A las afueras de un minúsculo pueblo 
 llamado Klevan, en Ucrania, se 
 encuentra uno de los pasadizos 
 naturales más notables del planeta. Se 
 trata de un frondoso túnel, 
 perfectamente moldeado, que 
 atraviesa un bosque. El escenario 
 remite a una especie de portal verde 
 que sigilosamente aguarda ser 
 atravesado. 
 Curiosamente este vórtice frondoso, 
 una de las principales atracciones 
 naturales de Ucrania, nació a partir de 
 la interacción entre la naturaleza y el 
 ser humano: el sublime conducto fue 
 moldeado por el paso recurrente de 
 un tren a través del bosque. 
 Localmente se le conoce como 
 “Тоннель любви” (“Túnel del amor” 
 en ruso), por la gran atracción que 
 genera en parejas de visitantes que 
 deciden atravesarlo tomados de la 
 mano. 
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