Fiesta muy especial y famosa en Japón.
Tanabata, conocida también como
“Fiesta de Las Estrellas”, es una de las
más antiguas celebraciones de oriente.
Tiene sus raíces en China, y a Japón
llegó en el 750 d. C. de la mano de la
emperatriz Kôken. Tiene lugar durante
el 7 de julio (aunque los preparativos
se llevan desde el 6 de julio)
concretamente por la noche.
Este festival se basa en una leyenda y
se celebra en la séptima noche del
séptimo mes, recordando la unión de
dos estrellas en el cielo, Altair y Vega.
Habitualmente ambas aparecen
separadas por la Vía Láctea, pero en
esa noche (si está el cielo despejado)
se puede ver cómo se reúnen. Las
estrellas representan a dos amantes:
un pastor, Hikoboshi (Altair) y una
princesa que teje: Orihime (Vega).
Cuenta la leyenda que Vega es la
princesa Orihime, hija del rey celestial
Ten-kou. La niña poseía la magnífica
cualidad de tejer muy bien y se
encargaba de fabricar los vestidos de
los dioses del cielo. Sin embargo, era
adicta a su labor y se pasaba día y
noche trabajando en su telar sin
permitirse un solo descanso, lo cual
llegó a preocupar a su padre.
Por otro lado estaba Altair,
representado por el pastor de bueyes
llamado Hikoboshi, obsesionado
también con su trabajo y tampoco se
permitía el lujo de descansar. Pero... la
casualidad hizo que ambos se
conocieran y se enamoraron el uno del
otro de tal forma que terminaron
casándose, para felicidad del rey de los
cielos que ya empezaba a preocuparse
por una hija tan "dedicada" a las telas.
Era tal el amor que se profesaba el
recién estrenado matrimonio que
olvidaron sus tareas y así se
encontraron los dioses sin vestidos
nuevos y los bueyes del joven se
desperdigaron por el cielo causando
destrozos.
Ten-kou estaba hecho una furia, así
que los separó y colocó a cada uno en
un extremo del "Amanogawa" (el río
celestial, la Vía Láctea) y les prometió
que si trabajaban bien y mucho les
permitiría reunirse una vez al año.
Así pues, Orihime y Hikoboshi trabajan
muchisimo todo el año para poderse
ver. Se dice que cuando llega la fecha
indicada, se forma sobre la Vía Láctea
un puente con las alas de las urracas
sobre las que pasa la princesa. Otras
leyendas aseguran que el agua del río
desciende, pero que si ese día llueve la
corriente aumenta y los enamorados
deben esperar otro año más para
reunirse. Con el fin de que la princesa
pudiera cruzar el río los habitantes del
Japón adquirieron la costumbre de
colgar pequeños papeles de colores de
los árboles de bambú deseando que
ese día no lloviera. Esta tradición dio
paso a que se colgaran los deseos de
la gente en ramas de bambú en los
propios hogares.
Hay muchas formas de celebrar el
Tanabata Matsuri dependiendo de la
zona donde se esté. Lo más habitual
son las ramas de bambú decoradas
con Tanzaku (tiras de colores escritas
con deseos) que se colocan en los
jardines o las puertas de las casas la
noche del 7 de Julio. También se
decoran las calles con adornos de
papel, se organizan desfiles y se asiste
a los fuegos artificiales.
Es muy común que durante esta fecha
se use el "yukata" que es un traje más
simple que el kimono y se usa en
verano.
Antiguamente era una festividad muy
femenina, las mujeres colgaban sus
deseos de conseguir novio o a su
amor platónico.
Cuando todas las celebraciones del día
terminan y siguiendo la tradición
japonesa de que las cosas que
implican algo muy íntimo de la persona
no se pueden tirar a la basura, las
ramas de bambú se dejan en los ríos,
para que la corriente se lleve los
deseos hasta el río celestial de la Vía
Láctea. Esta ceremonia también tiene
su canción:
“Las hojas de bambú susurran
El tejado cruje
La divina estrella brilla
Polvo de oro y plata.”