El culto a las vírgenes negras se
remonta a años y años… podemos
destacar como primera referencia el
Cantar de los Cantares (s VIII a. JC):
“Negra soy, pero hermosa
Como los pabellones de Salomón;
Soy morena: es que me ha quemado el
sol.”
Así, que viendo las peanas de muchas
vírgenes negras, si leemos la frase
“Nigra sum sed formosa”… ya sabemos
de dónde proviene.
En el 431, Concilio de Éfeso, se trata
por primera vez de la figura de María,
en cuanto a divinidad, sí o no: ¿era
“Theodokus” (Madre de Dios), o
“Christotokus” (madre de la naturaleza
humada del Cristo)?. Exceptuando a
Nestorio, patriarca de Constantinopla,
que defendía lo segundo, (y fue
declarado hereje y excomulgado, por
supuesto, como no podía ser de otra
manera), la primera opción fue la que
ganó: María era Madre de Dios, y las
imágenes en las que se basaba eran
precisamente las de las diosas madre
de siempre: Isis, Kali, Cibeles… todas
negras. Todas de culturas distintas,
pero negras.
Negras eran por sus orígenes
ancestrales, por el color de la tierra
fértil… se dice que muchas fueron
talladas en madera procedente de
árboles heridos por un rayo, por tanto
su carga energética natural es
innegable.
Bernardo de Claraval, importantísimo
en la iglesia en el siglo XII, en el Císter
y entre templarios, era un rendido
devoto de María, y fomentó el culto a
las vírgenes negras… el Temple, desde
ese momento, propaga allende los
mares su imagen, en Cruzadas, y
después de ellas.
Manantiales de aguas subterráneas
cristalinas y milagrosas es una de las
características del culto a esas
vírgenes… y encima el pedestal con la
virgen, sosteniendo al Niño, coronado
como rey, exhibiendo la bola del
mundo… otras mamando, otras
impartiendo paz en el mundo.
Las facciones siempre fueron mas
orientales que occidentales: negras
pero de rasgos no propios de la raza.
Rasgos finos y delicados, pequeñitas, y
siempre de madera. Emplazamientos
siempre cargados de poder, fuerza…
básicamente allí donde culturas
ancestrales antaño sabían que corrían
las energías telúricas con mas potencia.
Enclaves de cultos paganos… lugares
de poder que el Temple aprovechó
para colocar a las vírgenes y adorarlas.
No se ceñían mas que al Papa, a nadie
entre medias, asi que escogieron estos
enclaves con origen esotérico,
relacionados con esos cultos paganos,
con fertilidad, protección… y agua,
siempre agua alrededor.
Virgen de la Peña o "La Morena":
patrona de Calatayud; enfrente suya
están los restos de la alcazaba
hispanomusulmana de “Kalat- Ayub”.
Virgen Negra de Hervás, Cáceres:
manantiales de agua fresca, lugar alto,
de poder… pero la pintaron de blanco.
Tremendo.
Mare de Deu del Tura, Olot, Girona:
con un toro esculpido a los pies,
símbolo de San Lucas… la Virgen de
Montserrat, la de Ujué (Navarra), la de
Menorca… también se relacionan con
el evangelista.
La Moreneta, o Virgen de Montserrat:
enclavada en punto energético y
esotérico mas importante de Europa,
para algunos… en monasterio
benedictino construído encima de un
templo dedicado a Venus… aquí
“cuartas dimensiones”, Santos Griales
escondidos, apariciones y
desapariciones, cuevas sagradas, se
destacan. Lugar espectacular y especial
donde los haya.
Virgen de Covadonga, Asturies:
“Covadonga: cueva honda”. Está en el
interior de una gruta, en el lugar
donde Don Pelayo venció a los
musulmanes. Lugar de cultos paganos,
templarios, conciencia de una
nacionalidad cristiana, celtas… decir
bello es quedarse corto.
Nuestra Señora de Atocha, Madrid.
También relacionada con San Lucas y
el toro… los apóstoles Pedro y Santiago
la “trajeron” desde Palestina según la
leyenda; aunque en realidad la talla es
del siglo XII.
Y quedan muchas, muchísimas. Solo
fueron ejemplos, las citadas; no por
ello las mas importantes, ni las no, las
menos. Y muchas fueron robadas, o
desaparecieron… y se las sustituyó por
vírgenes blancas.
Fuentes: “La Ultima Virgen Negra del
Temple”, Rafael Alarcón Herrera. “La
Ultima Virgen Negra de Occidente”,
Felix Rojas. Templespaña.
Imagen: La Virgen de Montserrat
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12/7/12
29/4/12
Ordenes de Caballería de Tradición Católica Romana 2
la famosa Orden del Baño inglesa, del siglo XVIII no fué ni ha sido
jamás una “Orden” monástico-
militar sino una orden nobiliaria
de tipo cortesano.
Y la Orden escocesa de San
Andrés del Cardo, que
tradicionalmente solo dispone
de 13 miembros –por referencia
a Cristo y los Apóstoles- no tiene
una fecha de fundación
histórica confirmada,
moviéndose en el terreno de las
“leyendas imposibles” que la
entroncan con Carlomagno, por
lo que, en todo caso y por más
legendaria que fuese su génesis-
sus orígenes parahistóricos
serian incuestionablemente
católicos. Fué “resucitada” en
época estuardista y utilizada
después por los hannoverianos
protestantes a efectos
cortesanos.
Para encontrar “órdenes”
ortodoxas será necesario ir
hasta el reinado del Zar Pedro el
Grande de Todas las Rusias, el s.
XVII, y eran, como la del Baño
inglés, distinciones cortesanas,
pero en todo caso nunca
verdaderas órdenes monástico-
militares de Caballería.
La realidad histórica es que las
Órdenes de Caballería
monásticas y militares son fruto
del Cristianismo Católico
Romano Occidental. Podría
haber algunos caballeros
bizantinos y ortodoxos.
Tal vez.
Pero en el Imperio Bizantino
Cristiano Ortodoxo no hubo
jamás Órdenes de caballería
monásticas y religioso-militares
seguidoras de las reglas de San
Benito de Núrsia, de San Agustín
de Hipona o de San Bernardo
de Claraval.
Tradicionalmente, en Bizancio
no se armaba caballeros ni
como muestra de
reconocimiento imperial; para
recompensar méritos o valores
nombraban sebastocrátores,
basileopátores, estrategos,
déspotas, drungarios, logotetas,
megaduques, curopalatos,
protosebastos, protopoedros,
protobestiarios,
panipersebastos,
pansebastohipérbathos,
protospathariores,
koubikoularios, praepositus
sacrae cubículi, katephanos,
espatharios, hypatos,
anthypatos, protoasekretis y
muchas otras dignidades
palatinas todas ellas muy
vistosas; pero caballeros, como
los entendemos en Occidente,
no.
Bizancio era un imperio, no una
sociedad “feudal” a la
occidental. En todo caso era
“feudal” a la oriental.
El año 1453, Constantinopla
cayó en poder turco; los
Balcanes, a pesar de la
resistencia épica del albanés
Jorge Castriota (Iskander Beg o
Skanderberg = el Señor
Alejandro para los turcos),
también; la religión ortodoxa
quedó sometida al Islam turco
en los Balcanes, sieno, a la larga
Moscú (la Tercera Roma) el
relevo de Constantinopla en este
sentido.
Es evidente que ingleses,
alemanes, flamencos,
holandeses, escandinavos y
otros pueblos europeos
occidentales que ara profesan
mayoritariamente confesiones
cristianas no católicas como la
luterana reformada en sus
diversas formas o la anglicana,
tienen una historia en común:
un pasado católico romano
también mayoritario (husitas,
bogomiles y cátaros aparte); el
mismo rey Enrique VIII de
Inglaterra siempre se consideró
católico a pesar de haber roto
con la jerarquía eclesiástica
romana.
Y la mayoría de alemanes o
daneses del s. XV se
consideraría totalmente papista.
Porque de hecho, las dos
grandes reformas del
Cristianismo Occidental, la
luterana y la Tudor, tuvieron
lugar en el s. XVI; doscientos
años después de la disolución
de la Orden del Temple.
Hasta entonces, la Cristiandad
Católica Romana también eran
ellos. Por ese motivo, la Orden
del Temple y el resto de
Órdenes de Caballería religioso-
militares también integra sus
historias y las pueden tener
como un referente cristiano
anterior a toda división religiosa
en sus tierras respectivas.
Nadie puede negar su pasado.
Y cualquier anglicano actual
sabe que sus antepasados
fueron a la III Cruzada Católica
con Ricardo Corazón de León y
las Órdenes del Temple y del
Hospital y lucharon juntos en
Acre y en Arsuf.
Porque cualquier anglicano
actual sabe que todos los
caballeros templarios ingleses
eran católicos romanos. No
había otros. Un templario era
católico. Y pensaba y actuaba y
rezaba y luchaba como católico
romano papista.
Sin más fantasías.
Iba a las Cruzadas que
ordenaba y/o bendecía el Papa
y Obispo de Roma, sucesor del
Apóstol San Pedro y Piedra
Angular de la Iglesia Cristiana
Católica Apostólica y Romana.
No tendría ningún sentido
pensar otra cosa porque en
1190 no habia alternativas para
ser un monje-cristiano-caballero
de la Orden del Temple.
No hubo Templarios (ni
hospitalarios, ni sepulcristas, ni
santiaguinos, ni calatravos, ni…)
husitas, bogomiles, cátaros o
priscilianistas. O satanistas.
Al menos, públicamente,
oficialmente y/o como colectivo.
O eran católicos o no eran
miembros de la Orden.
Obviamente, menos aún habría
templarios sunnitas, o
seguidores de cualquier religión
no cristiana.
Serían apóstatas.
Por supuesto no pudo haber
nunca templarios luteranos. Ni
anglicanos. Obviamente sería un
anacronismo plantearlo tan
solo.
Y por supuesto, tampoco hubo
ningún templario ortodoxo
griego que se sepa: hubiera sido
imposible técnicamente ser
papista y no serlo
simultáneamente. La Iglesia
Romana lo hubiera
excomulgado y expulsado de la
Orden, en el mejor de los casos,
sino lo hubiera enviado a la
hoguera. La Bizantina le hubiera
sacado los ojos como mínimo…
y después algo peor.
A pesar de la reforma luterana y
Tudor, como ya sabemos, hay
monjes benedictinos también
luteranos en Suecia y Anglicanos
en el Reino Unido.
Pero todos consideran el
patronazgo de la figura de San
Beda el Venerable, que fué -
¿como no iba a serlo en su
época?- católico romano.
La misma Orden Teutónica,
afincada en Prusia, devino
mayoritariamente luterana con
el tiempo, pero nunca renegó
por ello de su historia como
católica cuando lo fué
anteriormente.
¿O es que el Gran Maestre
Hermann Von Salza fué luterano
o bogomil?
Cuestionarlo solo, ya sería negar
sus orígenes.
Por todo lo expuesto es fácil
deducir que la Iglesia Ortodoxa
Bizantina no estuvo nunca
implicada en el hecho histórico
de las Órdenes Monástico-
Militares de Caballería nacidas
en el transcurso de las
Cruzadas.
Como quiera que el modelo
referencial de la Orden Interior
de los CBCS se inspira en el
arquetipo de la Caballería
Templaria, que nació y fué
siempre Católica Romana, es
vital que todo miembro del RER
provinente de la confesión
cristiana de la que venga
(luterana, evangelista, ortodoxa,
malankara, calvinista, anglicana,
melquita, hugonote, maronita,
baptista, anabaptista,
episcopaliana, presbiteriana,
copta o cualquier otra confesión
cristiana trinitaria, todas ellas
muy dignas de respeto y
consideración) que aspire a la
Caballería Bienhechora de la
Ciudad Santa, tenga claro que el
Temple fué, desde su génesis
hasta su disolución, católico
romano.
Los compromisos de la
Caballería en el seno del RER
son los que son ritualmente:
seguramente, cuando Willermoz
creó el RER, pensaría en el
cristianismo mayoritario en su
época, y que podria nutrir
sobradamente las filas
rectificadas: católicos romanos;
luteranos, evangelistas,
hugonotes y calvinistas;
anglicanos, episcopalianos,
prebiterianos…; obviamente
seria difícil que pensase en un
malankara llamando a la puerta
de una logia rectificada para
iniciarse en el RER.
Bienvenido hubiera sido, pero
realmente, la cosa pintaba
“difícil”.
Pero Willermoz sabía
sobradamente que el Temple
fué católico.
De la misma manera, en pleno
siglo XVIII, Willermoz más
difícilmente podría esperar una
gran afluencia de hermanos
ortodoxos griegos al seno del
RER: hasta los hechos -cuarenta
y pico años posteriores- de 1821
(Theodoros Kolokotronis -el
“Garibaldi” griego-, la heroica
Laskarina Bubulina -la “Agustina
de Aragón” o la “Mariana
Pineda” griega-, Missolonghi,
Lord Byron, el poeta mártir Rigas
Velestinlis Feralos, Ioannis
Kapodístrias, Dionisios Solomós
-el poeta normalizador del
griego y autor del himno
nacional griego, un poco entre
los catalanes Aribau y Pompeu
Fabra…-) Grecia formaba parte
del imperio turco otómano; y un
eventual “rectificado” ortodoxo
griego del momento hubiera
sido más candidato al
empalamiento que al
armamento como CBCS...
jamás una “Orden” monástico-
militar sino una orden nobiliaria
de tipo cortesano.
Y la Orden escocesa de San
Andrés del Cardo, que
tradicionalmente solo dispone
de 13 miembros –por referencia
a Cristo y los Apóstoles- no tiene
una fecha de fundación
histórica confirmada,
moviéndose en el terreno de las
“leyendas imposibles” que la
entroncan con Carlomagno, por
lo que, en todo caso y por más
legendaria que fuese su génesis-
sus orígenes parahistóricos
serian incuestionablemente
católicos. Fué “resucitada” en
época estuardista y utilizada
después por los hannoverianos
protestantes a efectos
cortesanos.
Para encontrar “órdenes”
ortodoxas será necesario ir
hasta el reinado del Zar Pedro el
Grande de Todas las Rusias, el s.
XVII, y eran, como la del Baño
inglés, distinciones cortesanas,
pero en todo caso nunca
verdaderas órdenes monástico-
militares de Caballería.
La realidad histórica es que las
Órdenes de Caballería
monásticas y militares son fruto
del Cristianismo Católico
Romano Occidental. Podría
haber algunos caballeros
bizantinos y ortodoxos.
Tal vez.
Pero en el Imperio Bizantino
Cristiano Ortodoxo no hubo
jamás Órdenes de caballería
monásticas y religioso-militares
seguidoras de las reglas de San
Benito de Núrsia, de San Agustín
de Hipona o de San Bernardo
de Claraval.
Tradicionalmente, en Bizancio
no se armaba caballeros ni
como muestra de
reconocimiento imperial; para
recompensar méritos o valores
nombraban sebastocrátores,
basileopátores, estrategos,
déspotas, drungarios, logotetas,
megaduques, curopalatos,
protosebastos, protopoedros,
protobestiarios,
panipersebastos,
pansebastohipérbathos,
protospathariores,
koubikoularios, praepositus
sacrae cubículi, katephanos,
espatharios, hypatos,
anthypatos, protoasekretis y
muchas otras dignidades
palatinas todas ellas muy
vistosas; pero caballeros, como
los entendemos en Occidente,
no.
Bizancio era un imperio, no una
sociedad “feudal” a la
occidental. En todo caso era
“feudal” a la oriental.
El año 1453, Constantinopla
cayó en poder turco; los
Balcanes, a pesar de la
resistencia épica del albanés
Jorge Castriota (Iskander Beg o
Skanderberg = el Señor
Alejandro para los turcos),
también; la religión ortodoxa
quedó sometida al Islam turco
en los Balcanes, sieno, a la larga
Moscú (la Tercera Roma) el
relevo de Constantinopla en este
sentido.
Es evidente que ingleses,
alemanes, flamencos,
holandeses, escandinavos y
otros pueblos europeos
occidentales que ara profesan
mayoritariamente confesiones
cristianas no católicas como la
luterana reformada en sus
diversas formas o la anglicana,
tienen una historia en común:
un pasado católico romano
también mayoritario (husitas,
bogomiles y cátaros aparte); el
mismo rey Enrique VIII de
Inglaterra siempre se consideró
católico a pesar de haber roto
con la jerarquía eclesiástica
romana.
Y la mayoría de alemanes o
daneses del s. XV se
consideraría totalmente papista.
Porque de hecho, las dos
grandes reformas del
Cristianismo Occidental, la
luterana y la Tudor, tuvieron
lugar en el s. XVI; doscientos
años después de la disolución
de la Orden del Temple.
Hasta entonces, la Cristiandad
Católica Romana también eran
ellos. Por ese motivo, la Orden
del Temple y el resto de
Órdenes de Caballería religioso-
militares también integra sus
historias y las pueden tener
como un referente cristiano
anterior a toda división religiosa
en sus tierras respectivas.
Nadie puede negar su pasado.
Y cualquier anglicano actual
sabe que sus antepasados
fueron a la III Cruzada Católica
con Ricardo Corazón de León y
las Órdenes del Temple y del
Hospital y lucharon juntos en
Acre y en Arsuf.
Porque cualquier anglicano
actual sabe que todos los
caballeros templarios ingleses
eran católicos romanos. No
había otros. Un templario era
católico. Y pensaba y actuaba y
rezaba y luchaba como católico
romano papista.
Sin más fantasías.
Iba a las Cruzadas que
ordenaba y/o bendecía el Papa
y Obispo de Roma, sucesor del
Apóstol San Pedro y Piedra
Angular de la Iglesia Cristiana
Católica Apostólica y Romana.
No tendría ningún sentido
pensar otra cosa porque en
1190 no habia alternativas para
ser un monje-cristiano-caballero
de la Orden del Temple.
No hubo Templarios (ni
hospitalarios, ni sepulcristas, ni
santiaguinos, ni calatravos, ni…)
husitas, bogomiles, cátaros o
priscilianistas. O satanistas.
Al menos, públicamente,
oficialmente y/o como colectivo.
O eran católicos o no eran
miembros de la Orden.
Obviamente, menos aún habría
templarios sunnitas, o
seguidores de cualquier religión
no cristiana.
Serían apóstatas.
Por supuesto no pudo haber
nunca templarios luteranos. Ni
anglicanos. Obviamente sería un
anacronismo plantearlo tan
solo.
Y por supuesto, tampoco hubo
ningún templario ortodoxo
griego que se sepa: hubiera sido
imposible técnicamente ser
papista y no serlo
simultáneamente. La Iglesia
Romana lo hubiera
excomulgado y expulsado de la
Orden, en el mejor de los casos,
sino lo hubiera enviado a la
hoguera. La Bizantina le hubiera
sacado los ojos como mínimo…
y después algo peor.
A pesar de la reforma luterana y
Tudor, como ya sabemos, hay
monjes benedictinos también
luteranos en Suecia y Anglicanos
en el Reino Unido.
Pero todos consideran el
patronazgo de la figura de San
Beda el Venerable, que fué -
¿como no iba a serlo en su
época?- católico romano.
La misma Orden Teutónica,
afincada en Prusia, devino
mayoritariamente luterana con
el tiempo, pero nunca renegó
por ello de su historia como
católica cuando lo fué
anteriormente.
¿O es que el Gran Maestre
Hermann Von Salza fué luterano
o bogomil?
Cuestionarlo solo, ya sería negar
sus orígenes.
Por todo lo expuesto es fácil
deducir que la Iglesia Ortodoxa
Bizantina no estuvo nunca
implicada en el hecho histórico
de las Órdenes Monástico-
Militares de Caballería nacidas
en el transcurso de las
Cruzadas.
Como quiera que el modelo
referencial de la Orden Interior
de los CBCS se inspira en el
arquetipo de la Caballería
Templaria, que nació y fué
siempre Católica Romana, es
vital que todo miembro del RER
provinente de la confesión
cristiana de la que venga
(luterana, evangelista, ortodoxa,
malankara, calvinista, anglicana,
melquita, hugonote, maronita,
baptista, anabaptista,
episcopaliana, presbiteriana,
copta o cualquier otra confesión
cristiana trinitaria, todas ellas
muy dignas de respeto y
consideración) que aspire a la
Caballería Bienhechora de la
Ciudad Santa, tenga claro que el
Temple fué, desde su génesis
hasta su disolución, católico
romano.
Los compromisos de la
Caballería en el seno del RER
son los que son ritualmente:
seguramente, cuando Willermoz
creó el RER, pensaría en el
cristianismo mayoritario en su
época, y que podria nutrir
sobradamente las filas
rectificadas: católicos romanos;
luteranos, evangelistas,
hugonotes y calvinistas;
anglicanos, episcopalianos,
prebiterianos…; obviamente
seria difícil que pensase en un
malankara llamando a la puerta
de una logia rectificada para
iniciarse en el RER.
Bienvenido hubiera sido, pero
realmente, la cosa pintaba
“difícil”.
Pero Willermoz sabía
sobradamente que el Temple
fué católico.
De la misma manera, en pleno
siglo XVIII, Willermoz más
difícilmente podría esperar una
gran afluencia de hermanos
ortodoxos griegos al seno del
RER: hasta los hechos -cuarenta
y pico años posteriores- de 1821
(Theodoros Kolokotronis -el
“Garibaldi” griego-, la heroica
Laskarina Bubulina -la “Agustina
de Aragón” o la “Mariana
Pineda” griega-, Missolonghi,
Lord Byron, el poeta mártir Rigas
Velestinlis Feralos, Ioannis
Kapodístrias, Dionisios Solomós
-el poeta normalizador del
griego y autor del himno
nacional griego, un poco entre
los catalanes Aribau y Pompeu
Fabra…-) Grecia formaba parte
del imperio turco otómano; y un
eventual “rectificado” ortodoxo
griego del momento hubiera
sido más candidato al
empalamiento que al
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