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3/11/14

Besa

[Besa e shqiptarit nuk shitet pazarit, el honor de un albanés no puede ser vendido o comprado en un bazar]

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Albania era una monarquía dependiente económica y militarmente de Italia. Así que, cuando los italianos la ocuparon y el rey Zog I huyó -eso sí, con todo el oro que pudo-, apenas cambiaron las cosas. En estas fechas, el número de judíos en Albania apenas llegaba a los 200… cuando terminó la guerra eran más de 3.000. Los judíos que huían de los países ocupados por los nazis encontraron refugio en Albania… un país de mayoría musulmana. Los organismos gubernamentales proporcionaron documentación falsa a las familias judías que les permitía entremezclarse entre el resto de la población y los albaneses proporcionaron sus casas y sus escasos recursos para acogerlos.
Las cosas se complicaron en 1943 cuando fueron los nazis los que, a petición de Mussolini, tomaron Albania. Al igual que hicieron en el resto de la Europa ocupada, los nazis solicitaron a las autoridades locales los listados de los judíos residentes en el país… pero obtuvieron un no por respuesta. ¿Por qué un país de mayoría musulmana se implicó en salvar a los judíos poniendo en juego su propia vida?
-"No hicimos nada especial. Es Besa - así responden los albaneses- ."
Según el profesor Saimir Lloja, de la Asociación de Fraternidad Albano- Israel,
-"Besa es la regla de oro, es un código moral, una norma de conducta social, además de una antigua tradición.[...] Besa se trata, en esencia, de no ser indiferentes ante alguien que sufre o es perseguido. Es una autoexigencia moral que le pide a cada albanés que viva honestamente y que -llegado el caso- también se sacrifique."
Herman Bernstein, embajador de Estados Unidos a Albania en los años 30, escribió:
-"No hay rastro de ningún tipo de discriminación contra los judíos en Albania [...] Albania ha pasado a ser un lugar raro en Europa hoy en día, donde no existe el odio ni los prejuicios religiosos, a pesar de que los albaneses mismos están divididos en tres religiones."

Imagen: Alí Sheqer Pashkaj, fotografiado por Norman Gershman.
Su padre, también llamado Alí, salvó al joven judío Yasha Bayuhovio, con sombrero mexicano en una de las fotos

Besa: The Promise Trailer from Besa: The Promise on Vimeo.
Fuentes: eSefarad, WebIslam

Dea Nutrix

Dea Nutrix: es la forma latina de “diosa nutricia”, un término utilizado para describir una manifestación concreta de la Diosa Madre celta en Europa occidental. La imagen tipo de esta diosa pudo derivarse de las representaciones de las divinidades nutricias italianas, o bien del concepto de emperatriz deificada, que algunas veces era considerada una diosa de la fertilidad. Se conservan unas figurillas de arcilla de una figura femenina sentada que se fabricaron en talleres galos, bretones y renanos durante los dos primeros siglos de nuestra era. La diosa aparece sentada, por lo general en una silla con un amplio respaldo, mientras amamanta a uno o dos niños. Estas imágenes de la diosa se han encontrado en contextos domésticos, en tumbas y templos. En Dhronecken, cerca de Trier, hubo un santuario dedicado a esta diosa nutricia en el que había numerosas figurillas tanto de la propia deidad como de los niños a los que protegía.
La Dea Nutrix aparece también en otros santuarios, entre ellos en Alesia y en el templo de St Ouen de Thouberville (Eure), un santuario en Trier, donde la diosa recibía el nombre de Aveta.

1/8/14

EL TANGO EN ALEMANIA: DE LOS FELICES AÑOS 20 A LOS NAZIS Y EL TANGO DE LA MUERTE

El tango llegó a Europa, vía París, a principios del siglo XX, triunfó y se expandió por gran parte del continente. Una de las capitales que con mayor entusiasmo acogió esta nueva y sensual música fue Berlín, que en la época de entreguerras rivalizaba con París en ser la capital de la cultura del mundo occidental. El tango hizo furor en Berlín en los tiempos de la República de Weimar y continuó su popularidad tras la llegada de los nazis al poder en 1933, para diversión suya y escarnio de sus víctimas. Eso sí, “alemanizando” música y letras.
Ese mismo año, 1933, el NSDAP –el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que lideraba Hitler–, llegaba al poder aupado fervorosamente por millones de alemanes, nada menos que diecisiete millones les votaron (un 43,9 por cien). El tango no se resintió. Es más, a los nazis les encantaba, y como todo lo que les gustaba lo utilizaron para sus perversos fines. El paradigma de tal circunstancia es el tango “Plegaria”, el “tango de la muerte”. Su compositor, Eduardo Bianco, no era alemán, sino argentino, pero nazi. “Plegaria” era un tango ya conocido desde que en 1931 Bianco lo dedicase al rey Alfonso XIII. No es de extrañar. Dedicó también tangos a Benito Mussolini y frecuentó a Adolf Hitler y a otros líderes del régimen nazi. De hecho, Bianco lo tocó frente a Hitler y Goebbels en 1939. Y “Plegaria” inició así su funesta trayectoria. Era el tema preferido por los mandamases de los campos de exterminio para que las orquestas de prisioneros –judíos la mayoría– interpretaran cuando llegaban los trenes repletos de judíos. Lo último que estos esperaban era ser recibidos con música. Nada malo nos puede suceder, pensaban. Y confiados avanzaban hacia la cámara de gas creyendo que iban a las duchas para ser desinfectados. Como alguien se detuviera ya sabía que jamás volvería a tocar, ni a respirar siquiera. La letra de “Plegaria” les importaba poco a los nazis. Y eso que parecía pensada para lo que sucedería en los campos del horror, de la muerte, del exterminio de millones de personas cuyo único “delito” era ser diferente: judíos, comunistas, homosexuales, gitanos… No importaba la edad, por supuesto.

“Plegaria que llega a mi alma /
al son de lentas campanadas, /
plegaria que es consuelo y calma para las almas desamparadas. /
El órgano de la capilla embarga a todos de emoción /
mientras que un alma de rodillas ¡pide consuelo, pide perdón!
/ ¡Ay de mí!… ¡Ay señor!… / ¡Cuánta amargura y dolor!”.

Lo que les fascinaba era el aire solemne de su música.

“Zwei dunkle Augen, zwei Eier im Glas” (Dos ojos oscuros, dos huevos en un vaso) es un tema que compuso Friedrich Hollaender a ritmo de tango para la revista “Es liegt in der Luft, estrenada en el teatro de Max Reinhardt de Berlín el 15 de mayo de 1928”

“Plegaria” por la Orquesta de Eduardo Bianco y la voz de Juan Raggi en una grabación efectuada en París en 1927.

Fragmento de “Tango", una historia con judíos”, documental dirigido por Gabriel Pomeraniec con libro y guión de José Judkovski, en el que interviene la cantante Zoila junto a otros grandes músicos argentinos y extranjeros.