
Para conseguir ver este espectáculo
es necesario que ocurran
simultáneamente tres cosas: que ese
año haya suficiente agua, tiene que
hacer sol a última hora de la tarde y
el acantilado que hay a su izquierda
debe quedar en la sombra para
hacer posible el increíble contraste.
Via: pinterest.com