Sir Francis 
 Galton fue un millonario, hijo de la 
 Gran Bretaña, con un amplio espectro 
 de intereses, que van desde las 
 matemáticas a la antropología, 
 pasando por la lingüística, la geografía, 
 la psicología y la meteorología. 
 No tuvo cátedras universitarias y 
 realizó la mayoría de sus 
 investigaciones por su cuenta. Sus 
 múltiples contribuciones recibieron 
 reconocimiento formal cuando, a la 
 edad de 87 años, se le concedió el 
 título de Sir o caballero del Reino. 
 Y, por si fuera poco fue primo 
 segundo de Charles Darwin. Aplico los 
 principios evolucionistas de su primo 
 para el estudio de las diferencias 
 psicológicas del individuo, por lo que 
 se le considera padre de la Psicología 
 diferencial. 
 Aunque también, basándose de nuevo 
 en las ideas de su pariente, desarrollo 
 estudios sobre la eugenesia, es decir, 
 la mejora de la raza humana mediante 
 la selección artificial. Éstas y otras 
 teorías similares sirvieron de base a los 
 ideales de superioridad de raza, como 
 los del nazismo alemán, pero también 
 tuvieron gran aceptación en el resto de 
 Europa y en Estados Unidos. La 
 práctica de la eugenesia se reflejó en la 
 limpieza étnica, así como en la 
 esterilización de personas con 
 discapacidad intelectual, delincuentes, 
 pobres o enfermos mentales. 
 Solo se me ocurre una palabra para 
 esto: Barbaridad. 
 Destacan especialmente sus estudios 
 sobre la estadística. En 1906, cuando 
 contaba con la edad de 84 años, 
 realiza un interesante estudio 
 psicológico sobre el comportamiento 
 colectivo, con el que pretendía 
 demostrar la validez del sistema 
 democrático, ya que, si bien el votante 
 medio podía ser inculto y contar con 
 poco juicio, el balance de la decisión 
 colectiva superaba con creces la 
 estimación del votante culto e 
 instruido. 
 Para poder comprobar esto, les 
 propondría a casi 800 personas, 
 asistentes a una feria de ganado de su 
 localidad, entre ellas carniceros y 
 ganaderos veteranos así como 
 visitantes casuales y pobladores del 
 pueblo cercano, que escribiesen en un 
 papel el peso de uno de los bueyes 
 expuestos en la feria. Al terminar las 
 misma, el buey sería sacrificado, 
 pesado y descuartizado siendo 
 entregado a la persona que acertara la 
 cifra más cercana al peso real de buey. 
 Curiosamente, la estimación más 
 acertada, no provendría de una 
 persona en particular, sino de todas. 
 Ya que al calcular el promedio de los 
 valores suministrados por los votantes, 
 Galton observaría que el valor 
 resultante difería del peso real del 
 animal por solo medio kilo. 
 El experimento no fue demasiado 
 formal, por lo que no tiene valor ni 
 peso científico. Pero este 
 planteamiento de la validez del 
 pensamiento colectivo como media de 
 la suma de los pensamientos 
 individuales fue desarrollado en 
 posteriores estudios estadísticos suyos 
 y de otros.
