Cuesta mucho creer que 
 Willermoz fantasease con 
 levantar columnas de logias 
 rectificadas en Topkapi. 
 El otro ámbito de difusión de la 
 iglesia ortodoxa griega, más allá 
 de la “Sublime Puerta” -Imperio 
 turco-, era el área de influencia 
 eslava o ruso zarista, un 
 territorio donde la más mínima 
 “libertad de pensamiento”, por 
 más cristiana que fuese la 
 religión ortodoxa oficial 
 imperante, tenia tantos números 
 para acabar de formas análogas 
 al empalamiento turco, como 
 bajo los mismos Mehmets, 
 Solimanes y Bayacetos. 
 Con mucha suerte, a Siberia a 
 enseñar el alfabeto cirílico a los 
 tangutos o a los buriatos. 
 Por ende, la masonería cristiana, 
 tenía tantas posibilidades de 
 triunfar en el imperio de los 
 Romanov, como Rasputín bajo 
 la férula del Príncipe Yussupov. 
 Que es mucho decir. 
 La realidad es que el futuro 
 armamento de cualquier 
 candidato rectificado al ingreso 
 en al Orden Interior se 
 encontrará con llamadas, 
 referencias, símbolos y 
 arquetipos propios a la 
 Caballería de la Orden del 
 Temple; y el Temple era católico 
 romano. 
 Que nadie se llame a engaño. 
 Si las, por otra parte, 
 respetabilísimas convicciones 
 cristiano-trinitarias de cualquier 
 candidato Maestro Escocés de 
 San Andrés le hacen entrar –en 
 conciencia- en colusión con el 
 “papismo” –tu es Petrus et supra 
 hanc petram aedificabo 
 Eclessiam Meam- o bien con la 
 devoción mariana que entiende 
 que la Virgen María es la Madre 
 de Dios (devoción tanto 
 templaria como defendida a 
 ultranza por San Bernardo de 
 Claraval), referencias con las que 
 se encontrará indefectiblemente 
 en su armamento, por favor que 
 se lo piense antes o que hable 
 con sus superiores previamente. 
 En los Valles de Sant Sadurní 
 d’Anoia, a 27 de abril –dia de la 
 Mare de Deu de Montserrat, 
 patrona de Catalunya- de 2011. 
 Ferran Juste, 
 Eques a Constanti Patientia 
  
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