31/7/14

Cuentos que curan: las mujeres bereber.

"Durante siglos, las mujeres bereberes suelen encontrarse todas las noches de luna mora para contarse historias transmitidas de generaciones a generaciones y, siempre, secretamente hacia los hombres. Nunca inician sus narraciones sin haber creado el ambiente adecuado para iniciar la suavidad de las emociones que se disponen a exteriorizar. El honor principal de iniciar estas veladas suelen dárselo a la anciana mayor e iniciado el acto, entran en un trance deseado, en un mundo mágico donde todo es posible." nos cuenta Hammú Mahomed.
El nombre de la cultura es conocida en Occidente como Bereber, pero a ellos no les gusta ese término, ya que fue un nombre acuñado por Roma, cuando todos aquellos pueblos que no eran romanos eran designados como salvajes, bárbaros, y eso es lo que significa bereber. Pero es el pueblo de Imazighen , y la lengua es la Zamazight, una lengua tan antigua que ni siquiera se puede datar.
El cuenta cuentos Hammú sabía que en su pueblo se difundía su cultura a través de cuentos contados por mujeres. El problema era acercarse a ellas con aparatos de grabación, además en un mundo donde un hombre sólo puede acercarse a una mujer que ya haya perdido la menstruación, porque se cree esas mujeres ya han perdido el apetito sexual. Las ancianas no querían hablar delante de todos esos aparatos, porque el que escucha debe apropiarse no sólo de las historias sino de una cierta energía, reconstruir la historia, tocar las manos del cuenta cuentos y permanecer fijo con su mirada. Contar cuentos no es cualquier cosa, supone una preparación de todo un día, acudir descargadas de cualquier problema que pudiera distraerles para estar sumidas en una constante escucha y asimilación de algo grande, la Palabra. Estos cuentos tienen una propiedad terapéutica y curativa. El día de la semana en que se produce este acontecimiento es un día muy especial. El cuento lo cuenta siempre la mujer más mayor del poblado , quien para poder estar totalmente vacía y poder ser mediadora y bálsamo de las demás mujeres, durante la mañana no hace ninguna labor, ni siquiera peinarse. Las demás mujeres son las que tienen que peinarle y lavarle. Después de hacer todas las tareas, esperan pacientes en las puertas hasta el atardecer, que es cuando la anfitriona de la casa abre las puertas y da acceso al ritual. Cada vez se cambian a una casa diferente. La casa elegida tiene que estar limpia, perfumada, purificada, y sin falta de comida y bebida. A este espacio tienen que entrar despojadas de todo aquello que les amarre o agobie, desconectadas del exterior. Lo primero que se les ofrece es lavarse, para estar limpias por dentro y fuera. En la antesala del patio se despojan de sus ropas y materiales para despojarse también de su clase social y ser dignificadas como iguales. Se recibe a la anfitriona con un abrazo grande e íntimo y toman té dulce, de hierbabuena, para borrar cualquier atisbo de amargura. Todas se sientan en el suelo, ninguna tiene una tribuna
especial. Se agarran de las manos y se inicia el primer relato, cerrando los ojos, a excepción de la anfitriona. Las mujeres comienzan el cuento con una frase: "Hay una historia entre vosotras, quien la busque la encontrará..." Todas tienen el mismo turno de palabra. Se interiorizan con todos los sentidos, se produce un estado emocional de tranquilidad, paz y armonía para el espíritu.
"Muchas mujeres entran en trance cuando escuchan estas historias. Se levantan y empiezan a agitarse, como danzando y tienen que ser sujetadas por las demás mujeres para no darse ningún golpe, y de esta manera se liberan como con una catarsis. Algunas veces lloran desmesuradamente, y otras se carcajean". "La palabra contada, al narrarla en vivo, activa los sentidos y aísla el dolor para dar lugar a la compañía de las presentes y empequeñece la soledad cotidiana y sus miedos." "Es una forma que tiene la mujer de mantener su espacio, ya que tienen muchos lugares prohibidos para poder acceder. Por eso, ha mantenido de manera clandestina este espacio para la palabra contada, no sólo para contar historias, sino para curarse el alma, la pena, la locura. Al igual que los cuentos de Sherezade, no son cuentos sobre el culto a la belleza, sino sobre la superviviencia. El objetivo de estas reuniones es contar algo que sirva para tener amor, para aliviar toda esa tristeza y miseria."
"La historia más valorada no es la más bella ni larga, sino la más profunda, la que emociona. Son historias contadas por milenios. Historias muy cínicas y sarcásticas, pero a la vez muy sutiles. Son mujeres catalogadas como analfabetas, pero están cargadas de sabiduría. Yo solo puedo contar las historias menos trascendentales, porque las más profundas... la sociedad no está tan evolucionada para escuchar esas historias. He tratado de contarlas en sociedades catalogadas como desarrolladas, como Noruega, y las han definido como demasiado violentas."
"Yo tengo mucho miedo a lo que llaman lo políticamente correcto en los cuentos, porque no lo entiendo. En África no hay edades en los cuentos, no hay cuentos para mayores o para niños. Aunque se hagan pequeños filtros para los niños, para nada se traiciona el mensaje". "Yo sentía como que había perdido mucho tiempo. Que si me habrían enseñado antes ese espacio, me habría ayudado mucho, me habría desarrollado con más facilidad, tendría una visión sobre la humanidad muy distinta. Creo que la humanidad debería conocerlo". "Y me puse el calzado nuevo, y anduve de aquí para allá, y se me rompió" terminan los cuentos de las mujeres del pueblo Imazighen.

http://www.hammutopia.com/

Fuentes:
http://radio1.uhu.es/?p=episode&name=2011-01-27_tropicos.mp3
http://hammu.jimdo.com/cuentos/
http://es.scribd.com/doc/141605265/Los-Cuentos-en-la-Tradicion-Bereber
http://vocesrescatadas.wix.com/inicio#!cuentos/ckgl

23/7/14

TITIVILLUS

Se conoce como Titivillus (o también Tutivillus) a un demonio que en la Edad Media, siguiendo las maléficas indicaciones de de Lucifer o Satanás, entraba subrepticiamente en los scriptoria de los monasterios induciendo a los escribas a cometer errores en sus trabajos. Para que luego digan que en la Edad Media no se tenía ingenio. Si se descubría un error en un valioso códice, becerro, portulano o manuscrito, el escriba en cuestión tenía presta la excusa… “No ha sido culpa mía, sino del malvado Titivillus”.
Antes de esto fue importante en las homilías de la Edad Media llamadas “Exempla”, en las que se introducía un punto de moral y eran utilizadas por los sacerdotes para resaltar la importancia de evitar el pecado. En este caso Titivillus aparecía para provocar en los fieles, durante el servicio religioso y el tiempo de oración, la charla ociosa, la mala pronunciación o murmuraciones; mientras que al clero les inducía a acelerar la recitación de oraciones, a balbucear palabras, a saltarse sílabas… todo ello con el afán de que a los pecadores y a los que ofenden pueda imputárselas el Infierno el día del Juicio Final. Pareciera que poco tenían que ver los escribas, pero en realidad si que tiene relación. En otras historias Titivillus se dedica a “llenar bolsas” con las palabras ociosas de los fieles y sacerdotes. Cesáreo de Heisterbach en su obra del siglo XIII “Dialogus Miraculorum” (circa. 1230), sin nombrar a Titivillus, describió a un “cierto diablo” de pie en un lugar alto, a la caza y captura de “voces tumultuosas” con su mano derecha y deslizarlos con destreza en el receptáculo que mantenía en su izquierda. Otros autores, como Jacques de Vitry en sus “Sermones Vulgares” de finales de 1220, dieron versiones más adornadas y describieron “un saco sobrecargado, pero llenado en varias ocasiones por el demonio”. Estaban más preocupados con una falta de diligencia de las sílabas y palabras (de los sacerdotes) o con pensamientos ociosos (de los fieles) en la iglesia.
Y como “el demonio de la bolsa” es como Titivillus apareció por primera vez con su nombre. Fue en la obra del franciscano y doctor en Teología Johanne Guallensis (John of Wales o Juan de Gales, siglo XIII), “Tractatus de Penitentia” (circa. 1285, escrito en París poco antes de su muerte en este año), en un verso que se convertiría en famosa en la Edad Media:

Fragmina verborum Titivillus colligit horum
Quibus die mille vicibus sí sarcinat ille.
Aproximadamente traducido, significa Titivillus recoge los fragmentos de estas palabras con las que llena su saco mil veces al día.

Finalmente Titivillus, en sus dos versiones, se hizo más popular y conocido en el siglo XIV. Su impacto en las congregaciones y su poder para aterrorizar a los perezosos se prolongó durante otros cien años. En el siglo XV, sin embargo, Titivillus se había convertido en un malvado demonio más que causaba estragos entre la gente en todas partes. Algunos escritores modernos sostienen que fue en este momento cuando se convirtió en “el demonio patrono de los escribas” al ser culpado de los errores que cometían en la copia de manuscritos.
Titivillus parece haber confundido a todos los autores medievales hasta el punto de que aparece con multitud de variantes en torno a su nombre. En un tratado devocional inglés anónimo del siglo XV, “Myroure of Oure Ladye”, se presenta a sí mismo de esta manera: “Mi nombre es Tytyvyllus...” (I.xx.54) para pasar a hablar de errores, comiéndose sílabas y palabras enteras. A principios del siglo XVI, Titivillus, aparecía en obras dramáticas como un demonio entre muchos. Adquirió un amplio papel como figura subversiva en la comedia, mediante comentarios satíricos sobre las vanidades humanas y entreactos de misterio de finales del medievo inglés, en el que podría interpretarse como una personificación de los curas y predicadores lolardos, acusados de corromper el latín litúrgico y de cantar en tono nasal (como un
cuerno). Así en el Iudicium de Towneley se presenta a Titivillus como “master Lollar”.
Y para cuando Shakespeare lo mencionó, era casi desconocido: su nombre se había convertido en un simple término general de burla (según Margaret Jennins). Aparece una vez en la obra “Noche de Reyes” (II, III, 75), cuando Sir Toby Belch exclama: “Tilly-vally, señora”, después de que el siervo de María Olivia se quejase de sus “maullidos” (palabrería) con otros dos personajes a los pies de las ventanas de Olivia a altas horas de la noche.
Incluso algunos escritores opinan que el público no sabría a qué quería hacer referencia el genial Shakespeare. En “Enrique IV” (Segunda Parte), la señora Quickly mantiene un diálogo con Sir John Falstaff en respuesta a su deseo de llevar la pistola en su posada como invitado, en el que al final le responde: “Tilly-fally, Sir John, nunca me dicen: su antigua pistola swaggerer no entra en mis puertas”.
En el Monasterio de las Huelgas de Burgos, existe una tabla de alrededor del año 1485, atribuida a Diego de la Cruz, donde sobre el manto protector de la Virgen de la Misericordia aparecen dos diablos, uno de los cuales lleva un hatillo de libros a la espalda, que para el historiador de arte y Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, profesor Joaquín Yarza Luaces, representaría a Titivillus. (Esperanza Aragonés Estella, 2006, “Visiones de tres diablos medievales”, De Arte 5: pp. 15–27).
Titivillus o Tutivillus era pues un personaje escurridizo y confuso desde el principio, con un carácter más que ambiguo, pero que puede llegar a interpretarse no solo como el artífice del castigo por la ociosidad, la cháchara y chanza innecesarias, o la falta de atención a una tarea dada, sino también como el “protector” de la correcta “reproducción” de una obra escrita. Tal vez podamos considerarle el Patrón de la SGAE, o de la marca registrada y los derechos de autor.

Fuentes: Wikipedia ; Tutivillus, el demonio Notario
Tutivillus Editing for the Health Sciences (en inglés).
Imagen: Imagen del Diablo Titivillus, en una gárgola del actual edificio del Registro en el 110 de George Street de Brisbane (Australia), y que en 1910 constituyó la ampliación de la que fue (desde 1862 en Queensland) la Oficina de Imprenta del Gobierno, dedicada a imprimir el registro oficial de los debates de la Cámara del Parlamento. En 1987 se llevó a cabo un completo trabajo de restauración de todo el edificio, incluidas las gárgolas.

EL FOYER DE LA DANZA EN LA ÓPERA.

El foyer de la danza en la Ópera es un cuadro del pintor francés Edgar Degas. Está realizado al óleo sobre lienzo. Mide 32 cm de alto y 46 cm de ancho. Fue pintado en 1872. Se encuentra en el Museo de Orsay, de París Francia.
Edgar Degas es conocido sobre todo por estos cuadros de bailarinas de ballet, vestidas de tul, con lazos y sus características zapatillas, tanto en ensayos como sobre el escenario.

EL LORO DE FLAUBERT (Fragmentos) JULIAN BARNES

"Los libros dicen: ella hizo esto porque. La vida dice: ella hizo esto. En los libros las cosas quedan explicadas; en la vida, no. No me extraña que la gente prefiera los libros. Los libros le dan sentido a la vida. El único problema radica en que las vidas a las que dan sentido son las de otros, jamás a la del lector."
"Se puede definir una red de dos maneras, según cuál sea el punto de vista que se adopte. Normalmente, cualquier persona diría que es un instrumento de malla que sirve para atrapar peces. Pero, sin perjudicar excesivamente la lógica, también podría invertirse la imagen y definir la red como hizo en una ocasión un jocoso lexicógrafo: dijo que era una colección de agujeros atados con un hilo."
"A mí no me gustan las coincidencias. Las encuentro un tanto espeluznantes: durante un momento te das cuenta de lo que significaría vivir en un mundo ordenado y gobernado por Dios, un mundo en el que El estuviera todo el día mirando por encima de tu hombro y dejando caer, como quien no quiere la cosa, como si pretendiera echarte una mano, transparentes indirectas acerca de la existencia de un plan cósmico. Prefiero pensar que las cosas son caóticas, que andan a su aire, que están permanente y temporalmente chifladas; prefiero sentir la certidumbre de la ignorancia, la brutalidad y la locura humanas."
Son fragmentos de "El loro de Flaubert" (1984), un libro que es obra del escritor inglés Julian Barnes (1946) y en el que se hace una visita alrededor de la figura de Flaubert, para lo que Barnes se sirve del Doctor Goeffrey Braithwaite, un experto en la figura del autor de Madame Bovary que en su viaje por seguir los lugares importantes en la vida del escritor y escudriñar los pequeños detalles que puedieran definirlo, encontrará en un determinado lugar, un loro disecado llamado "Loulou" que sirvió como inspiración para "Un coeur simple", una de las obras menores del escritor francés. El caso es que posteriormente en otro de los lugares relacionados con Flaubert encontrará otro loro disecado y la duda se convierte en algo insoportable para alguien que aspira a saberlo todo sobre aquella persona en la que se postula un experto: ¿cúal de los dos loros es el auténtico?. Esta novela de Julian Barnes tuvo mucho predicamento en su día y su habilidad para engarzar la pura ficción con hechos reales le procuró bastante fama al autor.

22/7/14

EN LA BIBLIOTECA

Quisiera, ¡quisiera que hubiese un libro en ese anaquel que le enseñara a un viejo a instruirse a sí mismo!
El goce de algún escriba, pincel al servicio de la pluma, quien, con pájaro, flor, paisaje, emblema y visión, gustaba sus márgenes cubrir. Entonces podría sentarme, por verdadero saber seducido, hasta muy entrada la noche. Incluso con mi propio ser reconciliado, recuperando la sabiduría que perdí cuando era un chico.
“En la biblioteca”, de “Canciones de infancia”, libro de poesías de Walter de la Mare. Walter John De la Mare (1873-1956), escritor inglés, descendiente de hugonotes franceses.
Publicó unos cincuenta volúmenes de poesías, cuentos y novelas, en los que predominan los elementos fantásticos y misteriosos. Destacó como autor de poesía infantil.
Imagen: “Ratón de biblioteca” (1950), óleo de Carl Spitzweg.

17/7/14

PROVERBIOS AFRICANOS

“Si usted puede caminar, usted puede bailar; Si usted puede hablar, usted puede cantar.” (Dinka Sudán)
“Hay quien tiene cabeza pero no tiene gorra para ponerse, y hay quien tiene gorra pero no tiene cabeza.” (Yoruba)
“Una mentira puede matar mil verdades.” (Asanti).
“Trabajar el campo es duro, pero más dura es el hambre.” (Kikuyu)
“¿Cómo es que a veces no vemos que algunos gallos tienen peines en sus cabezas, pero ninguna pluma en sus colas? ¿Y algunos tienen plumas en sus colas, pero no tienen garras en sus patas? ¿Y otros tienen garras, pero ningún poder para luchar?” (Yoruba)
"Las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran" (Kongo)
"Una cabra no puede llevar la cola de otra cabra." (Nigeria).
"La familia está como el bosque, si usted está fuera de él sólo ve su densidad, si usted está dentro ve que cada árbol tiene su propia
posición." (Akan).
"La mujer de quien un hijo ha sido comido por una bruja es quien mejor conoce los males de brujería." (Nigeria).
"El cazador no se frota con grasa y se pone a dormir junto al fuego." (Nigeria).
“El cazador que persigue a un elefante no se detiene para tirar piedras a los pájaros.” (Uganda)
“Un tigre no tiene que proclamar su fiereza.” (Wole Soyinka - Nigeria)
“Antes de pedirle ropa a un hombre, mire la ropa que él lleva.” (Yoruba, Nigeria)
“Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de caza siempre glorificarán al cazador.” (Igbo, Nigeria)
“Usted no necesita un palo grande para romper la cabeza de un gallo” (Akan)
“La lluvia moja las manchas del leopardo pero no se las quita.” (Akan)
“Si los cocodrilos comen sus propios huevos qué harían con la carne de una rana.” (Nigeria)
“El matrimonio está como un cacahuete, hay que romper la cáscara para ver lo que hay dentro” (Akan)
“Un hombre no vaga lejos de donde se está asando su maíz.” (Nigeria)
“Aquéllos que llegan antes al río encuentran el agua más limpia.” (Kenya)
“Un asno siempre da las gracias con una coz.” (Kenya)
“¿Si un mono está entre los perros, por qué no aprenderá a
ladrar?” (Nigeria)
“Las tareas de un elefante nunca son demasiado pesadas para él.” (Zimbabwe)
“Muchos nacimientos significan muchos entierros.” (Kenya)
“Para rehusar curarte, te pide cuernos de perro.” (Una manera de rehusar cualquier cosa a cualquiera es pedirle una cosa imposible, como cuernos de perro.) (Bayaka)

La foto tiene por título "Joven
guerrero massai" y es obra del
fotógrafo Spiritan Father Eugene
Hillman.

LA PEONZA

Un filósofo solía ir a donde los niños jugaban. Veía a uno de ellos que tenía una peonza y se ponía al
acecho. Apenas giraba la peonza, el filósofo la perseguía para cogerla. Que los niños gritaran e intentaran apartarle de su juguete, no le importunaba lo más mínimo. Si lograba coger la peonza mientras giraba, era feliz, pero sólo un instante, luego la arrojaba al suelo y se iba. Creía que el conocimiento de una pequeñez, por lo tanto también, por ejemplo, de una peonza girando, bastaba para alcanzar el conocimiento general. Por eso mismo no se ocupaba de los grandes problemas, lo que le parecía antieconómico; si realmente llegaba a conocer la pequeñez más diminuta, entonces lo habría conocido todo, así que se dedicaba exclusivamente a conocer la peonza.
Franz Kafka, “La peonza” (1920)