30/3/14

BERSERKER

Los berserker eran guerreros vikingos
que combatían semidesnudos,
cubiertos de pieles. Entraban en
combate en trance, poseídos por el
odio, insensibles al dolor, y llegaban
a morder sus escudos y a echar
espuma por la boca.
Se lanzaban al combate con furia
ciega, incluso sin armadura ni
protección alguna; hasta se ha oído
el caso de que se lanzaban al agua
antes de tiempo de un drakkar y se
ahogaban sin que nada se pudiera
hacer. Su sola presencia atemorizaba
a sus enemigos e incluso a sus
compañeros de batalla.
El origen etimológico de esta palabra
es incierto, una teoría dice que deriva
de berr ('desnudo') y serkr (prenda
de vestir similar a una camisa). Otra
teoría afirma que deriva del
germánico berr ('oso') ya que solían
usar pieles de animales (osos, lobos y
venados).
Se cree que su resistencia e
indiferencia al dolor provenían del
consumo de hongos alucinógenos
(amanita muscaria), o por la ingesta
de pan o cerveza contaminados por
cornezuelo del centeno.
Los vikingos consumían cerveza con
beleño negro,planta alucinógena de
la familia de las solanáceas. Es
posible que consumieran dichas
cervezas para entrar en combate. El
beleño produce una sensación de
gran ligereza, parece que uno pierde
peso y se siente tan ingrávido que
acaba creyendo que se eleva por los
aires. Como la belladona, causa furia
y violencia, no raramente
acompañadas de carcajadas
delirantes; los alcaloides de esta
planta son altamente tóxicos y
pueden ocasionar el coma o la
muerte.
En cierto modo, la religión de estos
grandes guerreros también les
inducía a tener una gran furia en
combate. Sus dioses, todos ellos
guerreros, exigían —para alcanzar el
más puro de los paraísos a su alcance
— tener la muerte más noble en la
batalla.
Su muerte era una fiesta, no un
conjunto de penas: el guerrero era
conducido a una gran barcaza de
madera en la cual iniciaría el viaje al
Valhalla. Se dejaba llevar corriente
río abajo, mientras la barca ardía.
Ya se mencionaban en la saga
Vatnsdœla, Haraldskvæði y la saga
Völsunga, se decía que se cubrían
con una piel de lobo cuando
entraban en combate. Los Úlfhéðnar
fueron definidos como guerreros de
élite de Odin, con la piel de lobo y
una lanza como perfil más
característico.
Llegaron a componer una guardia
personal (no más de una docena) al
servicio de varios reyes vikingos.
Fueron marginados por la sociedad
por considerárseles locos, y una
leyenda que recorría los países
nórdicos contaba que se convertían
en hombres lobo, lo que motivó que
se les temiera más y se les recluyera,
ya en la cristiandad, por considerarlos
poseídos por el diablo...

La Sociedad de “La Niebla”

Gerard de Nerval o Julio Verne,
maestros de la pintura como
Delacroix o Poussin, así como otros influyentes personajes de la escena cultural y social de la Francia del siglo XIX, estuvieron vinculados a una extraña sociedad secreta conocida como ‘La Niebla’, y cuya existencia parece que transformó silenciosamente la mentalidad y la ideología de millones de personas en
todo el mundo.Aquellos que se
deleiten examinando el envés de la Historia -así, con mayúsculas-,
descubriendo entre líneas quiénes
fueron los verdaderos precursores de los cambios ideológicos y sociales de
cada momento, encontrarán sin duda en el siglo XIX un curioso y complejo mosaico de hechos que estudiar con detenimiento. No en vano, en aquella época florecieron en Europa discretos
colectivos de pensadores, místicos y políticos que, profundamente desencantados con el racionalismo que imperaba en artes y ciencias desde hacía dos siglos, decidieron emprender una acción eficaz contra tan rígido establishment. Surgieron así organizaciones de corte esotérico
como la Sociedad Teosófica y la
Golden Dawn que calaron hondo, por ejemplo, en escritores de la talla del poeta irlandés William Butler Yeats, que definió aquella situación de incipientes cambios sociales como "la rebelión del alma contra el intelecto". Europa vivió una revolución silenciosa de la que pocos historiadores se han hecho eco, y que llevó a grupos de ese corte a transformar la escena política de países como Escocia e Irlanda, cuyas
aspiraciones independentistas fueron sin duda promovidas por iniciados como Yeats, que rebuscaron en el folclore celta tratando de hallar cuántos elementos fueran necesarios
para justificar su causa
emancipadora. Algo similar sucedió también en la India donde Gandhi fue profundamente influenciado por los teósofos y donde la propia Annie Besant, que fue una notable activista
política antes de convertirse en
presidenta de la Sociedad Teosófica, respaldó y en cierta medida promovió que la India se emancipara del Imperio Británico.Pero estas transformaciones, de orden intelectual primero y de cariz político después, tuvieron un especial significado en Francia. Mientras que en Gran Bretaña la Golden Dawn "seducía" con sus ideas a autores como Bram Stoker -autor de Drácula- o Bernard Shaw, en Francia otra
sociedad, mucho más desconocida
pero igualmente influyente,
"atrapaba" en sus filas a artistas tan notables como Delacroix o Poussin, y a novelistas como Alejandro Dumas, George Sand, Gerard de Nerval o Julio
Verne.
"Fue investigando la vida de Verne - cuenta Michel Lamy, un economista afincado en París y experto en sociedades secretas- como llegué a encontrarme, por primera vez, con una sociedad secreta conocida como “la Niebla” o “Sociedad Angélica” a la que éste estuvo vinculado durante buena parte de su vida. Observando la evolución de las obras de Verne - prosigue Lamy-, vi claramente cómo él fue orientando progresivamente sus
novelas hacia temas más propios de grupos como la francmasonería
escocesa, la Golden Dawn o los
rosacruces, así que deduje que debia estar afiliado a alguna clase de grupo en Francia que le hubiera iniciado en todos esos temas".Hace unos años, Lamy publicaba por primera vez el
resultado de sus averiguaciones sobre la Niebla confirmando
definitivamente que todas sus
sospechas sobre la existencia de este grupo eran acertadas. Así descubrió que esta sociedad había pasado por diferentes etapas desde que fuera fundada en el siglo XVI por un impresor de Lyon apodado Gryphe, quien (según comenta el esoterista Grasset d’Orcet) tomó su pseudónimo
de una antigua sociedad griega
llamada ‘Néphès’ (fonéticamente muy similar a Gryphe), y que significa niebla. Ahora bien, ¿por qué Niebla? Lamy se ha formulado esta cuestión en numerosas ocasiones, "y aún no sé
bien por qué hipótesis inclinarme
"Desde un punto de vista estrictamente histórico, y dejando
aparte otras consideraciones como las apuntadas por Lamy, parece que la ideología que alimentó la Sociedad de la Niebla fue tomada de la francmasonería y que su objetivo principal -al menos en un principio- fue asimismo el de llegar a conocer a
Dios estudiando la naturaleza y sus
leyes, tal y como sostienen gnósticos y rosacruces. Pero hay más: una de sus principales fuentes de inspiración hay que buscarla en una sociedad fundada en el siglo XVIII por Adam
Weishaupt y que recibió el nombre de los Iluminados de Baviera. Los Iluminados influyeron
tremendamente en la caída del
Antiguo Régimen y en el advenimiento de la Revolución
Francesa de 1789 y, de hecho, la
importancia de su papel histórico
sería suficientemente reconocida un siglo más tarde entre los propios novelistas vinculados a La Niebla.
La sociedad de la niebla, una orden secreta que custodiaba saberes ocultos. Y después de reconstruir este episodio oculto, nos damos cuenta de que Verne ya lo dejó escrito: El protagonista de una de sus más inmortales obras; La vuelta al mundo en ochenta días, se llamaba Phileas Fogg (Fileas Fog), y Fog en
inglés, significa precisamente…
Niebla. Cuando murió estaba
acabando una obra apocalíptica…
pero que puede ser La última
profecía de Verne. Se llamaba el
libro: La invasión del mar… y contaba que Europa seria cubierta por las aguas, y que estas aguas llegarían desde los polos, y que los polos quedarían deshelados a consecuencia del cambio climático generado por los hombres… (esto lo estaba escribiendo en 1905…) y aquello provocaba que el hombre volviera a su forma de vida primitiva… El eterno Adán, una obra póstuma.Más o menos después de su muerte unas 10 ó 12 obras se publicaron… El Nostradamus de su época… El siempre dijo lo mismo: “Yo lo único que hice fue documentarme muy bien, saber cómo era el espíritu de mi época, saber cómo eran los hombres de mi época, lo que pensaban, lo que querían hacer, y yo lo único que tuve que hacer es escribir eso, y lo plasme en un papel, y eso es lo que contaba… “.

26/3/14

ERNEST HEMINGWAY POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS (Fragmento)

“—Creo que es así —asintió Anselmo—. Lo ha dicho usted de una forma tan clara, que creo que tiene que ser así. Pero, con Dios o sin Dios, creo que matar es un pecado. Quitar la vida a alguien es un pecado muy grave, a mi parecer. Lo haré, si es necesario, pero no soy de la clase de Pablo.
—Para ganar la guerra tenemos que matar a nuestros enemigos. Ha sido siempre así.
—Ya. En la guerra tenemos que
matar. Pero yo tengo ideas muy raras —dijo Anselmo. Iban ahora el uno junto al otro, entre las sombras, y el viejo hablaba en voz baja, volviendo algunas veces la cabeza hacia Jordan, según trepaba.
—No quisiera matar ni a un obispo. No quisiera matar a un propietario, por grande que fuese. Me gustaría ponerlos a trabajar, día tras día, como hemos trabajado nosotros en el campo, como hemos trabajado nosotros en las montañas, haciendo leña, todo el resto de la vida. Así sabrían lo que es bueno. Les haría que durmieran donde hemos dormido nosotros, que comieran lo que hemos comido nosotros. Pero, sobre todo, haría que trabajasen. Así aprenderían.
—Y vivirían para volver a esclavizarte.
—Matar no sirve para nada —insistió Anselmo—. No puedes acabar con ellos, porque su simiente vuelve a crecer con más vigor. Tampoco sirve para nada meterlos en la cárcel. Sólo sirve para crear más odios. Es mejor enseñarlos.
—Pero tú has matado.
—Sí —dijo Anselmo—: he matado
varias veces y volveré a hacerlo. Pero no por gusto, y siempre me parecerá un pecado.”

"Por quién doblan las campanas", en inglés "For Whom the Bell Tolls", es una novela publicada en 1940, cuyo autor, Ernest Hemingway (en la foto junto a un soldado republicano en el frente de Aragón - Foto de Robert Capa) , participó en la Guerra Civil Española como corresponsal, pudiendo ver los acontecimientos que se sucedieron durante la contienda.
El título procede de la "Meditación
XVII" de "Devotions Upon Emergent Occasions" (1624), obra perteneciente al poeta inglés John Donne (1572- 1631):
"Nadie es una isla, completo en sí
mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quien doblan las campanas: doblan por ti"

22/3/14

“Nubes”

No habrá una sola cosa que no sea
una nube. Lo son las catedrales de vasta piedra y bíblicos cristales
que el tiempo allanará. Lo es la
Odisea. que cambia como el mar. Algo hay destino cada vez que la abrimos. El reflejo de tu cara ya es otro en el espejo y el día es un dudoso laberinto.
Somos los que se van. La numerosa nube que se deshace en el poniente es nuestra imagen. Incesantemente la rosa se convierte en otra rosa.
Eres nube. Eres mar, eres olvido.
Eres también aquello que has
perdido.

Jorge Luis Borges
Fotografía: Kasia Derwinska

Las leyes de la imitación

El estado social, como el hipnótico, no es sino una forma del sueño, aquí sueño de mando convertido en acción. No tener sino ideas sugeridas y creerlas espontáneas: tal es la misión del sonámbulo, y asimismo la del hombre social (...) Fue (...) necesario, al principio de cualquier sociedad antigua, un gran despliegue de autoridad ejercido por unos cuantos hombres imperiosos y positivos. ¿Acaso gobernaron esencialmente, como se dice, mediante el terror y la impostura? De ninguna manera. Dominaron por su ‘prestigio’. El ejemplo del hipnotizador nos hace comprender la profunda significación de esta palabra. Para ser creído ciegamente por el hipnotizado, el hipnotizador no precisa mentir; tampoco necesita
aterrorizar para ser obedecido pasivamente. Es prestigioso: ello lo explica todo.
Gabriel de Tarde: “Las leyes de la
imitación” (1890)

15/3/14

Bosque Katyn

En los albores de la II Guerra Mundial, el pueblo polaco fue víctima de una de las mayores matanzas contemporáneas . Poco después de iniciarse la contienda en 1939, el ejército
alemán ocupó Polonia. Por entonces, Alemania y la URSS habían firmado el pacto secreto Molotov-Ribbentrop , un acuerdo de no agresión que preveía -con escepticismo- el
presumible reparto de Polonia entre las dos potencias. La URSS, cumpliendo su parte del pacto, entró entonces en la zona oriental del país. Los prisioneros que hizo el Ejército Rojo,
unos 25.700, fueron repartidos por varios lugares de la actual Rusia, en los campos de Kozelsk, Ostashkov y Starobels, así como por ciertas prisiones de Ucrania occidental y
Bielorrusia.
Pero el jefe de la policía secreta soviética, Lavrenti Beria , en una carta clasificada como ultrasecreta escrita el 5 de marzo de 1940, recomendó su ejecución calificándolos de
‘permanentes e incorregibles enemigos del poder soviético’. En ella se ordena a la NKVD (la policía de Estado soviética, precursora del KGB) ‘juzgar’ a los detenidos en tribunales
especiales, sin contar con su comparecencia y sin acta de acusación, mediante la mera producción de certificados de culpabilidad y que ‘se les aplique el castigo supremo: la pena
de muerte por fusilamiento’. La firma, estampada con un lapicero azul de Iosif Stalin, líder supremo de la URSS, junto a la palabra ‘za’, que significa ‘a favor’, rubrica la orden. Las
firmas de otros tres miembros del politburó la acompañan.
Así durante la primavera de ese año, el bosque de Katyn, territorio perteneciente entonces a la Unión Soviética, se convierte en el escenario de la cruenta masacre decidida por las
máximas jerarquías: unos 22.000 miembros de la élite polaca, incluidos políticos, oficiales del ejército, e incluso artistas e intelectuales, son fusilados metódicamente, uno a
uno, con un tiro en la nuca. Tras recibir el tiro de gracia, son enterrados en fosas comunes. Sólo 448 de los detenidos se salvaron del exterminio, fueron amnistiados y se integraron
en un cuerpo del ejército polaco que luchaba junto al Ejército Rojo al mando del general Anders.
El 22 de junio de 1941, Hitler invade la Unión Soviética. Stalin asiste aturdido al avance de los ejércitos hitlerianos que cruzan la ‘línea roja’ de la frontera soviética haciendo caso
omiso del pacto de  no agresión firmado con el III Reich. La guerra entre las dos potencias se convierte en la prioridad y el trágico genocidio de los polacos pasa al olvido.
Dos años después, en el mes de abril de 1943, el abominable crimen soviético sale a la luz. Unos conductores polacos que acompañaban a una unidad alemana son los primeros en
descubrir las gigantescas tumbas. Unos campesinos rusos habían dado con ellas. Se encontraban en un terreno cubierto de pinos sito a unos 400 kilómetros al oeste de Moscú, a 20
kilómetros al oeste de la ciudad de Smolensk, cerca de la carretera a Vitebsk. Según sus testimonios, el lugar servía a la NKVD como punto de ejecuciones. Había sido acotado con
alambradas y se hallaba vigilado por centinelas. Tras una intensiva búsqueda se dio con los cadáveres.
Goebbels, el ministro de propaganda nazi, convierte el descubrimiento en un arma publicitaria. Su baza está clara, los crímenes soviéticos le permiten neutralizar los primeros
atisbos de las abominaciones cometidas den los campos de exterminio nazis.
La reacción soviética es tan rápida como presumible, porque reconocer el genocidio perpetrado en Katyn hubiera significado colaborar con el nazismo . De modo que fue relegado
al olvido durante décadas. Por su parte los aliados Roosevelt, Churchill apoyaron por razones obvias el negacionismo soviético del magnicidio.
La Unión Soviética jamás reconoció oficialmente su culpabilidad . Desde el fin de la II Guerra Mundial, con Polonia adoptando un régimen comunista apoyado por el Kremlin, que
continuaba culpando del genocidio a la Gestapo nazi, la verdad continuaba oculta.
La población polaca quedó profundamente marcada por los hechos: así todavía en la década de los 50 se consideraba osado a todo aquel que se atreviese a hacer gala de su
intelectualidad.
La situación sólo cambió en 1988, cuando finalmente Moscú se vio obligado a admitir el genocidio bajo el influjo de la perestroika. La reconciliación empezaba a atisbarse. El
politburó soviético aprobó la publicación de los documentos relativos al trágico suceso y en octubre de 1990 el presidente Mijail Gorbachov se los entregó a su homónimo polaco,
Wojciech Jaruzelski, tras reconocer la responsabilidad del gobierno soviético en la masacre. En diciembre de 1991 Gorbachov entrega personalmente a Boris Yeltsin, su sucesor, la
carpeta que contiene la carta de Beria a Stalin.
El mundo asiste conmocionado a la verificación y constatación de uno de los magnicidios más dramáticos de la historia contemporánea y el pueblo polaco pugna por sacar a la luz su
verdad. En 1992 se entrega la documentación al tribunal supremo de la Federación Rusa, para que la adjuntara al proceso contra el PCUS como organización militar, así como a Lech
Walesa, presidente de Polonia. Gorbachev, ya ex presidente niega haber ocultado los documentos sobre la matanza y es procesado por decir que la causa contra el PCUS es un
“proceso de mierda”.
En 1993 Yeltsin, arrodillado en Varsovia, se disculpa ante el pueblo polaco y dos años después promueve la erección de monumentos en memoria de las víctimas. Pero a Polonia
aún le quedaba mucho camino por delante para la reparación de los hechos. Así en el 2005 Varsovia tuvo que sufrir un grave revés cuando la Fiscalía militar rusa concluyó que
la matanza no fue un acto de genocidio sino un crimen militar ya prescrito. Una película dirigida por el laureado cineasta polaco Andrezj Wajda lleva a la gran pantalla en 2007
su visión de los acontecimientos. El cineasta sabía bien de qué hablaba: su padre, el capitán Jakub Wajda, engrosaba la lista de los cadáveres de Katyn.
El mes de abril del 2010, Rusia da un paso determinante al colgar en Internet los archivos del caso. Los documentos ya no eran secretos pero su difusión constituía un gesto
deferencial hacia Polonia.
La reconciliación ruso-polaca parecía cercana cuando otra tragedia cayó sobre Polonia. Como si de una maldición se tratase, el presidente Lech Kaczynski y su esposa María,
fallecieron junto a decenas de políticos en un accidente aéreo cuando se disponían a participar en el 70º aniversario de los hechos de Katyn. Aunque la duda planeó sobre la autoría
de los hechos, nada fue demostrado.
A día de hoy el desenlace de la mayor catástrofe sufrida por Polonia en el siglo XX parece no tener fin: las últimas acciones emprendidas por los parientes de las víctimas tuvieron
lugar hace un año, el 16 de abril de 2012, cuando acudieron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para exigir a Rusia que reconociera su responsabilidad
jurídica y otorgara la calificación de genocidio a lo sucedido. Pero este tribunal se limitó a reconocer los hechos como un crimen de guerra y a condenar a Rusia por no cooperar con
ellos, y concluyó admitiendo su incapacidad para juzgar a ese país sin investigar más el asunto.

Fuente
Lavanguardia.com