Según una tradición japonesa, quien 
 hace 1000 grullas de papel, puede 
 pedir un deseo con la seguridad de 
 que se le concede.  
  
 El arte del origami es muchas veces 
 desechado y a veces incluso 
 despreciado por muchos como 
 juego de niños, por pensar que son 
 los más pequeños quienes más 
 disfrutan de esto. Dicho así, el 
 origami no sería más que una 
 manualidad más, como jugar con 
 plastilina o hacer collage. Pero el 
 origami es mucho más; es un 
 verdadero arte como tanto que nos 
 ha dado la tierra del Sol Naciente. 
 No hay forma que el origami no ha 
 reproducido en algún momento, ya 
 sea de forma representativa o 
 abstracta. Tomando como ejemplo 
 la rana saltarina, ella en realidad 
 sólo sugiere una rana; es posible 
 hacer una rana con dedos, ojos y 
 boca, puramente doblando, sin 
 cortar ni pegar y usando un solo 
 papel. Dragones de tres cabezas, un 
 hombre a caballo, un baterista, una 
 mariposa con sus cuatro alas, dos 
 antenas y seis patas... todos pueden 
 salir de un solo papel, usando sólo 
 dobleces. El mundo del origami es 
 tan vasto como la propia 
 imaginación del doblador. 
 La gran parte de lo que se sabe hoy 
 en día del origami se le debe a un 
 extraordinario hombre que dedicó 
 cincuenta años de su vida al estudio 
 de este noble arte. Su nombre era 
 Akira Yoshizawa, quien fue al 
 encuentro con Buda el 14 de marzo 
 de este año, el día que cumplió 94 
 años. Era un hombre bajito, pero 
 estaba lleno de un espíritu humano 
 gigantesco, una sensibilidad 
 incomparable y un talento increíble 
 para hacer que un papel comenzara 
 a respirar sólo con unos pocos 
 dobleces. Este talento fue utilizado 
 para crear al menos 70.000 figuras 
 originales, de las que sólo unas 
 pocas centenas están diagramadas 
 en algunos libros. 
 Últimamente está de moda en 
 origami doblar usando papel de 
 aluminio para mantener su forma y 
 lograr verdaderas puntas y mayor 
 realismo. Yoshizawa despreciaba el 
 uso de aluminio. Él buscaba que sus 
 modelos fueran absolutamente 
 naturales, y por ello desarrolló la 
 técnica de plegado al húmedo, lo 
 que le permitía moldear sus 
 modelos y darles permanencia. Pero 
 no importa cuánta atención le 
 dedicares a un modelo, el tiempo o 
 los accidentes invariablemente le 
 afectarían. Por eso, Yoshizawa 
 desarrolló (ligeramente modificado 
 por otro insigne origamista, Samuel 
 Randlett, en los '60) un conjunto de 
 símbolos y métodos de 
 diagramación para que un modelo 
 pudiese ser doblado y doblado una 
 y otra vez, dejando un legado 
 permanente de su talento. 
 Pero más que grandes técnicas, 
 Akira Yoshizawa nos deja con la 
 esperanza de que el origami es una 
 forma de paz espiritual, que 
 aceptemos que al doblar estamos 
 creando vida, que no hay otra forma 
 que nos podamos acercar más a 
 Dios. Que el maestro descanse en 
 paz, y como alguien me dijo una vez, 
 gracias a Dios por haberlo tenido. 
 "Estoy convencido que el origami 
 es el secreto para la paz mundial, 
 porque cuando usamos nuestras 
 manos para doblar no estamos 
 pensando en la destrucción." 
 Akira Yoshizawa 
  
 La foto es un paso a paso para hacer una grulla.. En caso de que alguno quiera pedir un deseo
