A finales del siglo IV comienza el
principio de la caída del Imperio
romano, tras la invasión de Italia por
el visigodo Alarico y el saqueo de
Roma por Geiseirco, rey de los
vándalos, las incursiones de pueblos
bárbaros se hicieron cada vez más
frecuentes y cruentas, y sus
consecuencias cada vez más negativas
para el poder de Roma; poco a poco
estos pueblos irán conquistando
territorios e instalándose en ellos de
manera permanente, creando sus
propios estados nacionales.
Es la Edad Media un periodo histórico
muy distinto a la del Imperio
Romano. Es la "época oscura" para la
humanidad y la cultura en general.
La cultura desaparece de las
ciudades y se refugia en los
monasterios, en muchos casos
aislados de ella. Todo lo relacionado
con la fabricación de libros, tiene
lugar entre sus muros: Fabricación
del papel, escritura, miniaturización,
encuadernación... Se adopta el Latín
como idioma del Cristianismo (no hay
que olvidar la importancia que esta
religión al contrario que otras, dio al
libro, como transmisor de la palabras
sagradas) unido todo ello por la
escritura uncial, tipo de escritura en
el que todo el texto se escribía en
letras mayúsculas y que ue de uso
común entre los siglos III y VII,
principalmente por los escribas
latinos y griegos. En los scriptorium
de los montasterios los copistas
trabajaban en la redacción de los
diferentes textos sagrados; mientras
que más capacitados o mejor dotados
para ello los ilustraban e iluminaban;
así la uncial, se convertirá en la
escritura románica por excelencia,
convirtiéndose gracias a la pureza y
robustez de sus líneas, la suavidad y
redondez de sus formas, en una
perfecta integración con el contexto
artístico del momento.
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18/1/14
ÉPOCA OSCURA , ESCRITURA.
3/8/12
LOS JEROGLÍFICOS EN EGIPTO
A lo largo de más de tres mil años, los
antiguos egipcios plasmaron en los
muros de templos y tumbas las
«palabras sagradas», los signos
jeroglíficos, para conmemorar las
gestas de los faraones y rendir tributo
a sus dioses. Uno de los aspectos más
singulares de la antigua civilización
egipcia es su escritura, el conjunto de
símbolos jeroglíficos que cubre las
superficies de templos, tumbas y otros
monumentos del país de los faraones.
Su riqueza y variedad son asombrosas.
Si a comienzos del Imperio Antiguo,
hacia 2600 a.C., no había más de una
treintena de signos, mil años después,
en tiempos del Imperio Medio, se
había llegado a 750, y en el período
ptolemaico, entre los siglos IV y I a.C.,
sumaban unos cinco mil. En su gran
mayoría eran ideogramas, es decir,
símbolos que representaban
elementos del mundo real, algunos de
forma perfectamente reconocible y
otros con trazos más estilizados. En
cierto modo, los jeroglíficos ofrecen
una representación pictórica completa
del mundo en el que vivían los
antiguos egipcios. En realidad,
únicamente una pequeña parte de
estos signos funcionaban como
ideogramas; la mayoría se utilizaban
por su valor fonético y no por lo que
representaban visualmente.
Por ejemplo, el término «casa», que en
egipcio se pronunciaba per, se escribía
mediante un ideograma que
representaba la planta de una vivienda.
Este mismo símbolo servía para
expresar un término que se
pronunciaba igual, «salir»; para
distinguirlo del anterior se
acompañaba de dos piernas, que
indicaban la idea de movimiento. De
este modo se desarrolló una escritura
fonética (es decir, una escritura que
únicamente representaba sonidos), la
cual evolucionó hacia un sistema de
complicados trazos denominado
hierático, trazos que casi no se parecen
en nada a los signos jeroglíficos
originales. Sin embargo, los jeroglíficos
nunca desaparecieron. Se mantuvieron
como un sistema de escritura de
prestigio, utilizado para textos de tipo
religioso que se inscribían en los
muros de los templos y en la superficie
de estatuas, estelas, sarcófagos y
tumbas, así como en el ajuar funerario.
De hecho, «jeroglífico» es un término
griego que significa «letra sagrada
tallada en piedra». Con ello, los
jeroglíficos se convirtieron en un arte,
una escritura ornamental que
embellecía los monumentos y los
objetos a los que se aplicaba.
Los jeroglíficos se relacionaban
también con las creencias y los mitos
más arraigados en la cultura egipcia.
Cuando los antiguos egipcios
observaban la naturaleza veían una
serie de ciclos de vida, nacimiento,
crecimiento, muerte y renacimiento, y
es este fenómeno de cambio y de
regeneración el que quisieron
representar mediante el ideograma de
un árbol u otros elementos de su
medio geográfico.
El jeroglífico, a su vez, quedaba
asociado con las divinidades que en la
mitología egipcia encarnaban la fuerza
regeneradora; tal fue el caso del Sol y
del Nilo, encarnados en Re y en Hapy,
dioses imprescindibles para la vida del
hombre y que eran parte integrante de
la realidad física del valle del Nilo. Los
jeroglíficos egipcios estaban a menudo
coloreados, aunque no siempre han
conservado su aspecto original. Cada
color tenía un significado simbólico
especial, aunque podía ser modificado
ocasionalmente por motivos estéticos.
El verde denotaba fertilidad, y el
blanco, pureza. El amarillo evocaba el
oro y el Sol, es decir, la
incorruptibilidad (la carne de los
dioses estaba hecha de oro), mientras
que el negro aludía a la resurrección, a
la oscuridad de la noche y al mundo
subterráneo. El azul se vinculó al
infinito, al cielo, al agua y al aire. El
rojo tenía dos significados: por un lado
era el color de la sangre y de la
energía del Sol; por otro lado, se usó
para representar conceptos peligrosos
como el desierto o Set, que asesinó a
su hermano Osiris, dios del Más Allá.
Fuente: Historia de National
Geographic
antiguos egipcios plasmaron en los
muros de templos y tumbas las
«palabras sagradas», los signos
jeroglíficos, para conmemorar las
gestas de los faraones y rendir tributo
a sus dioses. Uno de los aspectos más
singulares de la antigua civilización
egipcia es su escritura, el conjunto de
símbolos jeroglíficos que cubre las
superficies de templos, tumbas y otros
monumentos del país de los faraones.
Su riqueza y variedad son asombrosas.
Si a comienzos del Imperio Antiguo,
hacia 2600 a.C., no había más de una
treintena de signos, mil años después,
en tiempos del Imperio Medio, se
había llegado a 750, y en el período
ptolemaico, entre los siglos IV y I a.C.,
sumaban unos cinco mil. En su gran
mayoría eran ideogramas, es decir,
símbolos que representaban
elementos del mundo real, algunos de
forma perfectamente reconocible y
otros con trazos más estilizados. En
cierto modo, los jeroglíficos ofrecen
una representación pictórica completa
del mundo en el que vivían los
antiguos egipcios. En realidad,
únicamente una pequeña parte de
estos signos funcionaban como
ideogramas; la mayoría se utilizaban
por su valor fonético y no por lo que
representaban visualmente.
Por ejemplo, el término «casa», que en
egipcio se pronunciaba per, se escribía
mediante un ideograma que
representaba la planta de una vivienda.
Este mismo símbolo servía para
expresar un término que se
pronunciaba igual, «salir»; para
distinguirlo del anterior se
acompañaba de dos piernas, que
indicaban la idea de movimiento. De
este modo se desarrolló una escritura
fonética (es decir, una escritura que
únicamente representaba sonidos), la
cual evolucionó hacia un sistema de
complicados trazos denominado
hierático, trazos que casi no se parecen
en nada a los signos jeroglíficos
originales. Sin embargo, los jeroglíficos
nunca desaparecieron. Se mantuvieron
como un sistema de escritura de
prestigio, utilizado para textos de tipo
religioso que se inscribían en los
muros de los templos y en la superficie
de estatuas, estelas, sarcófagos y
tumbas, así como en el ajuar funerario.
De hecho, «jeroglífico» es un término
griego que significa «letra sagrada
tallada en piedra». Con ello, los
jeroglíficos se convirtieron en un arte,
una escritura ornamental que
embellecía los monumentos y los
objetos a los que se aplicaba.
Los jeroglíficos se relacionaban
también con las creencias y los mitos
más arraigados en la cultura egipcia.
Cuando los antiguos egipcios
observaban la naturaleza veían una
serie de ciclos de vida, nacimiento,
crecimiento, muerte y renacimiento, y
es este fenómeno de cambio y de
regeneración el que quisieron
representar mediante el ideograma de
un árbol u otros elementos de su
medio geográfico.
El jeroglífico, a su vez, quedaba
asociado con las divinidades que en la
mitología egipcia encarnaban la fuerza
regeneradora; tal fue el caso del Sol y
del Nilo, encarnados en Re y en Hapy,
dioses imprescindibles para la vida del
hombre y que eran parte integrante de
la realidad física del valle del Nilo. Los
jeroglíficos egipcios estaban a menudo
coloreados, aunque no siempre han
conservado su aspecto original. Cada
color tenía un significado simbólico
especial, aunque podía ser modificado
ocasionalmente por motivos estéticos.
El verde denotaba fertilidad, y el
blanco, pureza. El amarillo evocaba el
oro y el Sol, es decir, la
incorruptibilidad (la carne de los
dioses estaba hecha de oro), mientras
que el negro aludía a la resurrección, a
la oscuridad de la noche y al mundo
subterráneo. El azul se vinculó al
infinito, al cielo, al agua y al aire. El
rojo tenía dos significados: por un lado
era el color de la sangre y de la
energía del Sol; por otro lado, se usó
para representar conceptos peligrosos
como el desierto o Set, que asesinó a
su hermano Osiris, dios del Más Allá.
Fuente: Historia de National
Geographic
13/6/12
20 CONSEJOS SOBRE ESCRITURA (con humor)
1. Lo primero: conoser vien la
hortografia.
2. Cuide la concordancia, el cual son
necesaria para que usted no caigan en
aquello errores.
3. Ponga comas puntos signos de
interrogación o dos puntos rayas
siempre que corresponda si no poco
se entienden las relaciones entre las
palabras la jerarquía entre las ideas.
Y cuando, use los signos de:
puntuación, póngalos; correctamente!.
4. Lo mejor es esquivar la reiteración
de sonidos en la oración. La
proposición es buscar una opción que
no rime con lo dicho con antelación.
5. Evite las repeticiones, evitando así
repetir y repetir lo que ya ha repetido
reiteradamente.
6. Trate de ser claro; no use hieráticos,
herméticos o errabundos gongorismos
que puedan jibarizar las más
enaltecidas ideas.
7. Imaginando, creando, planificando,
un escritor no debe aparecer
equivocándose, abusando de los
gerundios. Tratando siempre, sobre
todo, de no estar empezando una
frase con uno.
8. Correcto para ser en la
construcción, caer evite en
trasposiciones.
9. Tome el toro por las astas, haga de
tripas corazón y no caiga en refranes
comunes. Calavera no chilla.
10. ¡Voto al chápiro!... creo a pies
juntillas que deben evitarse las
antiguallas que obscurecen el texto.
11. Si algún lugar es inadecuado en la
frase para poner colgado un verbo, el
final de un párrafo lo es.
12. ¡¡¡Por el amor de Dios!!!!, no abuse
de las exclamaciones. NI de las
Mayúsculas. Recuerde, además, que la
cantidad de puntos suspensivos es
siempre fija....... (¡solo tres!)
13. Pone cuidado en las conjugaciones
cuando escribáis.
14. No utilice nunca doble negación.
15. Evite usar el adjetivo "mismo" como
si fuera un pronombre; el mismo está
para otra cosa.
16. Aunque se usen poco, es
importante emplear los apóstrofo's
correctamente.
17. No olvide poner las tildes que
correspondan. Mas aun cuando es
importante conocer cual es la
significacion de una palabra, en caso
de que haya una opcion con tilde y sin
ella.
18. Procure "no poner" comillas
"innecesariamente". No es un recurso
para "resaltar" sino para "mencionar"
una "voz ajena" al texto.
19. Procurar nunca los infinitivos
separar demasiado.
20. Y con respecto a frases
fragmentadas...
Anónimo
hortografia.
2. Cuide la concordancia, el cual son
necesaria para que usted no caigan en
aquello errores.
3. Ponga comas puntos signos de
interrogación o dos puntos rayas
siempre que corresponda si no poco
se entienden las relaciones entre las
palabras la jerarquía entre las ideas.
Y cuando, use los signos de:
puntuación, póngalos; correctamente!.
4. Lo mejor es esquivar la reiteración
de sonidos en la oración. La
proposición es buscar una opción que
no rime con lo dicho con antelación.
5. Evite las repeticiones, evitando así
repetir y repetir lo que ya ha repetido
reiteradamente.
6. Trate de ser claro; no use hieráticos,
herméticos o errabundos gongorismos
que puedan jibarizar las más
enaltecidas ideas.
7. Imaginando, creando, planificando,
un escritor no debe aparecer
equivocándose, abusando de los
gerundios. Tratando siempre, sobre
todo, de no estar empezando una
frase con uno.
8. Correcto para ser en la
construcción, caer evite en
trasposiciones.
9. Tome el toro por las astas, haga de
tripas corazón y no caiga en refranes
comunes. Calavera no chilla.
10. ¡Voto al chápiro!... creo a pies
juntillas que deben evitarse las
antiguallas que obscurecen el texto.
11. Si algún lugar es inadecuado en la
frase para poner colgado un verbo, el
final de un párrafo lo es.
12. ¡¡¡Por el amor de Dios!!!!, no abuse
de las exclamaciones. NI de las
Mayúsculas. Recuerde, además, que la
cantidad de puntos suspensivos es
siempre fija....... (¡solo tres!)
13. Pone cuidado en las conjugaciones
cuando escribáis.
14. No utilice nunca doble negación.
15. Evite usar el adjetivo "mismo" como
si fuera un pronombre; el mismo está
para otra cosa.
16. Aunque se usen poco, es
importante emplear los apóstrofo's
correctamente.
17. No olvide poner las tildes que
correspondan. Mas aun cuando es
importante conocer cual es la
significacion de una palabra, en caso
de que haya una opcion con tilde y sin
ella.
18. Procure "no poner" comillas
"innecesariamente". No es un recurso
para "resaltar" sino para "mencionar"
una "voz ajena" al texto.
19. Procurar nunca los infinitivos
separar demasiado.
20. Y con respecto a frases
fragmentadas...
Anónimo
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