En cierta ocasión el genial escritor 
 francés Alejandro Dumas (hijo), tan 
 cínico y genial como su padre, estaba 
 conversando con un colega, que le 
 reprochaba haber incluido en alguna 
 de sus obras frases absurdas como la 
 siguiente: “Doloroso vacío que 
 ocasionan los momentos de 
 debilidad”. “¿Cómo es posible que algo 
 vacío pueda ser doloroso?”, le 
 preguntó su colega, a lo que respondió 
 el bueno de Dumas: “Querido amigo, 
 ¿acaso usted nunca ha sufrido un 
 dolor de cabeza?”…
