Aunque Aristóteles se limitó casi 
 exclusivamente al estudio del 
 silogismo, a él es preciso atribuir todo 
 el mérito de la fundación de la lógica 
 formal. En nuestros días, el silogismo 
 no es más que un capítulo trivial de la 
 lógica. Cuesta trabajo creer que 
 durante 2.000 años fuese tema 
 principal de los estudios lógicos, y que 
 en fecha tan tardía como 1797, nada 
 menos que Immanuel Kant pudiese 
 escribir que la lógica era «un cuerpo 
 de doctrina cerrado y completo». «En 
 la inferencia silogística», escribió en 
 cierta ocasión Bertrand Russell «se 
 supone que uno sabe ya que todos los 
 hombres son mortales y que Sócrates 
 es un hombre; y de ahí uno deduce lo 
 que jamás había sospechado, a saber, 
 que Sócrates es mortal. Esta forma de 
 inferencia se da realmente, aunque 
 muy raras veces». Russell continúa 
 explicando que el único ejemplo del 
 que tuvo noticia le llegó a través de un 
 número satírico de Mind, una revista 
 inglesa dedicada a temas filosóficos en 
 un número especial preparado por la 
 redacción para celebrar las navidades 
 de 1901. Allí, un filósofo alemán 
 mirando perplejo los anuncios de la 
 revista, terminó por razonar así: «En 
 esta revista todo es broma; los 
 anuncios se encuentran en la revista. 
 Por consiguiente, los anuncios son 
 pura broma.» En otro lugar, Russell 
 escribió también: «Si tiene usted la 
 intención de dedicarse a la lógica, he 
 aquí un buen consejo en el que nunca 
 insistiré bastante: no estudie la lógica 
 tradicional. En los tiempos de 
 Aristóteles fue sin duda un esfuerzo 
 meritorio. Pero lo mismo podemos 
 decir de la astronomía ptolemaica.» El 
 cambio crucial se produjo en 1847. En 
 esa fecha, George Boole (1815-1864), 
 hombre modesto y autodidacta, hijo de 
 un humilde zapatero inglés, publicó 
 The Mathematical Analysis of Logic. Este 
 y otros trabajos fueron motivo de su 
 nombramiento como profesor de 
 matemáticas (pese a carecer de títulos 
 universitarios) del Queens College (hoy 
 University College) de Cork, en Irlanda. 
 Allí escribió su tratado An Investigation 
 of the Laws of Thought, on Which are 
 Founded the Mathematical Theories of 
 Logic and Probabilities (Londres, 1854). 
 La idea fundamental—sustituir por 
 símbolos todas las palabras utilizadas 
 en lógica formal— ya se les había 
 ocurrido antes a otros, pero Boole fue 
 el primero en conseguir un sistema 
 operativo. Con raras excepciones, ni 
 filósofos ni matemáticos prestaron 
 mucho interés a logro tan notable. 
 Quizá fuera ésta una de las razones de 
 la tolerancia que Boole mostraba por 
 los matemáticos más excéntricos. Boole 
 escribió un artículo sobre un chiflado 
 de Cork, de nombre John Walsh 
 (Philosophical Magazine, noviembre de 
 1851), que Augustus de Morgan, en su 
 Budget oí Paradoxes, califica de «la 
 mejor biografía que conozco sobre 
 héroes de este género». Boole murió 
 de una neumonía, cuando contaba 49 
 años. Su enfermedad fue atribuida a 
 un enfriamiento, por dar una lección 
 magistral con la ropa mojada a 
 consecuencia de un chaparrón. 
 Ver http://platea.pntic.mec.es/jdelucas/ 
 anecmate.htm
