El Códice Nuttall (conocido también como Códice Tonindeye o Zouche-Nuttall) es un manuscrito pictórico prehispánico, perteneciente a la cultura mixteca. Consta de dos lados: un lado que registra la vida, conquistas y alianzas de Ocho Venado, un prominente gobernante mixteca, y otro lado, que trata el origen de la dinastía e historia de Tilantongo y Teozacoalco. El códice Zouche-Nuttall es uno de los seis códices mixtecos considerados de tradición prehispánica que sobrevivieron a la conquista de México.
El manuscrito está conformado por 16 piezas de piel de venado tratada unidas a los extremos, que
constituyen una larga tira de 11.41 metros. Las hojas son dobleces realizados en cada una de las piezas de piel, dando así un total de 47 láminas, no todas pintadas. Se desconoce la fecha real de elaboración del códice, pero se estima fue alrededor del siglo XIV en la población de Tilantongo.
No hay datos de cómo salió el códice de México. Probablemente fue enviado a España en el siglo XVI, poco después de consumarse la conquista de los pueblos mixtecos en 1522. Fue identificado por primera vez en el año de 1854 en el convento dominico de San Marcos en Florencia. Cinco años más tarde fue vendido a John Temple Leader, quien lo envió a Robert Curzon, cuarto barón Zouche.
Una edición facsimilar fue publicada por el Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad Harvard en 1902, con introducción escrita por Zelia Nuttall. Hoy en día el códice pertenece a la colección del Museo Británico.
28/11/14
Códice Nuttall
3/11/14
La Catrina
“La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas,
güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba
siendo calavera”- José Guadalupe Posada
Tanto se burla el mexicano de la muerte que entre
sus artefactos populares también le ha dado nombre
y forma, y se llama La Catrina.
La Catrina como símbolo popular de la muerte (o uno
de los símbolos dentro de toda la cosmovisión y
cultura mexicana frente a la muerte) fue bautizada
como tal por el muralista Diego Rivera (1886-1957), y
aunque en sus obras encontramos representaciones
de esta dama blanca elegante y delgada, no fue el
primero en incluirla en su obra, ya que fue José
Guadalupe Posada (1852-1913) el precursor de esta
representación.
La historia de La Catrina empieza durante los
gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de
Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos, se
empezaron a popularizar textos escritos por la clase
media que criticaban tanto a la situación del país
como de las clases privilegiadas. Los escritos,
redactados de manera burlona y acompañados de
dibujos de cráneos y esqueletos se empezaron a
reproducir en los periódicos llamados de combate.
José Guadalupe Posada (1852-1913) fue un célebre
grabador, caricaturista e ilustrador que colaboró en
medios como El Padre Cobos, El Ahuizote y La Patria
Ilustrada. Sus críticas sociales que evidenciaban
situaciones de desigualdad e injusticia en el país y
en la sociedad porfiriana le hicieron famoso dentro
del arte popular por sus dibujos de “calacas”; las
calacas o calaveras ilustraban corridos, historias de
crímenes, a políticos, damas, toreros…
Es por ello que sus calaveras, bautizadas en un
principio y por él mismo como “La Calavera
Garbancera” representan al pueblo, a su carácter
desenfado y festivo, y a la situación de la época,
aunque hoy se les asocie más al día de muertos. El
garbancero era aquel que a pesar de tener sangre
indígena pretendía ser europeo y renegar a su
propia cultura; situación que el ilustrador
condenaba. Por ello, su calavera con sombrero, sin
nada más, representa al garbancero: al que pretende
aparentar lo que no es.
Las Catrinas también estuvieron acompañadas en los
periódicos por las famosas calaveras.
Las calaveras literarias, son composiciones en verso
tradicionalmente mexicanas que en vísperas del día
de muertos se suelen escribir como otra de las
manifestaciones de la cultura popular para hacer
burla tanto a los vivos como a los muertos, y
recordar que todos nos vamos a morir. Están escritas
con un lenguaje satírico o burlesco y son textos muy
breves pero que reflejan todo el espíritu y festividad
del mexicano frente a la muerte. Hoy en día se
acostumbra que desde que los niños son pequeños,
en la escuela, hagan burla o crítica de algún
personaje o situación de interés general o moda con
este formato.
La influencia de la obra de Posada le llegó
posteriormente a Rivera , quien re-adaptó el
concepto, la bautizó como Catrina, como
anteriormente menciono, y le añadió nuevos
atributos, ropa, porte y elegancia, como se puede ver
en Sueño de una tarde dominical en la Alameda
Central, convirtiéndola en Catrina.
Imágenes:
- Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, Diego Rivera
- Calavera garbancera, de José Guadalupe Posada.
Periódico de la época revolucionaria.
26/9/14
AUBIN
El Códice Aubin conocido también como Manuscrito de 1576, es un documento pictórico y textual que trata sobre la historia de los mexica, desde su salida de Aztlán hasta los primeros años de la dominación española, período que concluye en 1607.
El códice consiste en 81 folios. Su elaboración probablemente comenzó en 1576, bajo la supervisión de Diego Durán, fraile dominico a quien se debe la crónica conocida como Códice Durán. Entre otros asuntos, el Códice Aubin aborda la Matanza de Tóxcatl, ocurrida en el Templo Mayor de México en 1520, y la la Caída de Tenochtitlan en 1521.
Actualmente, el documento pertenece al British Museum de Londres. Una copia de él se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Princeton.
7/3/13
LA MALINCHE, TRADUCTORA Y MUJER DE HERNÁN CORTÉS
La Malinche es el mote con el que
ha pasado a la Historia Malinalli
Tenépatl, mujer de la clase alta
azteca que por avatares históricos
llegó a convertirse en pieza clave de
la conquista española del imperio
mexica.
Malinalli nació cerca de
Coatzacoalcos, Veracruz, siendo hija
de un cacique mexica local. El padre
murió cuando la niña era pequeña y
su madre volvió a casarse, pero se
deshizo de su hija vendiéndola como
esclava a unos mercaderes mayas.
Gracias a esto y a su inteligencia
natural, Malinalli dominaba el
náhuatl (lengua de los aztecas-
mexicas) y el maya de sus amos
cuando llegaron los primeros
conquistadores españoles. En tierras
de lo que hoy es Tabasco los
españoles derrotaron a los mayas en
la Batalla de Centla y como muestra
de sumisión el cacique local entregó
a Cortés y sus hombres 20
adolescentes para que las tuvieran
de concubinas; pero como en
España estaba vedado amancebarse
y mucho más con mujeres no
bautizadas se les dio el sacramento
a las chicas para que éstas pudieran
casarse con soldados españoles. A
Malinalli le pusieron el nombre de
Marina y fue dada en matrimonio a
un primo lejano de Cortés, el joven
capitán Alonso Hernández
Portocarrero.
Poco tiempo después empezaron los
contactos de los aztecas con Cortés,
pero nadie de ellos entendía su
lengua, así que se empezó a buscar
algún indio que entendiese náhuatl y
maya para que a través del fraile
Jerónimo de Aguilar hicieran de
traductores a los españoles ya que
el monje hablaba maya por haber
vivido con ellos tras su naufragio
del que también sobrevivió Gonzalo
de Córdoba, pero éste último no
quiso volver con los españoles por
haberse casado con una maya,
tenido hijos con ella e integrado
completamente en la cultura que le
acogió.
Como pronto se supo que doña
Marina hablaba con fluidez el maya
y el náhuatl se le arrebató a su
marido para pasarla al servicio de
Cortés quien además de tenerla
como traductora la convirtió en su
concubina y tuvo un hijo con ella:
Martín Cortés, uno de los primeros
mestizos mexicanos. Pero el bebé le
fue quitado para educarse con un
familiar de su padre y aunque
durante un tiempo fue ilegítimo
Hernán Cortés consiguió que el
mismo papa lo reconociera como
hijo suyo con todos los derechos. A
Cortés los aztecas le apodaban
despectivamente "Malinche" por el
nombre de su concubina. Marina
ayudó a los españoles no sólo como
traductora, sino también como
espía ya que escuchaba las
conversaciones de los indios y le
contaba sus planes a Cortés.
Doña Marina fue casada
nuevamente (su marido Alonso
murió en prisión) con otro capitán
español del que tuvo una hija.
Marina murió hacia 1529,
posiblemente de viruela.
En México existe una gran aversión
hacia la figura de Malinalli-Malin
che-Marina porque se le tiene por
traidora de la patria al trabajar para
el conquistador español, aunque en
ese entonces ni existía México y ella
no tenía patria. Así que los
mexicanos usan la palabra
"malinchista" para señalar
despectivamente a la persona que
prefiere lo extranjero a lo nacional
(especialmente lo español) y a los
mexicanos que se casan con
españoles en vez de hacerlo con
compatriotas suyos.