Con la triste denominación de pájaros 
 bobos, los pingüinos descienden de 
 aves voladoras especializadas en el 
 buceo. La pérdida en su capacidad de 
 volar y la atrofia de las alas, más 
 parecidas a unas aletas que a lo que 
 en realidad son, se debe a su 
 adaptación al medio acuático, donde 
 se manejan con verdadera destreza y 
 alcanzan los 40 km/hora. 
 Existen 18 especies y 6 géneros de 
 pingüinos que habitan en su mayoría 
 en la Antártida e islas subantárticas, 
 como el emperador, rey, adelia, 
 barbijo, papúa, macarroni y penacho 
 amarillo; el resto se distribuye en la 
 zona de Australia, Nueva Zelanda y 
 Sudáfrica. Para todas las clases la 
 alimentación básica es el krill, los 
 calamares y otros pequeños peces. 
 Son aves gregarias y, tanto en mar 
 como en tierra, siempre se mueven en 
 bandadas. En las pobladas y ruidosas 
 colonias, se los ve caminar erguidos 
 con un divertido balanceo, causado 
 por sus patas cortas que colocan una 
 encima de otra. De acuerdo a la 
 especie, miden entre los 38 y los 120 
 centímetros de altura, aunque los 
 pingüinos emperador pueden superar 
 esta medida. 
 Las plumas constituyen otra 
 adaptación al ambiente marino. 
 Parecidas a las escamas, sus pequeñas 
 plumas recubren todo el cuerpo y, en 
 general, son blancas en el abdomen y 
 pecho y negras en el lomo. Esta forma 
 de adaptación les permite soportar 
 temperaturas extremas. El cuerpo, 
 relativamente menor a su volumen 
 total, facilita una excelente 
 conservación del calor, incrementada 
 en algunas especies por una gruesa 
 capa de grasa que funciona como 
 aislante térmico. Durante el verano 
 cambian todo su plumaje en poco 
 tiempo. Al reducir esta protección 
 natural, permanecen más en tierra y 
 evitan entrar al agua para alimentarse. 
 En la época de apareamiento, los 
 pingüinos se reúnen en grandes 
 colonias para reproducirse. Elijen los 
 mismos lugares que sus predecesores, 
 a veces situados a varios kilómetros del 
 océano. Al contrario de lo que se 
 piensa, no son monógamos de por 
 vida, pero sí buscan una sola pareja 
 por etapa de reproducción. Para 
 anidar pueden usar madrigueras o 
 huecos en la roca o directamente 
 pueden hacerlo a cielo abierto, sobre 
 las piedras. En el caso del pingüino 
 emperador y rey, incuban un solo 
 huevo por vez y lo colocan sobre sus 
 propias patas, cubriéndolo con sus 
 plumas para darles calor. 
 Ambos sexos están encargados de la 
 incubación y alimentación de los 
 polluelos, que nacen cubierto de un 
 plumón grisáceo. Es común verlos 
 turnarse para cuidar el nido e ir a 
 buscar el alimento que luego 
 regurgitan de su estómago en el pico 
 de su cría. 
 Cuando los jóvenes han mudado y 
 adquirido su primer plumaje, entran al 
 mar y se buscan alimento por si 
 mismos. 
 Sus enemigos naturales son las focas 
 leopardo y las orcas. Las aves skuas 
 atacan los nidos que han sido 
 descuidados para robar los huevos o 
 las crías. Estos pichones suelen quedar 
 solos cuando los padres buscan 
 alimento en el mar y se reúnen en 
 “guarderías” para cuidarse de sus 
 depredadores. 
 Es en esta época cuando nos podemos 
 encontrar con ellos poblando las islas y 
 playas de la península antártica. 
 Fuente: http:// 
 www.interpatagonia.com/paseos/ 
 un_singular_habitante/ 
 http://www.ecopibes.com/mundo/ 
 antartida/pinguinos.htm
