Sir Winston Leonard Spencer-Churchill 
 fue un estadista, historiador, escritor, 
 militar, orador y primer ministro 
 británico. 
 Recibió el premio Nobel de Literatura 
 en 1953. Se le concedió por sus obras 
 históricas, sus artículos periodísticos y 
 por sus brillantes discursos, que lo 
 erigen como uno de los principales 
 oradores y políticos del siglo XX. 
 "Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor" es 
 una famosa expresión utilizada en un 
 histórico discurso por el primer 
 ministro británico Winston Churchill en 
 1940, al comienzo de la Segunda 
 Guerra Mundial. 
 El primero en pronunciar la famosa 
 frase fue Giuseppe Garibaldi el 2 de 
 julio de 1849, cuando reunió a sus 
 fuerzas revolucionarias en Roma. 
 La expresión fue usada por Theodore 
 Roosevelt, en un discurso pronunciado 
 el 2 de junio de 1897 en el Colegio de 
 la Marina de Guerra de los Estados 
 Unidos cuando era Subsecretario de 
 Marina.1 
 Winston Churchill tomó la expresión 
 de Roosevelt y la incluyó en un 
 histórico discurso realizado en la Casa 
 de los Comunes del Parlamento del 
 Reino Unido, el 13 de mayo de 1940. Es 
 posible que Churchill leyera el discurso 
 de Theodore Roosevelt cuando fue 
 designado Primer Lord del 
 Almirantazgo, cargo equivalente al que 
 desempeñaba Roosevelt cuando la 
 formuló inicialmente; pero también es 
 posible que Churchill simplemente 
 hubiera recurrido a las obras de 
 Roosevelt, de amplia difusión, debido a 
 su notable calidad en materia de 
 historia militar. 
 Fue el primer discurso de Churchill 
 ante el Parlamento luego de haber sido 
 nombrado Primer Ministro del Reino 
 Unido, cuando aún transcurría el 
 primer años de la Segunda Guerra 
 Mundial, luego de reemplazar a Neville 
 Chamberlain el 10 de mayo. 
 “Debemos recordar que estamos en las 
 fases preliminares de una de las 
 grandes batallas de la historia, que 
 nosotros estamos actuando en 
 muchos puntos de Noruega y Holanda, 
 que estamos preparados en el 
 Mediterráneo, que la batalla aérea es 
 continua y que muchos preparativos 
 tienen que hacerse aquí y en el 
 exterior. En esta crisis, espero que 
 pueda perdonárseme si no me 
 extiendo mucho al dirigirme a la 
 Cámara hoy. Espero que cualquiera de 
 mis amigos y colegas, o antiguos 
 colegas, que están preocupados por la 
 reconstrucción política, se harán cargo, 
 y plenamente, de la falta total de 
 ceremonial con la que ha sido 
 necesario actuar. Yo diría a la Cámara, 
 como dije a todos los que se han 
 incorporado a este Gobierno: «No 
 tengo nada más que ofrecer que 
 sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor». 
 Tenemos ante nosotros una prueba de 
 la más penosa naturaleza. Tenemos 
 ante nosotros muchos, muchos, largos 
 meses de combate y sufrimiento. Me 
 preguntáis: 
 ¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: 
 Hacer la guerra por mar, por tierra y 
 por aire, con toda nuestra potencia y 
 con toda la fuerza que Dios nos pueda 
 dar; hacer la guerra contra una tiranía 
 monstruosa, nunca superada en el 
 oscuro y lamentable catálogo de 
 crímenes humanos. Esta es nuestra 
 política. 
 Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra 
 aspiración?. Puedo responder con una 
 palabra: 
 Victoria, victoria a toda costa, victoria a 
 pesar de todo el terror; victoria por 
 largo y duro que pueda ser su camino; 
 porque, sin victoria, no hay 
 supervivencia. Tened esto por cierto; 
 no habrá supervivencia para todo 
 aquello que el Imperio Británico ha 
 defendido, no habrá supervivencia 
 para el estímulo y el impulso de todas 
 las generaciones, para que la 
 humanidad avance hacia su objetivo. 
 Pero yo asumo mi tarea con ánimo y 
 esperanza. 
 Estoy seguro de que no se tolerará que 
 nuestra causa se malogre en medio de 
 los hombres. En este tiempo me siento 
 autorizado para reclamar la ayuda de 
 todas las personas y decir: «Venid, 
 pues, y vayamos juntos adelante con 
 nuestras fuerzas unidas.” 
 ALGUNAS ANECDOTAS SIMPATICAS. 
 Cuando Churchill cumplió 80 años un 
 periodista menor de 30 fue a 
 fotografiarlo y le dijo: 
 - Sir Winston, espero fotografiarlo 
 nuevamente cuando Ud cumpla 90 
 años. 
 Respuesta de Churchill: 
 - ¿Por qué no? Ud parece bastante 
 saludable. 
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 El General Montgomery estaba siendo 
 homenajeado, por vencer a Rommel 
 en la batalla de África, en la IIª Guerra 
 Mundial. 
 Discurso del General Montgomery: 
 -’No fumo, no bebo, no prevarico y soy 
 un héroe’ 
 Churchill oyó el discurso y con celos, 
 retrucó: 
 -’Yo fumo, bebo, prevarico y soy el jefe 
 de él.’ 
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 Sucedió en el Parlamento inglés. Fue 
 durante uno de los discursos de 
 Churchill en el que una diputada de la 
 oposición, pidió la palabra. Todos 
 sabía que a Churchill no le gustaba 
 que interrumpiesen sus discursos. Pero 
 la palabra le fue dada a la diputada y 
 ella dijo en alto y buen tono: 
 -Sr. Ministro, si Vuestra Excelencia 
 fuese mi marido, yo pondría veneno en 
 su café 
 Churchill, con mucha calma, se quitó 
 los lentes, y en aquel silencio en el que 
 todos estaban esperando la respuesta 
 exclamó 
 -Y si yo fuese su marido, me tomaba 
 ese café. 
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 Cuando Charles de Gaulle discutía con 
 Churchill acerca de cierta operación 
 militar, el francés notó cómo Churchill 
 hacía demasiado hincapié en los costo 
 de la operación, y en que no era 
 financieramente rentable. Esto 
 exasperó al general deGaulle, quien 
 dijo: 
 -Ustedes los Ingleses solamente pelean 
 por el dinero, deberían aprender de 
 nosotros los franceses, que luchamos 
 por el honor y la dignidad, Sir Winston 
 replicó, bastante calmado: 
 -Bueno, cada quien pelea por lo que le 
 hace falta. 
 Fuentes: http:// 
 www.historiasiglo20.org/TEXT/ 
 churchill1940.htm 
 http://es.wikipedia.org/wiki/ 
 Sangre,_esfuerzo,_l 
 %C3%A1grimas_y_sudor
