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1/1/14

LOS LIBROS VIAJEROS DE CORTÁZAR

Cortázar llenaba sus libros de notas y
comentarios, a lápiz, y con pluma, y
con rotulador y con cualquier cosa
que tuviera a mano. Anotaba en
francés, inglés o castellano,
dependiendo del idioma en que
estuviera leyendo, no como Mallarmé
cuyos libros, decía, sólo hablaban
francés.
Me contaron de Cortázar una historia
fantástica; la de esa biblioteca
deshojada, volandera, en Italia.
Viajaba con su mujer, Aurora, a
mediados de los años cincuenta, en
tren, y para no cargar con un
equipaje innecesario, acostumbraban
a comprar libros en las librerías de
las estaciones, para los trayectos.
Compraban un título que leían
juntos, en general primero Julio que,
cuando terminaba una página, la
arrancaba y se la pasaba a Aurora,
sentada a su lado, que cuando
acababa de leerla la arrojaba por la
ventanilla.
De modo que habrá en alguna parte
una biblioteca perdida de Cortázar,
una biblioteca secreta. Tal vez para
encontrarla sea preciso seguir las vías
férreas por toda Italia, de norte a sur
y de este a oeste, recogiendo las
páginas que Aurora y Julio, Julio y
Aurora arrojaban al tren.

Jesús Marchamalo, Tocar los libros,
Centro Superior de Investigaciones
Científicas, 2008, pág. 63

25/3/13

Rayuela

"Pero el amor, esa palabra...
Moralista Horacio, temeroso de
pasiones sin una razón de aguas
hondas, desconcertado y arisco en
la ciudad donde el amor se llama
con todos los nombres de todas las
calles, de todas las casas, de todos
los pisos, de todas las habitaciones,
de todas las camas, de todos los
sueños, de todos los olvidos o los
recuerdos. Amor mío, no te quiero
por vos ni por mí ni por los dos
juntos, no te quiero porque la
sangre me llame a quererte, te
quiero porque no sos mía, porque
estás del otro lado, ahí donde me
invitás a saltar y no puedo dar el
salto, porque en lo más profundo de
la posesión no estás en mí, no te
alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu
risa, hay horas en que me
atormenta que me ames (cómo te
gusta usar el verbo amar, con qué
cursilería lo vas dejando caer sobre
los platos y las sábanas y los
autobuses), me atormenta tu amor
que no me sirve de puente porque
un puente no se sostiene de un solo
lado, jamás Wright ni Le Corbusier
van a hacer un puente sostenido de
un solo lado, y no me mires con
esos ojos de pájaro, para vos la
operación de] amor es tan sencilla,
te curarás antes que yo y eso que
me querés como yo no te quiero.
Claro que te curarás, porque vivís
en la salud, después de mí será
cualquier otro, eso se cambia como
los corpiños. Tan triste oyendo al
cínico Horacio que quiere un amor
pasaporte, amor pasamontañas,
amor llave, amor revólver, amor
que le dé los mil ojos de Argos, la
ubicuidad, el silencio desde donde
la música es posible, la raíz desde
donde se podría empezar a tejer
una lengua. Y es tonto porque todo
eso duerme un poco en vos, no
habría más que sumergirte en un
vaso de agua como una flor
japonesa y poco a poco empezarían
a brotar los pétalos coloreados, se
hincharían las formas combadas,
crecería la hermosura. Dadora de
infinito, yo no sé tomar,
perdoname. Me estás alcanzando
una manzana y yo he dejado los
dientes en la mesa de luz. Stop, ya
está bien así. También puedo ser
grosero, fájate. Pero fijate bien,
porque no es gratuito". (Cap. 93)

1963-2012
"Rayuela" (Julio
Cortázar)

5/3/13

CARTA DE JULIO CORTÁZAR A EDITH ARON

"Querida Edith:
No sé si se acuerda todavía del
largo, flaco, feo y aburrido
compañero que usted aceptó para
pasear muchas veces por París, para
ir a escuchar Bach a la Sala del
Conservatorio, para ver un eclipse
de luna en el parvis de Notre Dame,
para botar al Sena un barquito de
papel, para prestarle un pulóver
verde (que todavía guarda su
perfume, aunque los sentidos no lo
perciban).
Yo soy otra vez ése, el hombre que
le dijo, al despedirse de usted
delante del Flore, que volvería a
París en dos años. Voy a volver
antes, estaré allí en noviembre.
Pienso en el gusto de volverla a
encontrar, y al mismo tiempo tengo
un poco de miedo de que usted esté
ya muy cambiada, de que no le
divierta la posibilidad de verme. Por
eso le pido desde ahora y se lo pido
por escrito porque me es más fácil
que si usted está ya en un orden
satisfactorio de cosas, si no necesita
este pedazo de pasado que soy yo,
me lo diga sin rodeos. Sería mucho
peor disimular un aburrimiento. Me
gustaría que siga siendo brusca,
complicada, irónica, entusiasta, y
que un día yo pueda prestarle otro
pulóver."
(Edith Aron es, según muchos, la
mujer que se convertiría en la Maga
de Rayuela)