Un instante eterno. Una calma tensa. 
 Una completa selección. Una luz 
 oscura… todos estos son oxímoros 
 (luego veremos la problemática del 
 plural), es decir, una figura lógica 
 consistente en la combinación en una 
 misma estructura sintáctica de dos 
 palabras o expresiones de significado 
 opuesto, que originan un nuevo 
 sentido, según el diccionario de la RAE. 
 El sentido literal del oxímoron es 
 absurdo por lo opuesto de lo concepto 
 que lo forman, obligando al lector o al 
 oyente a esforzarse por captar el 
 sentido metafórico. Por ejemplo “un 
 silencio atronador”. Se trata pues de 
 un recurso literario y retorico muy 
 apreciado por la poesía, aunque 
 también por la prosa. 
 La palabra es un neologismo del siglo 
 XVIII derivado del griego que une los 
 lexemas οxýs (agudo, punzante) y 
 morós (fofo, romo, tonto). Existe cierta 
 discrepancia sobre cuál es el plural de 
 la palabra: el Diccionario panhispánico 
 de dudas (una obra elaborada por la 
 RAE y la Asociación de Academias de la 
 Lengua Española con el propósito de 
 resolver las dudas relacionadas con el 
 uso del idioma español en toda la 
 comunidad hispanohablante) sugiere 
 los plurales “los oxímoron” o “los 
 oxímoros”, pero algunos autores lo 
 pluralizan como “oximorones”. 
 Tenemos ejemplos de oxímoros en 
 numerosos escritores de prestigio, 
 como: 
 San Juan de la Cruz (“Que tiernamente 
 hieres” o “La música callada”) 
 Quevedo (“Es hielo abrasador, es 
 fuego helado”) 
 Luis de Gongora (“Y mientras con 
 gentil descortesía mueve el viento la 
 hebra voladora… “) 
 Pérez Galdós (“Todo iba como una 
 seda para aquella feroz hormiga, 
 cuando de súbito le afligió el cielo con 
 tremenda desgracia“) 
 Lope de Vega: 
 “Sosiega un poco, airado temeroso 
 humilde vencedor, niño gigante 
 cobarde matador, firme inconstante 
 traidor leal, rendido victorioso. 
 Déjame en paz, pacífico furioso, 
 villano hidalgo, tímido arrogante, 
 cuerdo loco, filósofo ignorante, 
 ciego lince, seguro cauteloso… “ 
 (Lope de Vega, Rimas, LXXIX) 
 Jorge Luis Borges (“Beatriz era alta, 
 frágil, muy ligeramente inclinada; había 
 en su andar (si el oxímoron es 
 tolerable) una como graciosa torpeza, 
 un principio de éxtasis”, de El Aleph, o 
 “En la figura que se llama oxímoron, se 
 aplica a una palabra un epíteto que 
 parece contradecirla; así los gnósticos 
 hablaron de una luz oscura; los 
 alquimistas, de un sol negro”, de El 
 Zahir) 
 Charles Baudelaire (“Placeres 
 espantosos y dulzuras horrendas”) 
 Shakespeare (“Santo maldito, 
 honorable villano, engaño leal...”) 
 Charles Dickens (“Era un hombre al 
 que podría llamársele el fanfarrón de 
 la humildad” o “Pocos lugares existen 
 a los que me parezca tan grato 
 regresar cuando estoy de mal humor 
 como aquellos en los que nunca he 
 estado”) 
 Existen, por otro lado, algunas 
 expresiones que pueden entenderse 
 como oxímoros, pero que constan de 
 un solo término: altibajos, claroscuro, 
 quitaipón, subeibaja, vaivén… 
 Además, determinadas expresiones, 
 como “memoria histórica”, “ciencias 
 ocultas”, “realidad virtual” o la famosa 
 “inteligencia militar” de Groucho Marx, 
 pueden ser entendidas como 
 oxímoros. 
 Mas info y fuentes por aquí: http:// 
 www.oximoron.com/quees.html , aquí: 
 http://www.oximoron.com/lista- 
 oximoron.html , aquí: http:// 
 retorica.librodenotas.com/Recursos- 
 estilisticos-semanticos/oximoron , aquí: 
 http://buscon.rae.es/draeI/ 
 SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=ox 
 %EDmoron , aquí: http:// 
 es.wikipedia.org/wiki/Ox 
 %C3%ADmoron
