3/5/12

La sibila de Cumas

"Cuando los dioses quieren
castigarnos conceden nuestros
deseos".
Leyenda que da origen a la frase.
Cuenta la leyenda que Apolo había
prometido el obsequio de cumplir su
mayor deseo a la sibila de Cumas.
Llegado el momento La sibila cogió un
puñado de arena en su mano y pidió
vivir tantos años como partículas de
tierra había cogido; pero se le olvidó
pedir la eterna juventud, así es que
con los años empezó a consumirse
padeciendo los horrores de una
senectud interminable, hasta que,
convertida en una suerte de grillo
reseco, y tuvieron que depositarla en
una jaula que colgaron del templo de
Apolo en Cumas. Los niños que se
acercaban zarandeaban la jaulita
gritando, "Sibila, Sibila, ¿qué nos
cuentas?", y acercando el oído podían
escuchar un apenas audible chirrido
estridente y agónico: "¡quiero morir,
quiero morir!".
Vivió 9 vidas humanas de 110 años
cada una.
"Dentro de la mitología griega, la Sibila
de Cumas era natural de Eritrea,
ciudad importante de Jonia (en la costa
oeste de la actual Turquía). Su padre
era Teodoro y su madre una ninfa. Se
cuenta de ella que nació en una gruta
del monte Córico. Nació con el don de
la profecía y hacía sus predicciones en
verso. Se la conocía como Sibila de
Cumas porque pasó la mayor parte de
su vida en esta ciudad situada en la
costa de Campania (Italia).
En la Antigüedad se la consideró como
la más importante de las diez sibilas
conocidas. A ésta se la llamaba
también Deífoba, palabra que significa
deidad o forma de dios ya que Apolo
era el dios que inspiraba las profecías
de las sibilas.
También se cuenta de ella -y así lo
recoge la Eneida- que en una ocasión
guió a Eneas, príncipe troyano, a través
del Hades para visitar a su padre
Anquises.
En otra ocasión se presentó ante el rey
romano Tarquinio el Soberbio como
una mujer muy anciana y le ofreció
nueve libros proféticos a un precio
extremadamente alto. Tarquino se
negó pensando en conseguirlos más
baratos y entonces la sibila destruyó
tres de los libros. A continuación le
ofreció los seis restantes al mismo
precio que al principio; Tarquinio se
negó de nuevo y ella destruyó otros
tres. Ante el temor de que
desaparecieran todos, el rey aceptó
comprar los tres últimos pero pagó
por ellos el precio que la sibila había
pedido por los nueve. Estos tres libros
fueron guardados en el templo de
Júpiter y eran consultados en
situaciones muy especiales. En 83 a. C.
el fuego destruyó los llamados Libros
Sibilinos originales y hubo que formar
una nueva colección que no ha llegado
hasta nuestros días porque en 405
también se destruyeron. Estos libros
ejercieron gran influencia en la religión
romana hasta el reinado de Augusto."
Fuente: “Mitos y Leyendas de la
Antigüedad” y Wikipedia.
Imagen: "Sibilla Cumaea", de Elihu
Vedder