El fenómeno comenzó cuando una
mujer, Frau Troffea, comenzó a bailar
incontroladamente en una calle de
Estrasburgo. Esto duró entre cuatro y
seis días. En una semana, otras
treinta o cuarenta personas se
habían unido a ella y en un mes
había en las calles aproximadamente
cuatrocientos danzantes.
Diversos documentos históricos,
incluyendo "observaciones médicas,
sermones catedralicios, crónicas
locales y regionales, así como notas
publicadas por el consejo municipal
de Estrasburgo", dejaban claro que
las víctimas estaban bailando. El
motivo por el que esas personas
bailaran compulsivamente hasta la
muerte nunca fue esclarecido.
Mientras la epidemia se extendía,
nobles locales preocupados por la
situación pidieron consejo a médicos
de la región, los cuales descartaron la
posibilidad de causas astrológicas o
sobrenaturales, diagnosticando el
problema como una "dolencia
natural" causada por "sangre
caliente". Sin embargo, en lugar de
prescribir la sangría, las autoridades
alentaron más el baile, en parte con
la apertura de dos salones de baile:
un mercado de grano y un escenario
de madera en el lugar del fenómeno.
Esto se hizo en la creencia de que los
danzantes sólo se curarían si
continuasen bailando día y noche.
Para aumentar la efectividad de la
cura, las autoridades llegaron a
contratar músicos para mantener a
las víctimas en movimiento. Algunos
de los danzantes fueron llevados a
un santuario, donde se buscó una
cura a su problema.