17/2/13

Lee Miller

Lee Miller fue fotógrafa de moda,
corresponsal de guerra y retratista
de los horrores del nazismo, amante
de Man Ray (con quien descubrió la
técnica de la solarización), amiga de
las vanguardias y una de las artista
más deshinibidas de todos los
tiempos.
Lee Miller era hija de un ingeniero e
inventor que le inculcó la pasión
por la fotografía, algo que más tarde
se convertiría en su mejor forma de
expresión. Lee era el tema central
del trabajo de su padre, Theodore,
que fotografió a su hija miles de
veces, la mayor parte desnuda.
La infancia de Miller resultó
especialmente dura. A los 7 años
fue víctima de una violación,
supuestamente a cargo de un amigo
de la familia, aunque muchos textos
apuntan a Theodore como
responsable de la vejación. La
madre de Lee, Frances, tuvo una
reacción que no fue precisamente
una ayuda para la pequeña: sometió
a Lee a regulares e insoportables
duchas vaginales con un potente
desinfectante químico.
En 1925 Lee Miller huyó de Nueva
York, y en el fondo también de su
familia, hasta París, donde comenzó
a estudiar teatro. Seís meses más
tarde su padre dejó de financiarle su
periplo europeo, en un intento para
que volviera a su lado.
Una casualidad quiso que Lee se
convirtiera en modelo. La joven
estuvo a punto de tener un trágico
accidente vial. En un descuido, bajó
a la calzada y estuvo a punto de ser
arrollada por un taxi. Un elegante
ciudadano empujó a Miller fuera del
peligro. Conde Nast, editor de la
revista Vogue, quedó prendado de la
belleza de la joven y la reclutó
inmediatamente como modelo.
Lee Miller pasó de ser modelo a
redactora de la revista, pero sus
problemas para cumplir los plazos
de entrega convencieron a Nast de
que era más valiosa como
investigadora de moda. Con ese
objetivo, Miller visitó cientos de
museos y palacios dibujando las
muestras de los vestidos que veía.
Pronto se dió cuenta de que
resultaba más hábil como fotógrafa
que como dibujante. Y acabó en
París, donde vivía "la primera
colonia de artistas verdaderamente
internacional que jamás tuvimos",
según Marcel Duchamp.
En ese momento, trabajando como
fotógrafa de colecciones de moda,
conocería a otro neoyorquino que
marcaría su vida. Emmanuel
Radnitzky, más conocido por su
nombre de guerra, Man Ray,
abandonó a su modelo y musa Kiki
de Montparnasse para convertirse
en amante y mentor de Miller, y le
presentó a grandes artistas de la
escena parisina: Duchamps, Picasso,
Magritte, Cocteau y su futuro
marido, Roland Penrose.
La floreciente artista se convirtió en
la modelo favorita de Man Ray, que
pronto se convertiría en el mejor
fotógrafo surrealista. Fue un enlace
fructífero para ambos, juntos
descubrieron la famosa técnica de
solarización, que Miller provocó
accidentalmente trabajando en el
laboratorio.
Pero la relación entre ambos acabó
cuando floreció el machismo del
fotógrafo. Tanto Ray como Miller
creían en la libertad sexual, pero no
de la misma forma: Man Ray
pretendía mantener a Miller
confinada en casa mientras él
ejercía sus libertades y prohibía las
de su amante.
Esa situación acabó en una ruptura
que atormentó a Ray hasta el punto
de acosarla por las calles de Paris y
provocar su huía a la ciudad de
Alejandría. Allí contrajo matrimonio
en Egipto con un antiguo amante, el
millonario Aziz Eloui Bey, mientras
Man Ray, presa de unos celos
furibundos, destrozaba sus
fotografías.
Machista pero genio, Ray recumpuso
los trozos en una obra llamada
Objetos de destrucción. La pieza
más conocida es un metrónomo con
una foto del ojo de Miller sujeto al
péndulo.
Aburrida de su vida de protegida en
Egipto, Miller vuelve a París en
1939 y se casa de nuevo, esta vez
con el pintor inglés Roland Penrose.
Cuando la II Guerra Mundial
comenzó a sacudir los cimientos de
la sociedad Europea, Miller y
Penrose huyeron a Londres, donde
sus destinos acabarían por
separarse. Mientras que él era un
pacifista deseoso de huir de la
realidad bélica, ella quería acercarse
a ella y se convirtió en corresponsal
fotográfica para Vogue.
Así Miller publicó imágenes de los
campos de exterminio de Dachau y
Buchenwald, con sus cadáveres
apilados detrás y los hornos de
incineración. En Munich le pidió al
fotógrafo David Scherman que la
retratara dentro de una bañera; la
del führer.
Lee Miller se reveló como una
reportera temeraria, algo que le
llevó a conseguir algunas imágenes
únicas. El trabajo de Miller, unido al
de la también estadounidendse
Margaret Burke-White, ayudó a
definir lo que hoy conocemos como
fotoperiodismo.
"No me gusta fotografiar horrores",
escribió Miller. "Pero no creo que
haya ciudad o área que no estén
repletas de ellos."
Pionera del fotoreportaje
En los años 50, la intrépida
fotógrafa dejó de fotografiar y
prohibió toda exposición de sus
obras, probablemente uno de los
motivos por los que el trabajo más
serio de Miller no es lo
suficientemente conocido y
valorado. A partir de entonces, se
centró en el mundo de la cocina y
se dedicó a seleccionar recetas y a
entrevistar a chefs de Europa.
Poco después de su muerte en
1977, su hijo, Antony Penrose,
descubrió en su antiguo
apartamento una caja con más de
500 positivos y otros 40.000
negativos, junto a cartas y
manuscritos...
Fuente:Carlos Albaladejo - adn.es